Solemnidad en El Puerto en el día grande de la Patrona del Mar

La salida de la procesión de la Virgen del Carmen vuelve a conectar a los portuenses y visitantes con una de las tradiciones más arraigas de la ciudad

Las imágenes de la procesión de la Virgen del Carmen en El Puerto

La Virgen del Carmen iniciando su recorrido por las calles de El Puerto de Santa María. / Germán Mesa

Numeroso público aguardaba a las puertas de la parroquia de El Carmen y San Marcos para reencontrarse este martes, en una de lasfechas más esperadas del verano, con una de las tradiciones más arraigadas de El Puerto de Santa María, la procesión de Nuestra Señora del Carmen

Este año la jornada fue declarada festiva por el Ayuntamiento,  y los fieles aguardaron la salida de la procesión en los laterales y frente a la puerta principal de la iglesia, sede de la hermandad que organiza el evento religioso

A las ocho de la tarde se abrieron las puertas del templo, y de forma organizada, con el público situado detrás de las vallas y las cintas instaladas por Protección Civil y Policía Local, el cortejo fue saliendo a la calle Aurora para iniciar su recorrido por la zona de la ciudad cercana a la ribera del rio Guadalete, en particular por la avenida Micaela Aramburu de Mora y la avenida de La Bajamar, donde se produce el encuentro entre las procesiones terrestre y marítima, es decir entre la Virgen portada en el paso por los costaleros de la Hermandad del Carmen y la imagen embarcada en el pesquero ‘Dulce Paola’, un momento que produce una profunda emoción en quienes lo contemplan, sobre las once de la noche, junto a la Plaza de la Pescadería, donde estuvo la antigua lonja.

  Es un momento solemne, con ofrenda floral y bendición de las aguas, esperado por la gente del mar, lleno de recuerdos y muy arraigado en una ciudad que a pesar de la pérdida de gran parte de la su antigua flota pesquera mantiene una gran vinculación con el mar.

La imagen de la Virgen en la procesión marinera, que impartió la bendición de las aguas. / Germán Mesa

  En la procesión terrestre abrían el cortejo, como es habitual, representantes de las hermandades portuenses, portando sus respectivos estandartes.  “Un cortejo en condiciones”, como lo describía una joven del público, donde familias enteras y visitantes disfrutaban del momento.  

Detrás de la representación de las hermandades marchaban en la procesión ediles de la Corporación Municipal, de la práctica totalidad de los grupos políticos. En ese instante, en el interior del templo todavía esperaba su salida el paso de la Virgen, acompañada por los rezos de sus devotos y arropada por miembros de la Marina y de los Cuerpos de Seguridad del Estado, que le presentaron sus respetos

El momento de mayor esplendor se produjo a las ocho y cuarto de la tarde, cuando a golpe de llamador, apareció la imagen de la Patrona del Mar esplendorosa sobre su paso, con toda la candelería encendida, jarrones y candelabros de plata, con un manto muy elegante y bellos exornos

Rezos, oraciones, muestras de devoción y algunos piropos surgieron de la multitud al verla aparecer bajo el dintel de la puerta. Delante del paso iban representantes de la Iglesia, el alcalde Germán Beardo, el presidente del consejo de Hermandades y Cofradías, Juan José Caballero y la hermana mayor de la Hermandad del Carmen, Mar Vázquez

La Virgen inició su recorrido acompañada por el Himno Nacional interpretado por la banda de música Maestro Dueñas, que aguardaba en un lateral de la calle y se incorporó detrás del paso.  

Familias y visitantes mantienen la tradición de asistir a la procesión de El Carmen. / Germán Mesa

 La maniobra del paso de la Virgen para girar lentamente y enfilar la calle Aurora fue dirigida de manera magistral por los capataces, mientras la candelería se iba apagando debido a las rachas de viento que refrescaban la tarde. 

Detrás de la venerada imagen, como es habitual, marchaba un gran número de fieles. “Virgen del Carmen, guapa, guapa, guapa”, exclamaban algunas personas presentes, mientras la banda de música interpretaba la marcha procesional Nuestro Padre Jesús. 

En ese momento, al comprobar que la Virgen ya estaba en la calle, comenzó a llegar desde el cercano río Guadalete el sonido de las bocinas de los pesqueros, veleros y otras embarcaciones para agasajarla, muy numerosas y engalanadas con banderas y banderolas en sus mástiles y aparejos. 

El público se dirigió rápidamente para asomarse al río, que ofrecía un aspecto espectacular, con los barcos recorriendo sus aguas. No obstante, por mitad del cauce se pudo ver alguna moto de agua que recorría el curso fluvial a gran velocidad, poniendo en peligro la integridad de las personas que estaban embarcadas, maniobrando de forma temeraria entre los pacíficos veleros y barcas motoras.  

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