Una segunda vida para la casa palacio de Roque Aguado, en El Puerto

El anuncio realizado por el Ayuntamiento de El Puerto de Santa María para adquirir el antiguo Palacio de Roque Aguado y trasladar a los vecinos que residen en los bloques de La Pescadería, abre la posibilidad de recuperar uno de los edificios más emblemáticos y monumentales del casco histórico, situado junto a la reformada Plaza del Polvorista, que ha sido la guinda del proyecto de reurbanización ‘Ciudad Amable’, recién concluido con un coste de 800.000 euros.

Precisamente, la ‘prueba del algodón’ para saber si la intervención realizada para reformar urbanísticamente las calles y plazas de esta zona ha merecido la pena y representa un valor añadido sería la recuperación de las dos magníficas casas de Cargadores a Indias que esperan su vuelta a la vida en un lateral de la Plaza de El Polvorista: el Palacio de Vizarrón, también conocido como Casa de las Cadenas, de principios del siglo XVII y declarada Bien de Interés Cultural (BIC); y la casa de Roque Aguado, del siglo XVIII, que tiene igualmente una impresionante fachada y representa la época dorada del comercio con América. Ambos edificios fueron en su origen auténticas factorías mercantiles (con bodegas, almacenes, oficinas y zona residencial) conectadas con el río Guadalete a través de embarcaderos y miradores, que hacían las delicias de los reyes Felipe V e Isabel de Farnesio cuando pasaban aquí sus vacaciones.  

Con el paso de los siglos, debido a las necesidades y carencias, se transformaron en casas de vecinos, divididas en ‘partiditos’ donde vivía un buen número de familias, hasta que en fechas más recientes fueron desalojadas para la puesta en marcha de proyectos inmobiliarios finalmente fallidos. 

En Roque Aguado, la crisis de 2008 frustró el proyecto de una empresa inmobiliaria para construir pisos y apartamentos. Se produjo incluso el realojo de los vecinos, pero el estallido de la burbuja inmobiliaria hizo que el proyecto fuera abandonado. El último local en cerrar, en la esquina del histórico edificio con la calle Cadenas fue el Bar El Rempujo, en enero de 2013, tras lo cual el edificio quedó vacío, sufriendo el expolio de algunos elementos de su interior.

Posteriormente, como también la Casa de las Cadenas, su titularidad pasó a una entidad bancaria, que en 2020 y 2021 realizó simultáneamente en ambos inmuebles una consolidación a conciencia para ponerlos en venta. La restauración estuvo a cargo de la empresa Ragogal S.L., especializada en intervenciones en edificios históricos, que utilizó materiales tradicionales, como grandes vigas de madera ligera, de exportación, para no sobrecargar la estructura de los inmuebles, que pese a esta cuidada actuación permanecen cerrados.

 A diferencia de la Casa de las Cadenas, donde la restauración como edificio residencial podría ser más complicada (al estar declarada BIC) y cuya fachada posterior, demolida ilegalmente, está sujeta a algunos condicionantes, la casa palacio de Roque Aguado se ha mantenido como una isla, al ser un edificio exento (delimitado por la plaza del Polvorista, las calles Cadenas y Aguado y la avenida de la Bajamar) lo cual la ha mantenido aislada y protegida frente a demoliciones anexas, que en los cascos históricos dañan a veces de manera negligente los edificios colindantes.

Una vez que el Ayuntamiento adquiera el edificio, el objetivo sería rehabilitarlo para el traslado de los vecinos del bloque principal del Grupo Pescadería, para construir el futuro puente. Dos bloques de dicho Grupo, un total de 16 pisos, ya fueron derribados tras llegar a un acuerdo con los vecinos, en diciembre de 2010, siendo concejal de Mantenimiento Urbano Alfonso Candón, trasladándolos a una promoción de viviendas que Suvipuerto construyó al efecto. 

 Ahora, la empresa de vivienda municipal Suvipuerto negocia con los 32 propietarios que quedan para acordar las condiciones de un futuro realojo. En este caso, la inversión pública conseguiría que los vecinos se mantengan en el mismo entorno en el que residen.

Para hablar de la recuperación de inmuebles similares a Roque Aguado, habría que remontarse a las restauraciones de las actuales sedes de Urbanismo (Palacio de Valdivieso), antiguos Juzgados (Araníbar) y Ayuntamiento viejo (palacio de Imblusqueta), utilizados como edificios de la administración municipal. Como residencial se recuperó una casa palacio situada en la esquina de la calle Larga con Federico Rubio, hace más de 20 años, la mayoría de cuyos vecinos volvieron a residir en ella una vez rehabilitada. También en esta línea, Suvipuerto promovió la restauración de la casa de Rejas Verdes (calle Micaela Aramburu esquina Federico Rubio), que sirvió para su puesta en valor. Uno de los objetivos de la empresa durante algún tiempo fue precisamente fijar población al casco histórico mediante la rehabilitación de fincas del caserío urbano, en lo que fue pionera.    

Hablar sin embargo de la restauración de una Casa Palacio como Roque Aguado y su transformación en viviendas, son palabras mayores, y requiere de la participación en el proyecto de arquitectos y operarios cualificados, historiadores y arqueólogos, ya que estos antiguos edificios nobiliarios contaban con capilla, salones abovedados, pinturas al fresco, aljibes, pozos y otros muchos elementos patrimoniales que pueden salir a la luz. No en vano el edificio cuenta con un nivel de protección bastante estricto y su ficha del Plan Especial de Protección del Conjunto Histórico (Peprichye), recoge actuaciones obligatorias, que pasan por conservar el inmueble respetando la tipología, morfología y decoración originales. 

Entre las actuaciones obligatorias estarían también la restauración de su patio posterior, pozo y cobertizo, así como la demolición de tabiques y añadidos en su patio señorial, que oculta una galería de arcos originales. Se exige además la reutilización de los pavimentos, azulejos, carpinterías y elementos recuperables y la restauración de su magnífica fachada barroca con técnicas y materiales originales, algo que se ha realizado parcialmente.  

Además, habría que incluir y proteger su fachada posterior de la avenida de la Bajamar, que tiene una conexión estructural con el conjunto del edificio (como en la Casa de las Cadenas), ya que el palacio estaba ligado al río Guadalete, por donde transitaba el comercio marítimo de los Cargadores a Indias. La parte trasera del edificio es sin duda la que está en peores condiciones y debería incluirse en el proyecto para evitar problemas en un futuro.

  Recuperar la casa palacio de Roque Aguado es una empresa complicada y costosa, que requiere tiempo y personal cualificado. Ya se hizo en El Puerto en los primeros años de la Transición con varios edificios monumentales que fueron casas de vecinos. ¿Será capaz la ciudad de volver a afrontar un reto de estas dimensiones?