El Alambique
J. García de Romeu
Sanidad pública y privada
Educación
Después de casi 35 años funcionando como una gran familia, la escuela infantil El Vaporcito cierra sus puertas a finales de este curso, el próximo viernes. El descenso de la natalidad y un cierto abandono por parte de la administración han terminado por provocar lo inevitable, que el colegio cierre sus puertas y pase a integrarse en el cercano colegio público Crstóbal Colón.
Este martes las cinco profesoras del colegio ubicado en la calle Durango se han llevado una emotiva sorpresa con una exposición de dibujos y mensajes de cariño ante la próxima despedida de curso y de colegio, ya que el 21 de junio cerrará sus puertas definitivamente.
Mensajes de alumnos actuales, de antiguos estudiantes -algunos de ellos norteamericanos- y en general de la comunidad educativa del centro han dejado sin palabras a las profesoras, que no ocultaban su emoción.
La continuidad del colegio venía pendiendo de un hijo desde el pasado 2020, cuando se detectaron defectos en uno de los dos edificios del centro y ya se advirtió de su posible cierre. Finalmente, aunque uno de los techos de uno de los edificios llegó a caerse y las clases se daban únicamente en el otro, más nuevo, no ha sido ese el motivo del cierre, sino la drástica bajada de la natalidad, que afecta a todos los centros educativos y que había terminado por dejar tan solo a 30 niños y niñas en el colegio, con una clase mixta de 3 y 4 años.
Por otro lado, en el centro adscrito al Vaporcito, el CEIP Cristóbal Colón, también sobra sitio debido al mismo motivo, la falta de alumnado, por lo que desde la Junta de Andalucía se ha optado por unificar ambos centros en el Colón, coincidiendo además con la jubilación de tres de las profesoras.
El colegio comenzó a funcionar en el año 1990, en el Barrio Alto de la ciudad, y siempre ha sido un clegio muy especial al ser sólo de Educación Infantil, contando con una comunidad educativa muy implicada.
Las profesoras del colegio relataban hoy que a lo largo de estos años han ido creciendo junto a sus estudiantes, con miembros de varias generaciones de la misma familia que han pasado por sus aulas.
Los últimos años no han sido fáciles, ya que al estado del edificio más antiguo se ha sumado la falta de portero mantenedor (la propia directora tenía que abrir y cerrar el centro) y de limpiadora. Esas dificultades se han suplido con mucha voluntad y una gran entrega por parte de las docentes, que han puesto siempre mucho corazón en su trabajo. Varias de ellas llevan a sus espaldas cuarenta años de servicio y para ellas el centro ha sido su vida. Se han casado, han tenido hijos y han visto cómo sus alumnos y alumnas tenían hijos y los llevaban también al colegio. "Hemos sido como una familia", aseguran, y eso lo han visto los niños, que han sentido ese cariño, lo que además se ha traducido en buenos resultados académicos.
Las instalaciones son de titularidad municipal pero los muebles y el material educativo es proopiedad de la Junta de Andalucía, por lo que tras el final del curso, la semana próxima, será la Delegación la que tendrá que retirarlo y distribuirlo en otros centros.
"Os llevaremos en nuestro corazón", les decían las profesoras a las familias, en un cierre de etapa que guardarán siempre en la memoria.
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