El Alambique
J. García de Romeu
Sanidad pública y privada
Tribuna Libre
A punto de cumplirse un mes del fallecimiento de una persona muy querida y admirada en la ciudad, y especialmente apreciada en la agrupación local del PSOE, los tres secretarios generales que tuvimos el honor de trabajar con él, en nombre de la Agrupación, trasladamos este escrito en su memoria.
Nunca encontramos explicación para la muerte. Menos aun cuando es de alguien a quien quieres y, además, ocurre de repente. Cuando esto es así, los sentimientos y las emociones son tan fuertes que resultan muy difíciles de expresar. Es muy complicado alejarse y tener perspectiva para poder hablar de esa persona que te ha sido arrebatada de pronto.
El fallecimiento de Joaquín Corredera nos ha dejado huérfanos a todos los que le queríamos y le apreciábamos. Quienes, además de poder trabajar con él y aprender de él, tuvimos el honor de disfrutar de su sincera amistad, tenemos el deber de dar a conocer, con motivo de su pérdida, lo que significó para nosotros. Se lo debemos.
Y aunque no es fácil resumir años de amistad y de trabajo, desde estas líneas, en nombre del PSOE de El Puerto de Santa María, nos atrevemos a desnudar nuestras almas y nuestros corazones en honor de alguien que se lo merecía todo.
Joaquín era un hombre muy querido en El Puerto. Llego aquí desde su Salamanca natal cuando contaba poco más de 20 años y aquí se quedó. Primero, como maestro de adultos y después, como maestro en La Salle. Fue maestro de casi medio Puerto, sus exalumnos lo seguían recordando, lo saludaban por la calle, se paraban con él, lo llamaban, lo apreciaban. En ellos también dejó parte de su enorme generosidad como persona, esa que lo llevaba a entregarse siempre a los demás, a luchar por los más vulnerables, a atender a todas las personas, sin distinción.
Como político, fue un gran político. Supo hacer un gran trabajo tanto a nivel orgánico, en el partido, como a nivel institucional, como concejal, primero en la oposición y luego en el gobierno. Fue un hombre íntegro y leal siempre.
Hay trabajos que son más difíciles que otros, y la gestión política es una labor compleja por sí misma, con muchas variables a tener en cuenta y, además, a menudo hay que abordar asuntos que nada tienen que ver con tus conocimientos profesionales. Asuntos difíciles en los que tienes que formarte una opinión y defenderla, las más de las veces con debates potentes con otros grupos. Eso exige horas de lecturas de documentos, de consultas con el personal técnico, de debates entre compañeros… En fin, mucho trabajo y dedicación. Joaquín siempre era el primero, leía todos los papeles y además lo guardaba, consultaba a todos los técnicos del Ayuntamiento, contrastaba la información. Como el buen maestro que era, iba siempre con sus clases muy bien preparadas.
Cuando preparábamos los plenos en las reuniones del Grupo Municipal, siempre iba con su opinión formada y fundamentada. Pero, además, todo su trabajo lo ponía encima de la mesa a disposición del resto de compañeros, con entera lealtad y generosidad. Y aunque los debates con él podían llegar a ser fuertes, era un hombre de carácter, pero jamás desleal, y siempre se llegaba a un acuerdo.
Esa entrega, esa dedicación, esa generosidad que practicaba, no era solo con nosotros, sus compañeros, sino también con la gente de la calle, con los ciudadanos y ciudadanas que se acercaban al Grupo Municipal o al partido; se desvivía por atenderlos y por dar solución a sus problemas. Y aunque no siempre era fácil o posible, él lo intentaba hasta la última posibilidad, nunca se rendía, era incansable cuando de ayudar a alguien se trataba.
Colaboró con el Partido Socialista sin ser militante. A ningún militante se le puede exigir mayor dedicación y generosidad que a Joaquín. Siempre estaba para lo que hiciera falta; no tenía horas. Solo tenía presente defender los ideales socialistas y atender a todos los que se acercaban con sus problemas.
Trabajar con él fue un regalo, un auténtico privilegio para quienes pudimos compartir con él esos años. Joaquín hacía fácil el trabajo y la gestión, hacía posible el diálogo y el consenso, e hizo posible el crecimiento político de muchos compañeros socialistas que pudieron aprender de él. Su entereza, su lealtad, su generosidad y su dedicación es el mejor legado que nos ha podido dejar a tantos y tantos que tuvimos el honor de coincidir con él.
Te vamos a echar muchísimo de menos compañero y amigo Joaquín.
Descansa en paz.
También te puede interesar