"Una catedral gótica tan moderna como la de Sevilla en un lugar tan meridional es algo extraordinario"
Juan Clemente Rodríguez Estévez | Profesor titular de Historia del Arte
El profesor destaca que "en Andalucía, podemos viajar por la historia de la arquitectura, desde los siglos XIII al XVIII, a través de nuestras catedrales"
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Experto en catedrales. Juan Clemente Rodríguez Estévez (Villablanca, Huelva, 1968), profesor titular de Historia del Arte de la Universidad de Sevilla, ha centrado su campo de investigación en la Historia de la Arquitectura de la Baja Edad Media y del Renacimiento en el Sur de España. Conoce a fondo la Catedral de Sevilla, el tema de su tesis, y ha extendido sus estudios a los templos de España y Europa. Se ha ganado varios reconocimientos como el Premio Extraordinario de Doctorado (curso 1995-1996) o el Premio Archivo Hispalense (1996). Imparte docencia en la Universidad de Sevilla sobre arte islámico y arte cristiano medieval. Voló de su pueblo natal con 14 años, pero nunca pierde el vínculo con su tierra. Es autor de El universal convite: Arte y alimentación en la Sevilla del Renacimiento (Cátedra, 2021).
-El papel de las catedrales en la época medieval ha variado mucho comparado con la función que desempeñan en la actualidad, ¿cómo lo ve?
-La catedral, concebida como sede episcopal, representa como ningún otro edificio a la sociedad medieval en toda su complejidad. En ella se atendía al culto ordinario y a los grandes eventos del calendario litúrgico; cumplía con funciones asistenciales, funerarias y educativas. En ella se condensaba todo el imaginario asociado a una religión de salvación como es la cristiana, en un contexto en el que lo sagrado alcanzaba a todas las esferas de la vida. Además, era un centro cívico de primera magnitud, un gran dinamizador económico, así como un auténtico centro cultural. Para nosotros, es difícil recrear esa experiencia. Las ciudades ya no respiran a través de sus catedrales. Eso explica que, en algunos lugares hayan experimentado una situación de abandono y que, en otros, se vean sometidas a tensiones muy acusadas, ajenas a sus funciones tradicionales. El gran reto es lograr un equilibrio entre los usos religioso, patrimonial y turístico.
-Hay catedrales que han surgido tras desastres naturales
-En el año 1193, la catedral de Chartres sufrió un incendio devastador por un rayo. Esta obra maestra del gótico francés es el resultado del nuevo proyecto tras ese incendio. Estos edificios, aunque eran de piedra, tenían armaduras de madera que arden con facilidad, como en Notre Dame (París).
-¿El armazón de madera se repite en todas?
-La típica catedral Europea gótica tiene tejados a dos aguas, para evacuar el agua y la nieve, que se apoyan en un armazón con vigas de madera (roble). Todavía hay catedrales con armaduras originales de los siglos XII y XIII.
-¿La de Sevilla también tiene madera en su estructura?
-La catedral de Sevilla, como la de Barcelona y -en general- las del gótico mediterráneo, es diferente. Fue concebida con azoteas. Las bóvedas de piedra reciben un relleno de vasos de barro, sobre el que se extendía un paño de ladrillos. En Sevilla, esa superficie fue aprovechada para realizar los dibujos o monteas de la propia obra.
-Otras catedrales resurgen tras una guerra
-En la Edad Contemporánea, las dos guerras mundiales tuvieron consecuencias devastadoras sobre el patrimonio arquitectónico europeo. En muchos casos, ante la falta de hombres, el papel de la mujer en los procesos de reconstrucción fue decisivo, como ilustra la obra de la catedral de Viena, cuya cubierta ardió en 1945.
-¿Qué caracteriza a las catedrales de Andalucía?
-Su diversidad. Las catedrales siempre son únicas. Sus fábricas pétreas muestran el color y la textura de los materiales que proceden de las canteras más cercanas. Hay excepciones en las que se trajeron materiales desde grandes distancias contando con recursos extraordinarios. Así, la de Sevilla se levantó con la piedra de la sierra gaditana de San Cristóbal, pero, habitualmente, reflejan -como los vinos- las peculiaridades del paisaje en el que se producen. Por otra parte, cada una de ellas se moldea, generación tras generación, con su propia peripecia histórica. En el caso de Andalucía, se dio un panorama particularmente rico.
-La de Córdoba es de las más singulares...
-La catedral de Córdoba ocupa una monumental mezquita que, tras ser purificada y consagrada como templo cristiano en 1236, se sometió a un largo e interesante proceso de transformación. La coexistencia entre las dos grandes civilizaciones que marcaron la historia de la España medieval se manifiesta en el edificio con particular elocuencia. Muchas veces, a mi juicio sin fundamento, se critica la intervención cristiana realizada durante el siglo XVI en la catedral de Córdoba, pero ello es posible porque toda esa compleja experiencia histórica, marcada por la convivencia y el conflicto, aparece viva ante nuestros ojos. Paradójicamente, ninguna otra catedral ofrece el recuerdo visible de un edificio islámico como éste.
-En Sevilla, el edificio original de mezquita no se preserva
-Efectivamente, se derribó para levantar un gran templo gótico, iniciado hacia 1433. Solo se conserva el patio de los Naranjos y la torre, posteriormente cristianizada con su bello campanario renacentista. En Sevilla, se opta por eliminar el oratorio islámico y manifestar las aspiraciones de un cristianismo triunfante. No hay lugar para la tradición mudéjar. Los constructores y la piedra se traen de fuera, lo cual supuso un gran esfuerzo logístico y económico. El resultado fue una obra original y a la vez moderna. Es insólito que maestros extranjeros, varios de ellos normandos, desplegaran un lenguaje que se producía en los grandes centros de la Europa del momento. Ver una catedral gótica tan moderna para su época, en un lugar tan meridional como Sevilla, es algo extraordinario.
-Y en Granada ¿cómo surge su templo mayor?
-En Granada, no existía una tradición gótica que se resistiera a los nuevos vientos que llegaban desde Italia. Aunque se ideó inicialmente un edificio gótico, el compromiso de la ciudad con el proyecto imperial de Carlos V favoreció la construcción de una de las catedrales más interesantes del Renacimiento en Europa. Diseñada por Diego Siloé, su proyección se extenderá a las catedrales de Guadix, Málaga y Jaén, así como a otras americanas como la de Guadalajara.
-¿Y en Cádiz?
-Iniciada en el siglo XVIII, la catedral aparece varada junto al mar con una estampa inolvidable. En ella se reconoce la huella de los templos renacentistas de Andalucía Oriental, aunque se dotó de una orientación nueva, ligada a la estética del barroco y del neoclasicismo. En Andalucía, podemos viajar por la historia de la arquitectura, desde los siglos XIII al XVIII, a través de nuestras catedrales.
-Equilibrar todos los usos que acoge hoy una catedral no es tarea sencilla...
-Se trata de una problemática compleja. Por una parte, la catedral debe atender adecuadamente la función religiosa para la que fue concebida. Y, a su vez, ello debe conciliarse con su uso como bien de interés cultural y artístico, sin olvidar que la propia ciudad se ve representada en ella. Por otra parte, la explotación turística conlleva ciertos problemas. Se violenta la vida ordinaria del edificio; se acelera su deterioro y dificulta su conservación; y se redefine su uso, modelándose con criterios en algunos casos cuestionables. Podríamos aceptar que la explotación turística de estos inmuebles viene a sumarse, como un atributo de los nuevos tiempos, a la larga lista de funciones y usos de los templos catedralicios, históricamente sometidos a un natural proceso de evolución; lo cual -además- reporta importantes recursos para su propia supervivencia. Pero, si ello no se canaliza de un modo respetuoso y equilibrado, con la participación de todos los agentes implicados, incluyendo a los profesionales de la arquitectura, la historia del arte y de la restauración, el daño será irreparable.
-Su catedral del mundo preferida
-Como decía antes, cada catedral tiene sus propias peculiaridades y algunas de ellas son ciertamente extraordinarias. No obstante, por razones sentimentales, me quedo con la de Sevilla. Es un edificio fascinante, al que he dedicado una buena parte de mi vida investigadora, y que no deja de sorprenderme.
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