La música no tiene edad

La Fundación Mémora ha impartido con gran éxito talleres de músicoterapia en residencias de ancianos, a cargo de Alicia Castro

La Torre, en El Puerto, ha sido uno de los centros elegidos

Clausurado el taller municipal de Musicoterapia

Alicia Castro, en una de las sesiones llevadas a cabo en los últimos cuatro meses.
Alicia Castro, en una de las sesiones llevadas a cabo en los últimos cuatro meses.

Dicen que la música no tiene edad, y es cierto, y si no que se lo pregunten a los residentes del centro de mayores La Torre, en El Puerto, uno de los lugares en los que la Fundación Mémora ha venido desarrollando en la provincia unos talleres de musicoterapia que también se han llevado a cabo en la residencia Vitalia de Jerez.

Esta iniciativa se enmarca dentro del objetivo de la fundación de acompañar a las personas, a sus familias y a los profesionales que las atienden antes, durante y después del proceso final de la vida. Así, la entidad impulsa talleres y charlas para promover hábitos saludables y conseguir un envejecimiento de calidad, evitando la soledad y la tristeza en las personas mayores.

La encargada de impartir estos talleres ha sido Alicia Castro, profesional argentina afincada en España desde hace 22 años.

El taller ha tenido una duración de cuatro meses y tendrá continuidad a partir de septiembre, dado el buen resultado que ha tenido entre los mayores. Alicia es terapeuta especializada en musicoterapia, una disciplina en la que según afirma “hay mucho intrusismo, porque mucha gente piensa que se trata solo de poner música, y no es así, es un proceso cognitivo en el que entran en juego numerosos factores como el movimiento, la respiración, la memoria, las emociones y el imaginario de cada persona. El aspecto afectivo es muy importante y también la interactuación entre las personas”, explica.

Aunque las sesiones están diseñadas para unas diez o doce personas, las clases semanales de Alicia terminaban acogiendo a más de veinte personas que al final casi siempre terminaban cantando. Como explica esta integradora social “la musicoterapia en España no está en las residencias, no existe una figura que la imparta, cuando es algo que está demostrado que es muy positivo para las personas mayores y otros colectivos”. Alicia se especializó en Musicoterapia en un master en la Universidad de Alcalá de Henares, cuando en otros países es una carrera universitaria de seis años y la figura de este profesional está en los hospitales y residencias de mayores. “La importancia de la música está demostrada en pacientes con Alzheimer o Parkinson y además es una actividad que no tiene ninguna contraindicación”, señala Alicia, quien desde hace diez años imparte clases de esta disciplina en la residencia de Cruz Roja en San Fernando.

Los mayores disfrutan mucho de los talleres de musicoterapia.
Los mayores disfrutan mucho de los talleres de musicoterapia.

Y es que uno de los mayores enemigos de los mayores es la soledad, y una sesión de musicoterapia hace que las personas que participen sean más felices, algo que se nota después en aspectos con el lenguaje o la postura, además de en el ánimo. “Con estos ejercicios se mueve todo, se incentiva la psicomotricidad y las personas agradecen el contacto físico”, explica la terapeuta.

La rutina de Alicia pasa por llegar con antelación a las clases para compartir unos minutos con los participantes, interesarse por ellos y conversar, de manera que se crea desde un principio una complicidad entre profesora y alumnos.

“Los mayores tienen ganas de juerga”, bromea Alicia, quien defiende que una residencia no tiene por qué ser un lugar triste.

Las clases comienzan con la escucha de un amplio repertorio musical, para después desarrollar una serie de movimientos ante el espejo y finalmente terminar con baile libre. Alicia, que además de terapeuta es profesora de música y de canto, así como arquitecta, asegura que “me apasiona mi trabajo” y agradece a la Fundación Mémora esta oportunidad de llegar con sus talleres a las personas mayores.

Ya en el año 2015 puso en marcha una iniciativa pionera como fue unir en una misma actividad a niños y mayores en un campamento de verano que se desarrollaba en una residencia de mayores en El Puerto, una iniciativa que fue “maravillosa porque se unían los dos extremos de la vida”, recuerda.

Como arquitecta, esta argentina de 60 años tiene también en mente un proyecto para la eliminación de barreras arquitectónicas y sensoriales en el día a día, ya que como dice “muchos espacios públicos están diseñados para atletas, hay muchas barreras físicas y metales, sobre todo para las personas mayores”.

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