"Aprender de mi padre y mi tío fue el mejor máster"
Emilio Aragón | Músico, productor y actor
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INQUIETO ENTUSIASTA. "Soy un contador de historias, músico y con alma de payaso". Así se ha definido en numerosas ocasiones Emilio Aragón (La Habana, 1959). Humorista, payaso, director de cine, de orquesta, guionista, músico, actor, presentador, directivo de televisión, productor... Abarca mucho y aprieta todavía más. Ahora también escribe (Telmo Lobo. El misterio del capitán) y coproduce junto a Antonio Banderas el musical Godspell, que estará entre el 28 de febrero y el 2 de marzo en el Cartuja Center de Sevilla.
–Godspell fue el primer musical que vio en un teatro. ¿Se cierra un círculo?
–Un círculo de un deseo compartido por varias personas, entre ellas Antonio Banderas y yo, y de resucitar esta comedia musical que me parece maravillosa.
–Un cartel encabezado por Antonio Banderas y Emilio Aragón casi cuelga sólo el "no hay billetes".
–Hoy hay mucha competencia, muchas obras muy buenas y compañías que están girando ya. Y también no sólo competimos con teatros, también con el fútbol y otro tipo de eventos. Al público hay que recordarle ante este océano de ofertas que estamos aquí.
–"Todo es posible si nos mueve el amor y la justicia". Parece una frase de un telepredicador yanqui.
–No, no. La pasión mueve montañas y si las cosas se hacen con honestidad y con el corazón en la mano, pueden salir mal, pero lo normal es que salgan bien.
–En vísperas de la Cuaresma, representa una Pasión en Sevilla, ¿no le parece muy atrevido?
–No, al contrario. Cualquier época es buena para recordar esta nueva Pasión.
–Para mi generación será siempre Milikito. ¿Es una molestia o un cumplido?
–Un cumplido absoluto. Ahí es donde aprendí todo. Tener la suerte de aprender de mi padre y mi tío fue el mejor máster que pude tener.
–Al menos, no lo recuerdo como a su coproductor, Antonio Banderas... en paños menores por las ocurrencias de Pedro Almodóvar.
–Mi trabajo me llevó por otro camino, pero si tuviese que haberlo hecho, quizás lo habría hecho también.
–No se conforma con contarle cuentos a sus nietos, sino que les escribe un libro (Telmo Lobo. El misterio del capitán) y lo publica. ¿Lo hace todo a lo grande?
–La literatura infantil-juvenil es algo muy serio. El lector adulto tiene la paciencia de aguantar aunque no le esté gustando mucho, pero los chavales cierran el libro si no les gusta. Vamos por la segunda edición, algo estamos haciendo bien. La segunda novela saldrá en septiembre y va como un cohete.
–Aparte del talento, ¿cuántas puertas le ha abierto su cara de buena gente?
–Pienso, y se lo digo a mis hijos y a los jóvenes, que quien crea que lo sabe todo está muy equivocado. Sigo estudiando, aprendo a diario. Aquello de "sólo sé que no sé nada", por ahí van los tiros. Hay tantos proyectos que quisiera acometer que no hay horas en una vida. Cada mañana intento aprender.
Creo que en la comedia es necesario a veces sacar los pies del tiesto porque también es sano"
–Hombre orquesta. ¿Hay algo que no haga bien?
–Claro, nos equivocamos también en muchas cosas.
–"Cuidado con Paloma que me han dicho que es de goma". ¿No le dio un tirón de orejas un gran poeta como su amigo Antonio Vega por el pareado?
–Al contrario, Antonio tenía un sentido del humor increíble, era muy gracioso y con mucha ironía. Ese disco es comedia, humor puro duro, una gamberrada, ninguno esperamos ese éxito.
–Miliki, su padre, decía que es imposible silbar estando enfadado. Con este panorama de confrontación estará en peligro de extinción esta sana costumbre, ¿no?
–Suscribo esas palabras. Mi padre me lo decía: "¿De verdad puede haber alguien que silba que está de mal humor? Eso es imposible". Volviendo a Godspell, si de algo sirve la obra es para la sobremesa. Plantea cosas a quienes la vean que les hará comentarlas en la sobremesa. Crea debate a la salida del teatro.
–Miliki le hablaba a los niños como a los adultos. Otra lección.
–Y es verdad. Ése fue el gran secreto de mi padre y de mis tíos, trataban a los niños como adultos. Ellos en televisión tocaban una canción de tres minutos y medio con un instrumento. ¿Usted cree que hoy aguantaría un productor en televisión tres minutos y medio de un señor con un acordeón? Pues ellos lo sostenían y eran conscientes de que era un trabajo pedagógico. El Pirata, el saxo que estaba en el programa de Buenafuente, me dijo que él era músico porque le pidió a su padre tocar el acordeón como ese señor de la tele, que era mi tío. Eso lo he escuchado muchas veces. Despierta vocaciones.
–¿Era mucho más gamberro el sentido del humor de Ni en vivo ni en directo en los 80 que el de ahora?
–Sí, yo era gamberrete. Los de mi generación bebíamos mucho de Monty Python, de Éstas no son las noticias de las nueve, de Laugh-In, un programa de Estados Unidos de los 60, también de monologuistas tipo Lenny Bruce, aunque hacían cosas un poquito más oscuras pero veían la vida con esa mirada gamberra... Creo que en la comedia es necesario a veces sacar los pies del tiesto porque también es sano. ¿Cree que alguien podría hacer hoy La vida de Brian?
–Me temo que no.
–Es un ejemplo. Y es una pena, sí.
–El 1 de enero de 1959, Fidel Castro tomó el poder. El 16 de abril del mismo año, usted nació en La Habana. ¿Se ha resignado a no conocer la libertad en Cuba?
–Salimos en el año 60 porque mi padre logró un contrato de televisión en Puerto Rico, pero luego el Gobierno cubano cerró las fronteras. Si entrabas no podías salir. Nuestra casa se quedó con la leche en la nevera. No me gusta hablar de política. Creo que usted lo dice todo con su pregunta.
–Verano azul, Farmacia de guardia, Médico de familia, Cuéntame, Los Serrano y Aquí no hay quien viva son las mejores series españolas de siempre. ¡Viva el costumbrismo español!
–¡Y bendito sea! Me fascinan el cine español de los 60 y Berlanga. Si han tenido éxito estas historias, estas películas y estas series, será por algo. Y que sea por muchos años más.
–Despeje el enigma y, ojo, que puedo ganar unas cervezas. ¿La gallina era turuleta o turuleca?
–En casa es turuleca.
–Brindaré a su salud...
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