El parqué
Ascensos moderados
Luis García Rodríguez. Sacerdote y misionero en la Patagonia argentina
-¿En qué consiste su labor?
-Mi misión es amplia, no se encierra exclusivamente en el trabajo pastoral, sino que también estoy muy comprometido con las causas sociales. Desde el punto de vista religioso, estoy comprometido con la pastoral de la parroquia de Nuestra Señora de la Merced, que es la más antigua de la Patagonia. Hacemos catequesis, Cáritas, Pastoral Social y de la Salud, celebraciones de eucaristías y sacramentos... También tenemos programas sociales: el año pasado pusimos en marcha el albergue El Buen Samaritano para personas en situación de calle; un comedor comunitario La heladera solidaria; proyectos de orientación laboral...
-¿Por qué Argentina?
-Cuando nos lo plantearon, los dos que quisimos embarcarnos en este proyecto teníamos claro que queríamos ir a cualquier país latinoamericano que no fuera Argentina, puesto que en Europa tiene esa impronta de ser un país del primer mundo. Pero ésa es sólo la imagen de Buenos Aires, la realidad argentina es muy diferente. En el sur hay mucha pobreza, desigualdad y miseria. Se puso en contacto con nosotros un sacerdote de Rionegro, nos gustó la forma de trabajar de esa diócesis y nos fuimos a poner nuestro granito de arena.
-Reciben apoyo de la sociedad andaluza.
-La Fundación Creando Futuro tiene raíces muy almerienses. De hecho, es lo que es gracias al apoyo de instituciones y personas de Almería, Adra, Purchena, Roquetas, Vícar... Ha habido una gran relación de mi tierra con los proyectos de esta fundación. La prueba es que algunos proyectos llevan el nombre de pueblos almerienses.
-¿Hay crisis pastoral en España?
-La crisis en España es grande, aquí también se necesita a gente evangelizadora. Pero también hace falta dar un paso que en la iglesia latinoamericana ya se dio, como es hacerla menos clerical, darle más protagonismo a los laicos. En Argentina hay un equipo de animación en cada una de las comunidades y hacen una celebración de la palabra. Aunque el sacerdote no esté, la comunidad celebra. Es bueno desclericalizar muchas de las plataformas de nuestra iglesia.
-La Iglesia juega un papel fundamental en las labores misioneras.
-Hay muchas otra organizaciones que también trabajan, nosotros los misioneros hacemos nuestra tarea en el campo de la evangelización. Para mí, lo pastoral va unido a lo social, no puedo anunciar a Jesús sin estrechar a mi hermano, sin solidarizarme con él, sin escucharlo, sin responder a una necesidad de mi hermano. Anunciar a Jesús implica comprometernos con la transformación de las realidades sociales. Tanto la Iglesia española como muchas organizaciones sociales tienen misioneros en Latinoamerica.
-Lleva ya 23 años fuera de su casa, de su país.
-Impacta tanto tiempo. Cuando uno llega a un lugar, piensa en estar tres, cuatro o cinco años, prestar un servicio y luego volverse. Sin embargo, luego te vas encontrando unas situaciones que requieren de un mayor compromiso por tu parte. Hago una valoración muy positiva tanto del trabajo que se ha hecho a nivel pastoral como del social.
-Hace falta mucha fe.
-Por supuesto que sí. Hay proyectos que están muy unidos a la Iglesia, pero también muchos otros que llevamos a cabo desde la Fundación Creando Futuro, que es laica.
-¿Tiene pensado ir con su labor a otro lugar del mundo?
-Ir a otro país ya no lo contemplo, aunque me encantaría meterme en otro país de mayor pobreza para ayudar. Estoy transplantado de riñón y ahora tengo que cuidarme y vigilarme. Sigo en Argentina por la buena situación médica que hay, tengo un nefrólogo que me hace un seguimiento y me da seguridad para trabajar allí. Mientras yo tenga fuerzas y pueda, voy a seguir allí. Si tuviera que venirme, me daría mucha pena porque veo falta de vocación y faltan sacerdotes. Además, no soy capaz de dejar solo a mi obispo, es muy humano, como dice el Papa: "Es un pastor que huele a oveja".
-Tras tantos años fuera, ¿se pierde cuando vuelve a su tierra?
-Cuando vuelvo siento mucha alegría. A pesar de que trabaje en la Patagonia y me sienta también de allá, me emociono cuando recorro mi pueblo, Purchena, Almería, Roquetas, Adra... Adra es un pueblo maravilloso, allí estuve muy metido con la gente y noto su cariño siempre. Yo vuelvo cada dos años, que mira si se cambia en ese tiempo, pero los vecinos me reconocen cuando comienzo a hablar.
Desde que en 1994 el obispo de Almería le propusiera a Luis irse de misionero a Viedma (Rionegro), su vida la ha entregado enteramente a los demás. Tras diez años de diácono en Roquetas de Mar y siete de cura en Adra, se marchó con Juan Antonio Plaza a la otra punta del planeta de misionero. Tras varias idas y venidas de compañeros eclesiásticos, Luis es el único que continúa desde que comenzaron las misiones. Actualmente, sigue desarrollando su labor en tierras latinoamericanas junto con los también sacerdotes almerienses Alfonso Sola y Rafael García, además de los voluntarios Manolo Ruiz y Amanda López.
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