El Puerto: Los vecinos de Misericordia no pueden más
Ocio y derechos ciudadanos
Reclaman al Ayuntamiento portuense que la calle se declare como Zona Acústicamente Saturada (ZAS), ante la falta de control y las molestias que sufren todo el año
La ocupación abusiva de la vía pública se ha convertido en un problema
Los vecinos de la calle Misericordia, en El Puerto de Santa María, no pueden más. Desde la peatonalización de la céntrica calle, en el año 2009, el número de establecimientos hosteleros ha ido en aumento de forma exagerada, no solo en esta calle sino también en otras del entorno como Jesús de los Milagros o la calle Luna.
Al margen de la proliferación de este tipo de establecimientos, los vecinos se quejan de la absoluta falta de control de los mismos, tanto en lo que respecta a los ruidos como a la ocupación de la vía pública, licencias y accesibilidad.
Tras haber presentado en el Ayuntamiento múltiples quejas y sin haber conseguido que nadie les atienda, las comunidades de propietarios de los números 9, 9A y 10 de la calle Misericordia han dirigido al alcalde, Germán Beardo, un exhaustivo informe de más de 50 páginas en el que recogen todas sus quejas y reclamaciones, así como sus demandas para que se respeten sus derechos como vecinos y propietarios.
El escrito también cuenta con la firma de la asociación de personas con discapacidad funcional La Gaviota, que apoya las reivindicaciones sobre todo en lo que atañe a la falta de accesibilidad.
Después de haber enviado un total de cinco escritos al Ayuntamiento en el último año, sin haber obtenido respuesta alguna, los reclamantes creen que “tanto el equipo de gobierno como los funcionarios y técnicos del Ayuntamiento piensan que pueden hacer o deshacer lo que deseen a su antojo, sin hacer cumplir la normativa municipal, autonómica y estatal que es de aplicación para todos, no sólo para los ciudadanos sino también para sus instituciones y quienes las regentan. Es una pena, por no llamarlo de otra manera, ver cómo nuestro alcalde tiene suficiente tiempo para estar continuamente apareciendo en las redes sociales haciéndose fotos de cualquier índole, y sin embargo no ha tenido tiempo en dos años para reunirse con nosotros ni para abordar el problema tan grave que existe y que en gran medida, él mismo ha provocado”, señalan.
El informe dirigido a Beardo consta de nueve puntos en los que los vecinos exponen sus demandas: que se inicie de oficio y la mayor brevedad posible la Tramitación de la Zona Acústicamente Saturada (ZAS) en la calle Misericordia y colindantes; que se tramite y apruebe la correspondiente Ordenanza sobre Terrazas o su régimen sancionador, iniciando ya la apertura de expedientes sancionadores a que diera lugar el comportamiento no autorizado por parte de los establecimientos de hostelería; que se regularice el tránsito rodado de la calle Misericordia, exigiendo el balizamiento de las terrazas, como se hace en otras calles y establecimientos, liberando el ancho mínimo para el paso de vehículos y sin invadir éste el itinerario accesible; que no concedan más licencias de bares, especialmente con música y pubs, ni se autorice el traspaso de las ya existentes; que se aplique la normativa estatal en materia de accesibilidad; que se reduzcan las dimensiones de las terrazas; que se obligue a los pubs y bares de música a instalar sillas bajas en la calle para evitar que se supere el aforo y se consuma de pie en medio de la calle; que se les facilite la documentación solicitada al Ayuntamiento y finalmente, que se cumpla y se haga cumplir toda la normativa legal.
El informe que acompaña al escrito dirigido al alcalde es muy detallado y explica, con fotografías y ejemplos concretos, todas las molestias y perjuicios que padecen. Los vecinos quieren dejar claro que “en absoluto estamos en contra de las actividades de hostelería en nuestras calles , independiente del tipo de Licencia de Actividad de la que dispongan. Lo único que exigimos es que se desarrollen bajo la legislación vigente, que es de obligado cumplimiento para todos y cuyo único objetivo es el de establecer un equilibrio entre todas las partes afectadas, entre sus derechos y obligaciones y con el propósito de fomentar un desarrollo sostenible y justo de las ciudades, pero siempre preservando los derechos fundamentales de sus ciudadanos”.
En el caso de Misericordia y su entorno, los residentes lamentan que “los hechos denunciados se producen durante todo el año, con especial incidencia en fines de semana, festivos, periodo estival y en todos aquellos eventos que el Ayuntamiento organiza. Entendemos que los eventos y celebraciones son buenas para la ciudad y se aceptan con agrado, más allá de las molestias puntuales, el problema es el libertinaje permanente por parte de los hosteleros y la permisividad por parte del Ayuntamiento, que hacen que ya nada sea aceptable”, lamentan, y añaden que “el hecho de llegar hasta este punto se debe principalmente al abandono por parte del actual equipo de gobierno con su alcalde, Germán Beardo, al frente, así como por la falta de cargo de los técnicos y funcionarios municipales, que por dejadez o por el acatamiento de órdenes de sus superiores no hacen cumplir las ordenanzas urbanísticas ni otras leyes y normas de mayor rango”.
El informe recuerda que “desde que se peatonalizó esta zona del casco histórico allá por el año 2009 han ido proliferando numerosos establecimientos de hostelería, muchos de ellos destinados a bares con música, pubs y discotecas, a medida que iban cerrando otros locales de alimentación, ropa, estancos, agencia de viajes, etc, y todo ello sin ningún tipo de planificación por parte del Ayuntamiento, ni por parte de sus equipos de gobierno ni por parte de su personal técnico. Todo ello genera “una gran contaminación acústica, además de ser el caldo de cultivo ideal para el turismo de borrachera que desde al Ayuntamiento se está potenciando por su inacción y en la que rara es la noche en la que no haya peleas, vómitos y orina por las paredes, cristales por el suelo, etc”. Además la mayoría de los establecimientos ocupan más superficie de la que tienen autorizada y operan continuamente con las puertas abiertas, aumentando enormemente la presión sonora, afectando gravemente la salud de las personas.
Para estos vecinos “a pesar de la estrechez de la mayoría de estas calles del casco histórico y la altura de sus edificaciones, lo que genera un aumento de la presión sonora por reverberación, desde el Ayuntamiento se ha permitido la instalación de terrazas y veladores con dimensiones desproporcionadas, independientemente del tipo de establecimiento y de su horario, no dejando apenas espacio para el tránsito de personas, acceso de vehículos a viviendas, itinerarios accesibles, etc, aumentando enormemente los niveles acústicos antes mencionados y que son muy perjudiciales para la salud. No podemos entender cómo desde el Ayuntamiento se siguen concediendo licencias de actividad, especialmente para bares de copas en una zona tan concentrada, a sabiendas de que esta decisión empeora la contaminación acústica de la misma, ya de por sí muy deteriorada, y de la que no hay que ser un especialista en la materia para comprender que los límites sonoros permitidos se superan con creces y de manera continuada durante prácticamente todo el año”.
Ya en junio de 2021 estas comunidades solicitaban al Ayuntamiento que no concediera más licencias de bares con música y pubs en la calle Misericordia y desde entonces se han concedido dos licencias más, a Malvaloca y a Black, así como alguna más en calles y plazas colindantes como Macako en la Plaza de la Herrería, lo que denota, una vez más, el nulo interés que tiene el Ayuntamiento en que se cumpla la legislación vigente en esta zona de la ciudad”.
Al coincidir en la calle tanto bares de comida como pubs, ambos con distintos horarios, los niveles sonoros se producen de manera continua desde la 13:00 horas cuando se inicia la actividad los bares de comida hasta el cierre de los pubs y discotecas a altas horas de la madrugada del día siguiente, y así prácticamente todos los días del año.
Como problema añadido, los vecinos se encuentran con que la mayoría de los establecimientos incumplen la superficie de ocupación que tienen concedida en su licencia. “El problema es que quieren más y más. No siendo suficiente la superficie concedida, la mayoría de los establecimientos superan sus límites para meter una segunda línea de mesas, generando mayores problemas de accesibilidad la mayoría de los establecimientos superan sus límites para meter una segunda línea de mesas, de tránsito seguro de los vehículos y de mayor ruido, por encima del que legalmente deberíamos soportar y todo ello, para rentabilizar aún más sus negocios. Este incumplimiento incluso llega al punto de que, cuando los vecinos tenemos la suerte de que haya una fachada sin local, o éste se encuentre cerrado por descanso, el resto de establecimientos instalan allí sus mesas, hecho que también permite el Ayuntamiento, no pudiendo los vecinos siquiera, aprovechar esos momentos de menor ruido”. Por otro lado, los pubs instalan mesas pequeñas y altas en las que los clientes toman sus consumiciones de pie, de manera que no se controla el aforo, ya en una mesa puede haber hasta diez personas de pie alrededor de ella, bebiendo literalmente en medio de la calle.
También denuncian el descontrol existente con el acceso a sus garajes, que estaban antes de que se peatonalizara la calle y a los que a veces resulta casi imposible acceder, al no estar balizado el tramo completo de la calle, lo que provoca continuamente situaciones de tensión entre los clientes de los bares y los conductores. “Es una auténtica vergüenza que los vecinos de la calle Misericordia tengamos que estar literalmente pidiendo permiso para entrar y salir de nuestras viviendas”, denuncian. En cuanto a la falta de accesibilidad, las comunidades lamentan que no se deja espacio ni para el acceso de ambulancias y otros servicios básicos, lo que ya ha provocado varios problemas graves en la zona.
Los vecinos han trasladado también sus quejas a la Junta de Andalucía, que ha enviado un requerimiento al Ayuntamiento sin haber obtenido tampoco respuesta. “Queda evidenciada la dejadez del Ayuntamiento para hacer cumplir todo aquello que le compete en materia de protección acústica”, lamentan, concluyendo que “todo lo expuesto es consecuencia de tener gobernantes que son incapaces de pararse a valorar las consecuencias que a largo plazo generan sus decisiones, a sabiendas de que están de paso y estarán pocos años al frente de la ciudad y todo les da igual”.
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