¿Un hogar en las catedrales del vino?

Urbanismo y Patrimonio

La construcción residencial en los cascos bodegueros de El Puerto ha sido escasa hasta la fecha, manteniéndose usos distintos que preservan los edificios

El Grupo Insur recuperará la bodega La Pastora para construir un conjunto residencial de 76 viviendas en El Puerto

Una panorámica de la calle Valdés,  una de las calles principales del ensanche bodeguero de Campo de Guía.
Una panorámica de la calle Valdés, una de las arterias principales del ensanche bodeguero de Campo de Guía. / Jesús Marín

La construcción de viviendas en el interior de las bodegas no ha sido una opción muy desarrollada en El Puerto de Santa María, donde se ha optado por otros usos que requieren quizás menos inversión, a la vez que preservan con mayores garantías estas magníficas edificaciones: salones de celebraciones y fiestas, restaurantes, hoteles, museos, supermercados, archivo, gimnasios, tiendas de muebles, almacenes, bingo... Hay muchos usos que se pueden dar a una bodega, y en la ciudad portuense se les sigue dando, de manera que no ha sido una preferencia, al menos hasta la fecha, transformar las naves bodegueras en hogar permanente o en conjuntos residenciales de temporada.

La práctica ausencia del uso residencial en las bodegas portuenses tuvo un antecedente. Fue motivada por la fuerte oposición social que produjo en 2002 un proyecto presentado por la constructora Prasa, que pretendía la demolición de un enclave único en Europa que se conserva en El Puerto: el ensanche bodeguero de Campo de Guíaensanche bodeguero de Campo de Guía, considerado el primer polígono industrial construido en España, edificado en su mayor parte entre 1820 y 1830, con una cuidada planificación urbanística de estilo neoclásico, una joya arquitectónica dedicada a la producción de vino, que dicha promotora proponía eliminar para construir cientos de viviendas. La operación urbanística fue rechazada de plano por la ciudadanía portuense, produciéndose a continuación la crisis financiera de 2008, que pinchó la burbuja inmobiliaria, desbaratando la megalómana propuesta.

Uno de los patios del complejo residencial Sagrada Familia.
Uno de los patios del complejo residencial Sagrada Familia. / D. C.

El casco histórico de El Puerto fue una gigantesca bodega; casi en cada casa, en todas sus calles y plazas, junto a los patios del Barrio Alto o en sus palacios, se ha criado o almacenado vino. Sin embargo, a diferencia de otras ciudades del entorno, pocos conjuntos bodegueros de El Puerto han sido transformados en promociones residenciales.

Una de las pocas intervenciones en este sentido se produjo a mediados de los años 90, cuando las bodegas del conjunto Sagrada Familia se transformaron en un enclave residencial, mediante un proyecto que básicamente conservó las fachadas a la calle Larga y a la Avenida de la Estación, contando con los permisos de la Consejería de Cultura. Se construyeron varios edificios de baja altura en el interior del conjunto bodeguero y se conservó una nave principal de la bodega, visible frente al instituto Pedro Muñoz Seca. Fue el momento en que nació también el parque del Vino Fino.

Años después, un conocido empresario gaditano lanzó una propuesta para construir viviendas en el interior de la Bodega San José, una impresionante catedral del vino que se mantiene en buen estado de conservación frente a la Plaza de Toros, en la esquina con la calle Valdés. El proyecto era más respetuoso con el patrimonio que el de Prasa: contemplaba mantener intacta la majestuosa bodega, de gran amplitud y altura, dividiendo el interior en apartamentos (que fueron bautizados popularmente como Los Pitufos) dotados incluso de plaza de garaje, pero sin modificar la estructura bodeguera.

El proyecto tampoco prosperó, y la bodega pasó a ser salón de celebraciones, donde el público pudo disfrutar de numerosas galas, pasarelas, concursos, actuaciones e incluso mítines políticos. A día de hoy, la bodega mantiene, como entonces, un uso compatible con su conservación,uso compatible con su conservación al haberse transformado en un gran supermercado que causa admiración en propios y extraños cuando entran a realizar sus compras.

Panorámica del histórico ensanche de Campo de Guía, construido en El Puerto en el siglo XIX.
Panorámica del histórico ensanche de Campo de Guía, construido en El Puerto en el siglo XIX. / Fito Carreto

En realidad, el uso terciario ha sido históricamente el más común en las bodegas del casco urbano de El Puerto, desde que dejaron de utilizarse para la crianza y elaboración de vinos generosos de primera calidad.

También se recuerda en la ciudad la propuesta de la empresa redactora del Peprichye, Territorio y Ciudad, para destinar a uso comercial la Bodega Cuesta, de Caballero, para trasladar allí la Plaza de Abastos, en una deslocalización que fue rechazada por los comerciantes del propio mercado, la Placilla y del centro en general.

Con el proyecto del Grupo Insur para construir 76 viviendas en la bodega La Divina Pastora, se vuelve a poner sobre la mesa el uso residencial en un conjunto bodeguero, situado además en el corazón de Campo de Guía, una zona que los especialistas en patrimonio consideran que se debe mantener “mediante usos compatibles con la conservación de sus edificios”.

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