La música como terapia, también dentro de la prisión

La Fundación Unicaja impulsa un taller semanal de musicoterapia impartido por la asociación Aula Sonora de Cádiz a un grupo de internas de la cárcel de Puerto 3

Acordes saludables en el hospital de Cádiz

Instrumentos para impartir el taller de músicoterapia, a la entrada de la prisión de Puerto 3.
Instrumentos para impartir el taller de músicoterapia, a la entrada de la prisión de Puerto 3.

Es viernes en la prisión de Puerto 3, y como cada viernes un grupo de unas quince internas aguardan con impaciencia la llegada de Raúl Torres, el monitor que les imparte desde el pasado mes de octubre unos talleres semanales de musicoterapia.

Para estas reclusas de la cárcel portuense estos talleres son lo más parecido a la vida exterior, un espacio donde poder comunicarse y expresarse con la música como vehículo.

Raúl pertenece a la asociación gaditana Aula Sonora, con más de 20 años de andadura y que desde hace una década trabaja con la música como herramienta, tanto en Educación Infantil como con otros colectivos como mujeres embarazadas, bebés y menores con necesidades especiales. También trabajan en el ámbito de la geriatría, en hospitales como el Puerta del Mar de Cádiz y en el ámbito comunitario.

Fue en 2019 cuando comenzaron a aplicar esta especialidad en las prisiones, en concreto en la cárcel sevillana de Alcalá de Guadaira, que cuenta con una unidad para madres con bebés, aunque con la llegada de la pandemia esta unidad tuvo que cerrarse.

Una de las sesiones con las reclusas en el interior de la prisión.
Una de las sesiones con las reclusas en el interior de la prisión.

Fue justamente unos días antes de la pandemia cuando la asociación comenzó a trabajar también en Puerto 3, en el módulo 13 en el que solo hay mujeres. La llegada del coronavirus obligó a detener los talleres durante aproximadamente un año, al poco tiempo de haber arrancado, pero desde el pasado mes de octubre, y con la ayuda de la Fundación Unicaja, la actividad ha regresado a la prisión, donde se impartirán estos talleres en principio hasta octubre de este 2025.

Como explica Raúl Torres “es un programa muy interesante, porque no nos interesa la parte académica o artística, sino la parte comunicativa. Las propias internas van viendo su evolución y se refuerzan aspectos como la autoestima o la cohesión del grupo”.

Así, entre otros asuntos se tocan temas como las adicciones, la maternidad, el amor y otros temas que se trabajan en torno a fechas determinadas, con música alusiva a cada concepto o emoción.

Se trabajan además aspectos como el ritmo, el cuerpo, la voz y la expresión, con un trabajo que tiene mucho de social y una gran carga emocional. “Para ellas es como una burbuja dentro de la cárcel”, explica Raúl, que sabe que es su momento de desconexión del día a día de una prisión, con la música como recurso.

Muestra de que el taller es bien acogido es la adherencia que tiene, ya que desde el principio el grupo ha sido más o menos el mismo, sin abandonos, pese a la falta de motivación que presentan muchas veces las personas privadas de libertad.

Son sesiones de una hora y media en las que el grupo poco a poco se refuerza, aprenden a escuchar, a empatizar y ponerse en el lugar de la compañera. “Van haciendo piña”, afirma Raúl, e incluso en ocasiones los talleres han servicio para resolver conflictos. “La música llega a donde no llegan otras cosas”, concluye.

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