El Alambique
Belén Domínguez
El río que nos lleva
Curiosidades
La portuense Verónica Benítez Fernández, y el portuense de adopción Fermín Vallecillos Olvera, han completado hace unos días una auténtica proeza en el punto más alto de la península ibérica, el Mulhacén, donde se habían propuesto hacer el pino para ser las personas que más alto llegaran con sus pies.
Verónica tiene 58 años y Fermín, antiguo veraneante que definitivamente se quedó a vivir en El Puerto suma ya 77, pero ambos están en plena forma.
La única forma de poner los pies en lo más alto del techo de la península ibérica era haciendo el pino, sin despegarse del suelo, y la proeza dejó de ser un imposible.
Verónica Benítez iba acompañada también de su marido, José María Gómez 'El Lupo', incansable ciclista. Este matrimonio hace habitualmente rutas de cicloturismo de hasta 150 kilómetros, tanto por España como por Portugal, a veces acompañados por Santiago, hermano de Verónica.
Llegar al Mulhacén no es nada fácil, ya que supone unas tres horas de ascenso a pie desde el punto de inicio andando, la Hoya del Portillo, con la sensación de falta del aire a la que se añade el lógico cansancio. Una vez pasado el falso Mulhacén, queda aún otra media hora de ascenso donde el viento arrecia y el cansancio se agudiza, divisando por fin el simbólico altar del pico del Mulhacén 1 "Cuando ya sabes que es posible llegar surgen fuerzas extra que te llevan incluso a acelerar el paso, llegando un poco desperdigadas las cinco personas que formaban la expedición, ya que se había incorporado otra pareja de Quebec (Canadá)", explica Fermín.
En la roca del pico se ha cavado un pequeño hueco en cuyo interior hay una pequeñísima virgen blanca, con algunas otras cosas que han dejado los que hasta ahí llegan. El alto de la superficie rocosa está allanado con una pequeña plataforma de cemento, apenas visible desde abajo. Para acceder a lo más alto hay que hacerlo por la parte de atrás, por donde hay que salvar una altura de un metros y medio, con la circunstancia de que por un lado se puede caer al vacío, y sólo con mirar hacia abajo estremece. "No es de extrañar que los canadienses no se atrevieran a subir, es más, y una vez que se hicieron la foto junto a la oquedad de la piedra reanudaron su vuelta", recuerda Fermín.
Él fue el primero en cumplir el reto, más experimentado haciendo el pino, de manera que puso la cabeza y apoyando las manos levantó los pies, y una vez hecha la foto pudo por fin respirar. Después Verónica lo consiguió también, celebrándolo efusivamente.
No hay constancia de que nadie hasta la fecha haya puesto real y literalmente los pies en lo más alto de la península ibérica, por lo que sus protagonistas harán las gestiones necesarias para llevarlo al Libro Guinness de los récords.
Verónica es madre de dos hijas, Paloma y Marta. Trabajadora incansable, ha trabajado durante años como administrativa, compaginándolo con su trabajo inicial de peluquera. A la vez, aunque tardó varios años, consiguió en la Universidad de Cádiz su diplomatura en Turismo, trabajando en la actualidad como administrativa en la Oficina de Empleo.
Fermín, sin dejar la actividad deportiva, hizo su última licenciatura en Antropología con 60 años, por simple curiosidad y hambre académica. Actualmente jubilado como docente, es miembro de ASANA (Asociación Andaluza de Antropología), y viene haciendo haciendo algunas esporádicas publicaciones de divulgación en diferentes periódicos o revistas, a veces con el seudónimo de Virgilio.
Desde hace 15 años incorporó a su vida el Camino de Santiago, y en la última década se aficionó al ajedrez, compitiendo en el ámbito andaluz. En el último campeonato de Ajedrez de Andalucía, celebrado en Linares, dentro de la categoría B, quedó en el puesto 37 de 100 jugadores. Por otro lado, hoy mismo inicia junto a otros peregrinos unas nuevas jornadas para hacer el Camino de Invierno, desde Ponferrada, a los que se unirá más tarde Verónica en Monforte, el día 8 de junio.
Seguro que ya están pensando en nuevo reto que cumplir.
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