"Es de buen adolescente saberlo todo"
Víctor Amat | Psicólogo
LO MALO DE LO POSITIVO. Decidido a arrojar una perspectiva más rebelde, el psicólogo Victor Amat (Barcelona, 1963) publica Antimeditaciones. Lo que Marco Aurelio nunca te contó sobre el arte de vivir (Vergara), donde reinventa las Meditaciones en clave punk con aforismos al estilo de los antiguos. Lo hace a través de un compendio de pensamientos y reflexiones para aprender a apañar nuestras miserias lejos de la moda del estoicismo y la psicología positiva.
–¿Estudió psicología para curarse o para "apañar las mierdas ajenas"?
–Nunca se puede determinar muy bien. Cuando estudié la carrera y vi a los compañeros pensé: "¿Qué coño estamos haciendo?".
–¿Los psicólogos están sobrevalorados o infravalorados?
–Somos los nuevos curas, estamos sobrevalorados a tope, falta que nos den un sotana. Y las chicas son peores, dan como homilías.
–¿Quitan o dan trabajo los libros de autoayuda?
–Dan mucho. Si funcionaran, ya estaríamos todos curados. Mi propuesta de pretender ser un referente contracultural es ésa: la gente está peor desde que leen esos libros.
–¿Se iría de copas con Paulo Coelho?
–Nunca. He compartido editora y me ha hablado muy mal. Debe ser una persona que está en un nivel cuántico que se me escapa.
–La psicología positiva se utiliza en los colegios ahora que han incluido la "educación emocional o en valores". ¿Qué haría para favorecer la educación emocional sin que parezca un libro de Rafael Santandreu?
–Es terrible. Se les da a los niños un contenido mal centrado, como los colegios bilingües con profesores de inglés que no tienen ni idea. Nos hemos perdido en el momento en el que olvidamos que estos valores y esta formación emocional se dan en casa, en el entorno familiar. La escuela está para otras cosas, obviamente no para maltratar a los críos.
–En una juventud cada vez más radicalizada, los populismos psicológicos van a más. ¿Qué piensa de las corrientes-sectas psicológicas que tienen cada vez más adeptos?
–En un mundo de incertidumbre, la gente es corta, en el buen sentido; al perderse el razonamiento crítico, al cagarnos en las humanidades, conseguimos que los chavales no sepan a qué atenerse. Ergo, cualquier cosa que proponga una certeza, te haces de eso. Te aficionas al Madrid porque sabes que va a ganar y tiene 15 Copas de Europa; si eres del Betis vas a sufrir. Hay una caterva de gente vendiendo recetas de la felicidad y esto no funciona así.
–"Todos los días nace un ingenuo y dos vendehúmos". ¿No se quintuplican los timadores en el ámbito laboral?
–Linkedin es una máquina de hacer eso. Miras los currículos y te quedas flipando. Un tío que lleva un almacén de repente tiene un cargo rimbombante. Con 12 años mi hija me decía que lo importante es aparentar. Y llevaba razón.
–Otra de sus frases: "No soy lo bastante adolescente para saberlo todo". Mi sobrino de 20 años asegura que él ya tiene el carné de la vida.
–De boxeador tuve una época de muy chulito y mi entrenador me decía: "El mismo que me paró a mí te parará a ti". No lo entendía. Y con 30 años me di cuenta de que se refería al tiempo, a la edad. Lo mismo pasa con los jóvenes. Es de buen adolescente saberlo todo. Nos jode a los adultos porque hemos pasado esa etapa y la hemos olvidado. Pero pobre del adolescente que no lo sepa todo.
Los psicólogos somos los nuevos curas, estamos sobrevalorados a tope, falta que nos den un sotana"
–Viene a corregir a Marco Aurelio, descendiente de una familia de la Bética. ¡Ya estamos con el dichoso supremacismo de los catalanes sobre los andaluces!
–Mi madre era de Alcalá del Río. Soy catalán 100 por 100, que es 50 por ciento andaluz. Corrijo a Marco Aurelio porque hace 2.000 años sólo tenían formación las élites, hace una reflexión y la vende para la posterioridad. Al final es un manual del buen ciudadano, como el Libro Rojo de Mao; si me haces caso, no te cortaremos la cabeza. El estoicismo es una filosofía para esclavos. Todos lo somos y reivindico un esclavo un poco rebelde, no un tío Tom.
–Ha tenido relación con el kárate y el boxeo. ¿De cuántos pacientes ha pensado "a éste le quito yo la tontería de un guantazo"?
–Muchos, pero es un trabajo compasivo y muchos cuentan historias que no hay psicología que lo levante, con verdaderos traumas, y que les digan que piensen en positivo o les den la receta de la felicidad me parece insultante. Es la pérdida de la compasión, una psicopatía vestida de buen rollo.
–Campeón de Europa de kickboxing. ¿Llegó a pelear con Poli Díaz?
–Me soltó unas buenas hostias, pero como aficionado.
–¿Lo llaman el psicólogo punk porque piensa que no hay futuro?
–Lo punk es una respuesta a lo hippie y la psicología naïf que venden es muy hippie, de que si abrazas te va a subir no sé qué droga. La vida no es así y la psicología está para ayudar a las personas a encontrar la manera de resolver o apañar sus vidas. El objetivo del ser humano no es ser feliz, es tener una vida razonablemente buena.
–Mucho punk pero la cresta roja ni se le intuye. ¿La felicidad reside en una clínica capilar turca?
–Jamás me haría un implante capilar. Soy casi calvo por voluntad. Si la felicidad está colocada en criterios estéticos, durará lo que dure y por eso vemos las caras que vemos, como las de Bélmez.
–Podría contraatacar y sacar tazas y camisetas con sus aforismos...
–Estoy en ello... Tengo conciencia de clase, pienso en cómo quitar lectores a Marian Rojas y por ahí hemos encontrado el mensaje de reivindicar el sufrimiento eficiente. El obispo Thomas Merton no se hizo sacerdote para no sufrir, sino para sufrir más efizcamente. Buscamos la felicidad y es mucho mejor buscar cómo sufrir efizcamente; encaja con la cultura católica. Aprender a sufrir lo que toca.
–Hasta hace poco el único estoico conocido era el del Barça de Cruyff...
–Una referencia; si pudiera ser un futbolista, sería él.
–Dice en un apunte autobiográfico que se licenció en "una universidad católica y pija". ¿Todos los que presumen de ser malotes y rupturistas son hijos de papá?
–Estudié de mayor y me lo pagué, macho. Acabé de boxear con 34, había estudiado hipnosis, hablé con mi padre, que tenía muy mala leche y se estaba muriendo, y me dijo: "Si hay que ser gilipollas, gilipollas con carné". Me metí en una privada que no era muy cara y me encajaban los horarios. Mis compañeros eran gente bien, no como yo. Siempre he sido un poco outsider.
–Preside la Asociación Española de Psicoterapia Breve. ¿Es para diferenciarse de sus colegas argentinos, que no paran de hablar?
–Hice un curso on line en Argentina y no se apuntó nadie, unos 30 y allí hay miles de psicólogos, un desastre. Aprendí una dura lección.
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