La última oportunidad del Vapor
Nueva etapa para todo un símbolo
El Adriano III aguarda junto al Guadalete el nuevo proyecto de cara a su restauración
El próximo 11 de agosto se cumplirán nueve años desde aquel fatídico día en el que el Vapor de El Puerto dejó de navegar. Desde entonces triste ha sido la trayectoria de la emblemática nave, primero con promesas de recuperación incumplidas por parte de todas las administraciones competentes y después con un proyecto de recuperación para su vuelta al mar que terminó frustrándose por las dificultades técnicas y los inasumibles requisitos administrativos, más estrictos en este caso por tratarse de un Bien de Interés Cultural (BIC).
Que el Vapor pudiera volver a navegar algún día ya se descartó hace años, ya que las normas de accesibilidad que están hoy en día en vigor son mucho más estrictas de las que cumplía la motonave, construida en el año 1956.
En el año 2012 el anterior propietario de la nave, Manuel Ramos, presentaba públicamente un ambicioso proyecto de recuperación del barco, con la intención de que volviera a navegar aunque no como transporte discrecional, sino para usos turísticos. Esta iniciativa finalmente resultó frustrada, entre otras cosas por las interminables trabas burocráticas que acabaron por aburrir a su impulsor.
Tras largos años con lo que queda de la nave exhibiendo impúdicamente su deterioro junto al portuense varadero Guadalete, para dolor de los portuenses, esta misma semana se ha presentado un proyecto de recuperación que si bien no devolverá al Vapor a su antiguo papel, sí que al menos lo rescatará del olvido y tratará de dignificar su futuro.
Ahora un grupo de portuenses, unidos entre otras cosas por su afición al Carnaval, han conseguido después de seis años de trámites la titularidad del Adriano III, rescatando ya algunos de sus enseres y haciéndose también con la titularidad de la marca registrada. Se trata de la asociación portuense El Vaporcito, que ha visto frustrados sus iniciales planes de recuperación debido a la crisis del coronavirus.
Precisamente la donación del barco se firmó el 13 de marzo, un día antes de que se declarara el Estado de Alarma, y algunos de los actos que estaban ya organizados para recaudar fondos se han tenido que posponer hasta el año que viene.
Como explica el presidente de la asociación, José María García Flores, “teníamos cerrados ya dos eventos para los días 3 y 4 de julio. En uno de ellos iban a venir a la Plaza de Toros las agrupaciones más punteras del Carnaval, las agrupaciones que participaron en la final del Falla, pero vamos a tener que posponerlo hasta el verano próximo”, explica.
También está en cartera la celebración de una zambomba en el mes de diciembre y la puesta en marcha de una fila cero para todos aquellos portuenses que quieran colaborar en la recuperación del Vapor.
La asociación está recabando información además sobre la posible puesta en marcha de una escuela taller para carpinteros de ribera, que puedan participar en la reforma de la nave, de la que se quiere respetar su estructura aunque despejando algo el interior, para que el barco pueda acoger en un futuro algún evento de pequeño formato.
El lugar en el que se ubicará no se ha decidido todavía, aunque será en el entorno de la avenida de la Bajamar.
En el proyecto de restauración colaboran ingenieros navales y un capitán de la Marina mercante, que asesorarán a la hora de actuar en la embarcación. El coste estimado de los trabajos será de 400.000 euros, que serán aportados a través de eventos y donaciones particulares.
Si bien la noticia de una recuperación del Vapor para El Puerto y la Bahía ha sido muy bien recibida, como un subidón de optimismo por lo que tiene de símbolo el Adriano, hay que tener en cuenta que el proceso no será fácil ni tampoco rápido, y menos teniendo en cuenta el retraso que está suponiendo en los planes de la asociación la actual situación de pandemia que vive todo el país.
Aún así, el entusiasmo de este grupo de amigos es envidiable y cuentan también en el empeño con el apoyo del Ayuntamiento portuense, la Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz y la Junta de Andalucía. Todos entienden que esta puede ser la última oportunidad para el Vapor, un emblema que no se merece terminar hecho astillas sino con una presencia digna que recuerde a propios y extraños el importante papel que ha jugado en El Puerto durante tantos años.
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