El Alambique
Manolo Morillo
Betilo
El pasado 11 de mayo comenzaban a funcionar en el Real Club Náutico portuense las nuevas pistas deportivas gestionadas en las instalaciones por un empresario argentino, que ha puesto en marcha cuatro pistas de pickleball -un deporte de raqueta relativamente nuevo cuya moda va en aumento y que se practica sobre cemento-, dos pistas de padel y una pista de tenis.
Tan solo unos días después, a principios de junio, se cortaba al tráfico la avenida de la Bajamar con motivo del inicio de las obras del tanque de tormentas que impulsa la empresa de aguas Apemsa, unos trabajos que en principio iban a tener una duración de 15 meses, pero que llevan un tremendo retraso y en estos momentos no se sabe cuánto tiempo más se van a prolongar.
Prácticamente desde el inicio de las obras el concesionario de estas pistas comienza a recibir mensajes de queja y cancelaciones, incluso de un evento que se iba a realizar con jugadores procedentes de Estados Unidos. La queja unánime de los clientes es que, a pesar de lo atractivo del pickeball, les resulta imposible jugar en unas pistas que están continuamente llenas de polvo y tierra a causa de los movimientos de tierra a pocos metros, ya que con el polvo las pistas resbalan y se vuelven peligrosas para los jugadores, habiéndose producido caídas por este motivo.
El empresario que montó las pistas, invirtiendo en ello más de 150.000 euros, no se imaginaba que unas obras que tenían fecha de finalización en marzo del pasado año fueran a darle tantos problemas. Y es que además de la negativa de muchos clientes a jugar en esas condiciones se ha encontrado con fisuras en las pistas, construidas hace muy poco tiempo, tanto en las pistas de pickelball como en las de padel a causa de las continuas vibraciones en la avenida de la Bajamar debido al uso de maquinaria pesada y bombas para achicar el agua, unas vibraciones que han provocado muchos más problemas en el barrio como el apuntalamiento de bloques de viviendas, el derribo de un quiosco de chucherías o grietas en diversas dependencias del Club Náutico. Las grietas comenzaron a producirse el pasado mes de agosto, después de que debido al desastroso calendario de los trabajos el Ayuntamiento decidiera habilitar también un turno de noche para los mismos.
El responsable de las pistas lamenta que nadie se haya interesado por esta situación, ya que como dice ni Apemsa ni Gyocivil han pasado en ningún momento por las instalaciones, a pesar de los escritos de queja dirigidos a la empresa de aguas.
El propietario de las pistas ha encargado un informe sobre la incidencia de las obras en las instalaciones y las conclusiones son demoledoras, cuantificando las pérdidas en cerca de 500 euros al día durante los últimos 15 meses, a lo que hay que sumar los desperfectos que han sufrido las instalaciones.
El responsable de las pistas se queja además de estar sufriendo un trato discriminatorio con respecto a otros negocios de la zona, a los que se les ha habilitado en verano un pasillo para comodidad de sus clientes, y lamenta que ni siquiera se haya colocado una malla protectora que hubiera ayudado, al menos en parte, a evitar la continua llegada de polvo y tierra de la obra, por no hablar de las ocasiones en las que han sobrevolado las pistas grandes tubos de hormigón colgando de una grúa, alarmando a los jugadores que en ese momento se encontraban en las pistas.
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