"Construir adosados junto a la Señora del Marfil es un crimen"

Leonardo García Sanjuán

El arqueólogo exige que se dignifique el patrimonio excavado en el Aljarafe

Los últimos estudios del Grupo Atlas constatan la importancia que tuvo la zona en el Calcolítico

Valencina: el pueblo sevillano que fue la Nueva York del Calcolítico

Leonardo García Sanjuan.
Leonardo García Sanjuan. / Antonio Pizarro
Diego J. Geniz

21 de febrero 2025 - 03:59

Leonardo García Sanjuán nos recibe en las dependencias de la Facultad de Geografía e Historia, en el enorme edificio del Rectorado de la Universidad de Sevilla (US), institución a la que está ligado desde hace más de 40 años.

Es el máximo responsable del Grupo Atlas, centrado en la Arqueología. El último estudio de este equipo ha logrado de nuevo bastante repercusión mediática. Se trata de las indumentarias funerarias de las mujeres enterradas en el Tholos de Montelirio, en la zona del Aljarafe que comprenden Valencina de la Concepción y Castilleja de Guzmán.

Un enclave que, como han denominado muchos expertos, fue la Nueva York de la Edad del Cobre. De todos estos hallazgos hablamos con este arqueólogo.

Pregunta.-¿Desde cuándo la Arqueología despertó en usted tanto interés?

Respuesta.-Desde que era niño me atraía mucho. Mi padre era un gran lector y nos regalaba libros sobre Historia, Arte y Arqueología. Cuando comencé a estudiar Historia, en el primer curso, a las pocas semanas, en noviembre de 1985, empecé a participar en una excavación que dirigían varios profesores del departamento, algunos de ellos ya fallecidos. Allí estaban Pilar Acosta, Manuel Pellicer, Víctor Hurtado, Rosario Cabrero y Rosario Cruz. Se hizo en Cantillana, estaba relacionada con la Edad del Cobre. Aquella experiencia resultó fundamental para hacerme arqueólogo.

P.-La Edad del Cobre se convirtió en su etapa favorita...

R.-Durante los años en que estudié en la universidad colaboré mucho con el profesor Hurtado, que me enseñó arqueología de campo. Con él participé en muchos sitios relacionados con la Edad del Cobre, pero también del Bronce. La tesis doctoral, que realicé entre 1991 y 1996, la hice sobre el Bronce. En un primer momento me especialicé más en esa época, pero luego, por diversas circunstancias, he acabado trabajando más en la Edad del Cobre y el final del periodo Neolítico. Unos 2.000 años en los que tuvo especial protagonismo en la Península Ibérica el fenómeno megalítico.

P.-Dicen que Valencina era la Nueva York de la época...

R.-El Manhattan del inicio de la Edad del Cobre. Era un sitio muy cosmopolita si se compara con el resto de la Península. Había artesanos capaces de usar técnicas de trabajo que no se dan en ningún otro sitio y donde surge una cultura material suntuaria, del lujo, elaborada con materias primas exóticas, como el marfil, cristal de roca, ámbar, que sirven para subrayar la posición social de unas élites. Un grupo social emergente que se visibiliza mucho en el registro arqueológico.

P.-¿Por qué tienen tanta importancia las cuentas perforadas en el Tholos de Montelirio?

R.-Las mujeres que llevaban esas cuentas perforadas eran personas de gran relevancia social. Nosotros las hemos interpretado como sacerdotisas, pero también tenían una dimensión política, pues en aquella época la religión y la política no se distinguían. Son indumentarias muy costosas de confeccionar, en las que tuvieron que trabajar muchas personas durante mucho tiempo para elaborarlas. Se trata de artefactos especiales y espectaculares. Son conchas marinas, algunas de la cuales aún conservan la madre perla.

P.-Hablamos, por tanto, de las primeras mujeres empoderadas en Sevilla...

R.-Eso es muy interesante. La Señora del Marfil ya nos apuntó que la persona más destacada socialmente era esta mujer. No hay ningún enterramiento en esta época de ningún hombre que sea comparable. Eso también es aplicable a las mujeres de Montelirio. La colección de 270.000 cuentas perforadas es el conjunto de esta tipología más grande que se ha encontrado en una tumba en todo el mundo.

P.-Era una zona con una actividad comercial muy importante...

R.-En esa época todo lo que hoy ocupan las marismas del Guadalquivir era un golfo marino, de más de 30 kilómetros de ancho, que era, además, navegable. Luego, desde Sevilla capital hasta Alcalá del Río lo que existía era una ría, como las de Galicia, que también era un espacio de mar. La gente a las que nos referimos vivían al lado del mar. Esta cercanía permite que aquí lleguen materias como el marfil, colmillos de elefante africano, huevos de avestruz, ámbar... Eso le da un contenido marítimo a este cosmopolitismo de Valencina muy relevante.

P.-¿Queda mucho por excavar en esta zona?

R.-Bastante. De hecho, hay varias partes del sector PP4 de Montelirio que no se excavaron en su día y todo el entorno inmediato de la tumba de la Señora de Marfil. Sabemos que ahí hay varias tumbas megalíticas que no se han excavado. Queda mucho por investigar.

P.-Hará falta más partida presupuestaria...

R.-Eso siempre hace falta porque la investigación arqueológica es costosa. Empleamos muchos métodos científicos que hay que pagarlos. Fondos para la investigación siempre son necesarios.

P.-¿Habría alguna manera de que se pusiera de manifiesto de forma palpable la importancia que tuvo esta zona?

R.-Sería importante emplear fondos para que ese espacio estuviera más dignificado, acondicionado y fuera visitable. A fecha de hoy resulta incomprensible que las riquezas patrimoniales que hay en Castilleja de Guzmán no se puedan visitar. En Valencina hay un museo y se puede acudir al Tholos de la Pastora, pero en Castilleja no se puede hacer lo mismo en Montelirio. Hay una desidia y un desinterés por parte de las administraciones que no se comprende, tanto por parte de la Junta como del Ayuntamiento de esta localidad.

P.-¿Y desde el Ayuntamiento de Castilleja de Guzmán no se plantea ningún proyecto?

R.-Ha dado el visto bueno para que allí se construyan adosados, justo al lado de la tumba de la Señora de Marfil. Es un atentado afrentoso e intolerable a la conservación futura de este patrimonio. Lo que pretenden es encajar estas estructuras funerarias entre viviendas. Ya lo hemos denunciado, pero el Ayuntamiento de Castilleja de Guzmán la única respuesta que nos da es que todo es legal. Me quedo perplejo, porque faltaría más. La pregunta es si esto tiene sentido a la vista de la riqueza e importancia científica que atesora este enclave.

P.-Porque aunque la tumba de la Señora de Marfil se respete, alrededor deben existir más...

R.-Alrededor hay una constelación de aproximadamente 200 estructuras más. Es un espacio continuo de carácter sagrado en la Edad del Cobre. Muchas de las estructuras no se han excavado todavía y probablemente contengan vestigios de igual importancia a los encontrados ya. Esto se tiene que convertir en una reserva científica para la investigación futura y en un espacio educativo y cultural para que la gente lo conozca. La idea de construir adosados ahí es un crimen.

P.-¿Qué fórmula sería la más idónea para dar a conocer este patrimonio?

R.-Hay muchas. Es cuestión de estudiarlas. A mí me parece que hace falta que haya una explicación in situ, con paneles, que el espacio se dignifique y adecente para que los visitantes vayan allí y entiendan su riqueza. Debería haber también un museo local. Castilleja de Guzmán posee un edificio municipal muy cerca del Tholos de Montelirio. Tampoco hace falta hacer el Museo del Prado. Puede ser algo modesto, bien hecho y explicado.

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