Final de seda para el Festival de Teatro de Comedias

Teatro

El certamen teatral de El Puerto bajó este sábado el telón con la representación de la obra 'Las locuras por el veraneo', de Carlo Goldoni

Vuelven los pícaros que nunca se fueron

La compañía Noviembre Teatro cerró este sábado por la noche una nueva edición del Festival de Teatro de Comedias.
La compañía Noviembre Teatro cerró este sábado por la noche una nueva edición del Festival de Teatro de Comedias.
Ángel Mendoza

25 de agosto 2024 - 12:48

Sexta y última de abono del XXXIII Festival de Teatro de Comedias de El Puerto con una “delicatessen” de Noviembre Teatro con dirección y dramaturgia del prestigioso Eduardo Vasco y la participación de los actores Rafael Ortiz, Elena Rayos, José Ramón Iglesias, Mar Calvo, Alberto Gómez Taboada, Jesús Calvo, Celia Pérez, Manuel Pico y Anna Necher. Las locuras por el veraneo, de Carlo Goldoni, se subió al escenario portuense del patio porticado de San Luis Gonzaga veinticinco años después de Los enamorados, del mismo autor, soberbio y recordado montaje de la compañía Andrea D´Odorico con dirección de Miguel Narros.

Si aquel respetaba el momento de su escritura, el ilustrado siglo XVIII de empatanada verbosidad, encorsetadas formas, y rigurosidad en cultura grecolatina y corrección francesa, este nos traslada a los felices años veinte de la pasada centuria, aunque sin moverse de su Italia original y usando pegadiza música de revista y fondo de gramófono que le otorga una sabrosa atmósfera de época de euforia y esperanza. Lo que entonces, en la propuesta del ya lejano 1999, era una enrevesada carcasa de pelucones y buenas maneras que ocultaban oscuros intereses y maquilladas miserias, hoy es más o menos lo mismo, pero con estética art déco, terciopelos, sedas, plumas y llamativos estampados inmersos en una envolvente escenografía de Carolina González (aunque aquí se prescindió del sugerente telón de fondo por razones que se desconocen) y el vestuario del mediático y siempre pintoresco Lorenzo Caprile.

Persiste el retrato paródico de la ascendente burguesía que escala sin recordar dónde empezó todo, la puesta en la picota de la sobrada “fineza” italiana y la caricatura de una rimbombante galería de personajes que formó parte de toda una trilogía de obras de Goldoni con el sonoro título de Trilogia della villeggiatura. Esta pieza es la primera de esa trilogía del veraneo que se ha representado antes en España como Los desvaríos por el veraneo, título quizá más preciso pues en su segunda acepción del diccionario de la RAE quiere decir disparate, desacierto, insensatez, desatino, delirio, imprudencia. Es en lo que caen quienes se afanan en el superficial arte de fingir lo que no se es, obsesionados por el postureo, la exhibición de signos de triunfo social y la necesidad constante de mostrar una felicidad esplendente y sin arañazo alguno. La comedia podría situarse en cualquier tiempo y en cualquier lugar, pues la aspiración a la apariencia sin tener un céntimo es universal. Lejos estaba Goldoni de imaginar lo que serían Facebook, Instagram y demás inventos nacidos para la publicación del perfil más favorecedor de cada quién. Y esa idea está muy bien recogida y representada en esta comedia de puertas con diálogos ágiles, interpretaciones acertadas de la mano de un muy bien elegido elenco y un argumento que avanza con cáustica comicidad ante un público que disfrutó de lo lindo del ocaso de un Festival que llegó a su fin después de tres semanas, seis representaciones en San Luis Gonzaga y una en la calle, además de interesantes y enjundiosas propuestas formativas. El balance de este 2024 no puede ser más positivo, con una apuesta ya consolidada por traer no el teatro más comercial, sino el mejor teatro. Es, sin duda, el sello que convierte a este evento en una de las más importantes y serias –aunque suene paradójico considerando el género al que se dedica- citas teatrales estivales de nuestro país. Crucemos los dedos para que así siga siendo y ya esperamos las sorpresas que nos deparará la temporada otoñal del Pedro Muñoz Seca. Ahora el escenario se queda desierto, se apagan las luces y se cierra el telón.

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