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El Alambique

Aprender a leer no tiene vuelta atrás. Una vez que se domina la técnica, se hace incluso sin querer. Imposible estar delante de un cartel y no leerlo. Es un acto involuntario, inconsciente, a veces molesto, como cuando se está en la sala de espera de un consultorio médico frente a una norma, un anuncio o un aviso. Durante los largos y tediosos retrasos, se leen y se releen sin parar.

Hay una segunda forma de lectura curiosa, la mecanizada. Esta es consciente, sí, pero automática, permite pensar en otra cosa mientras se avanza sobre un texto. Es habitual cuando una parte del libro que tenemos entre manos nos interesa menos y las distracciones o preocupaciones que llevamos en la mochila se anteponen a la comprensión. Se avanzan páginas, pero no se obtiene nada de ellas. El problema viene cuando el lector se acostumbra a esta forma mecanizada de lectura. Cada vez resulta más frecuente, avanza entre nuestras nuevas generaciones y se extiende, como ellas dirían, de una forma viral. Lo vemos a diario en clase, es preciso parar y explicar cada enunciado de una actividad, cada texto. Los ojos resbalan por las palabras pero no son permeables, como si se hubieran impregnado de un líquido repelente dejando a nuestro alumnado absolutamente fuera de lo que aguarda el interior de los textos. Ante el enunciado de un ejercicio, lo que más se repite es “no sé qué hacer”. Después de la lectura de un texto, resuena el habitual “no me he enterado”.

Me preocupa y me apena a partes iguales. Es obvio que se alejan de la lectura como una fuente de placer, de enriquecimiento, de conocimiento, pero es que, además, incapaces de desarrollar un espíritu crítico ante lo leído, se vuelven fácilmente manipulables. Volvemos a lo de siempre ¿qué hacer para que no se vean arrastradas estas generaciones tras un eslogan, una consigna simple y vacía? La principal tarea de todo el profesorado y no solo el de Lengua, es ahora intentar que nuestro alumnado consiga romper esa capa invisible pero dura para adentrarse en la comprensión y sugerencia que rezuma cada texto.

Sé que lo he dicho ya, la competencia de lo visual y lo inmediato no ayuda, apenas enseña a flotar cuando lo que se necesita es bucear.

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