"La verdadera comedia está en el Congreso"
Maru Candel | Cómica

TRIANERA TEATRERA. Maru Candel (Sevilla, 1977) lleva 20 años como cómica. Recuerda sus tiempos mozos con alegría, impartiendo clases a niños o después en bares provocando las carcajadas al respetable. Ahora esta trianera medio gaditana cuelga el cartel de “no hay billetes” en los teatros en los que actúa. Con Maru Candel, su homónimo último espectáculo, hace un recorrido por su mejor repertorio. Por si fuera poco, también canta copla.
–Mejor Maru de nombre artístico porque María Eugenia suena a realeza.
–Me sonaba a coplera: María Eugenia Candel. Maru es más cercano y tiene mucha más comicidad.
–Iba para profesora de infantil pero se dedica a los monólogos. ¿Le dio miedo enfrentarse a un público tan difícil como los niños?
–Son más difíciles los padres, que son los que vienen a verme ahora. Fue casualidad de la vida o el destino. Adoro trabajar con niños y fui muy feliz los años que estuve ejerciendo, pero esto me entró en vena y ya de aquí no me muevo. Estoy enganchadísima a la comedia.
–Hace 20 años de su primer monólogo. ¿Sobreviven algunos chistes o todos tienen fecha de caducidad?
–Sobreviven un montón, tengo chistes que han envejecido estupendamente, sin pincharme ni una mijita de bótox ni de nada. Actualmente hago mis grandes éxitos porque se me está conociendo desde hace un par de años. Estoy rescatando alguno que escribí hace 20 años y la gente se ríe como si fuera de ahora.
–¿Cómo ha cambiado el mundillo del stand up?
–El género llegó a España en 2000. Cuando empecé en 2005 ya había gente potente, pero aprendimos todos sobre el terreno porque el formato estaba importado de EEUU y de repente no había un bar en España sin monólogos, fue un boom brutal. Entonces estaba el estigma de que las mujeres no son graciosas, no se contrataban a cómicas... Y las cinco pululábamos en bares y en salas por toda España no parábamos de currar. Lo teníamos complicado por un lado pero por otro había un mercado disponible. Con pico y pala, eso sí.
–"Empecé porque me pagaban muy bien, me invitaban a copas en los bares, no tenía que madrugar...". ¿Le puedo dar mi currículum?
–Sí, sí, no madrugar para mí ya es un éxito, disponer de mi horario y gestionarme el tiempo, las vacaciones, eso es un triunfo. Ahora ya voy a teatros y, si quiero mis copas, me llevo el botellón al camerino, pero cuando iba a bares y salas era una fiesta y encima pagaban muy bien: en 2005 te daban 400 euros por un bolo. Una barbaridad, si salía un mes bueno con 10 actuaciones... ¿Maestra de qué, perdón, que se me ha olvidado?
–Tener seguidores en Instagram y Tik Tok es la garantía mayor para tener fans y vender entradas, ¿no?
–Las redes me han dado un giro total. Llevo 20 años pero en realidad no me conocía nadie del gran público. Las redes sociales han sido el motor para reciclarme, hoy estoy llenando teatros y eso no me había pasado jamás. Esto se debe a que soy visible, voy encontrando mi público y la gente va conectando con mi humor. En mi caso las redes han sido determinantes.
–Criada entre Sevilla y Cádiz. ¿Existe de verdad la sutil línea fronteriza entre la guasa y la gracia?
–La guasa y la gracia son primas hermanas. Mi padre es gaditano y mi madre sevillana. Me he criado enTriana y los veraneos iba a Cádiz. Toda mi familia era la típica gaditana, de sacarle punta a todo. Tienen mucha guasa para ser graciosos. O al revés, por ser graciosos tienen mucha guasa. En mi casa somos bastante graciosos; de hecho, mi hermano es mucho más que yo, pero yo cobro...
–Con el Carnaval reciente, ¿es Cádiz una escuela gratuita para los cómicos?
–Totalmente. Y Sevilla también. En Triana el de la frutería también te hacía chistes con los tomates, digo esto porque ahora estaba haciendo un chiste de que me hago mayor porque me importa la procedencia del tomate.
–Aunque no los toma.
–No lo tomo porque me engorda, pero me importa la procedencia... Y en Cádiz era igual, la gracia, la alegría, el chascarrillo, los juegos de picarte. Es un entrenamiento continuo. Al final lo que hago forma parte de mi identidad que luego se ha convertido en mi profesión. Me pagan por ser yo.
Tengo chistes que han envejecido estupendamente, sin pincharme ni una mijita de bótox ni de nada"
–Su padre es su referente en el humor, ¿qué chiste suyo no falla nunca?
–Los de Navidad... Él es el típico de risa contagiosa y se mea mientras los cuenta. El del huevo lo contaba mucho: una familia tan pobre, tan pobre, tan pobre que sólo tenía un palillo de dientes para mojar en un huevo frito, iban uno a uno mojando el palillo, uno lo hizo dos veces, un hermano se chivó y el padre dijo: “Déjalo, a ver si revienta”. El chiste es malísimo, pero mi padre le ponía empeño y él es muy divertido contándolo.
–Da caña a los penas, esa gente que protesta hasta con lo bueno que le pasa. Mi compañero de la vera es tal cual. ¿Cómo desactivo sus bufidos y su "todo mal"?
–Tiene que dejarlo como amigo. Ya está. Un pena no se desactiva, lo tiene adherido totalmente. Una amiga también lo es y le hago chistes. Pero ella no puede remediarlo, es su modo de vida. Así que yo le recomiendo a usted que se despida, ha sido muy bonito, pero quédate tú con tu pena...
–¿Nota que el acento andaluz se menosprecia menos en España que hace 15 o 20 años?
–Como cómica andaluza haciendo stand up me beneficia igual que antes. A la gente le encanta que hable distinto, asocian erróneamente que andaluza es igual a graciosa. Como actriz o colaboradora en televisión, hace 15 años tenías que neutralizar sí o sí el acento y se menospreciaba muchísimo. Ahora quizás menos pero tienes que tener un acento andaluz muy fino, muy suavito.
–Su disco Ropa tendía no es humorístico. ¿Habría preferido ser folclórica?
–Es que ahora soy cómica folclórica total. Canto copla en mi show, he fusionado mis dos pasiones. Por suerte no tengo que elegir, pero con 4 o 5 años hubiera dicho que folclórica antes que cómica. Hoy intento llegar a los sentimientos a través de la canción y a la risa a través del humor.
–¿Es el Congreso actual una escuela de cómicos?
–Buenoooo, hay comedia para dar y regalar, ni Cádiz ni Sevilla ni Andalucía. La verdadera comedia está en el Congreso, sin duda.
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