Corina Arranz Pascual: "La fotografía te permite entrar en otros mundos"

Fotógrafa

La fotógrafa Corina Arranz Pascual.
La fotógrafa Corina Arranz Pascual. / Sylvie Puillet
Arantxa Cala

31 de marzo 2025 - 07:01

Corina Arranz Pascual nació en 1961 en Vallelado (Segovia), donde tiene a su padre y hermanos. Empezó a estudiar Geografía e Historia y después Arte. No terminó ninguna, pero sí Fotografía, primero en Madrid y luego en EEUU, donde se terminó de formar en la School of Visual Arts y en el Centro Internacional de la Fotografía. Después en Madrid hizo el máster 'Fotografía Documental y Narración' en EFTI y el máster 'Artes Visuales, Fotografía y Proyecto Creativo' en la Universidad Miguel Hernández de Elche (Alicante). Cuenta que llegó al arte por trabajo: "Mi familia es humilde y entonces, mientras estaba haciendo el bachiller nocturno en Valladolid, empecé a trabajar en una tienda de material de bellas artes. Ahí se inició mi contacto con el arte. Luego seguí ganándome la vida en una galería de arte. Y así empecé". En Madrid, donde reside, siguió en el mundo de las galerías, hasta que se marchó con su marido a Nueva York, donde empezó a vivir más de la fotografía, que vendía a los periódicos y a las agencias en España. Es colaboradora de un medio nacional y de la obra social 'la Caixa'. Es profesora de fotografía. Le encanta bailar lo que le echen, el yoga, meditar, leer y pintar con acuarelas. Recuperándose de un cáncer, la exposición que exhibe actualmente en el Campus de Jerez, ‘El rumor de la frontera’, "me ha animado mucho porque la fotografía es el contacto con la vida". Es madre de una hija.

¿Cómo llegó al mundo de la fotografía?

Llegué al mundo de la fotografía a través del arte. Yo empecé estudiando Arte y trabajando en galerías. Mi formación era más de la fotografía desde el punto de vista artístico.

¿Qué le enamoró de ella?

Me enamoró que yo cogía una cámara y el mundo que estaba viendo a través de la cámara era mi mundo. Me olvidaba del resto. Cuando me pongo a hacer fotos empiezo a ver ese mundo que yo ordeno, que controlo, que es lo que me interesa. La fotografía, aunque quiera ser subjetiva, es muy objetiva porque tú siempre estás componiendo y fragmentando la realidad que a ti te interesa, te conmueve, te gusta o te identificas.

Muchos mundos porque su trabajo es muy diverso, desde madres con hijas hasta ventanas.

Sí, en cada etapa intereses diferentes. Y bueno, sigo haciendo al mismo tiempo paisajes y retratos. Siempre el retrato permanece. Tengo una serie que he terminado ahora de magos que he retratado en estudio, en blanco y negro, y esa la voy a poner ahora que ya está terminada. Al mismo tiempo, me interesa siempre la naturaleza y es más, quiero hacer un proyecto de naturaleza, de fotos de detalles, de los lugares que a mí más me han emocionado.

Ahora está exponiendo con la Universidad de Cádiz (UCA), en el Campus de Jerez, su muestra fotográfica ‘El rumor de la frontera’, un recorrido por la frontera que separa México de EEUU.

Pues mira, lo de la frontera surge de seis años de estancia en Nueva York, donde hice mucha actualidad. Nueva York interesaba siempre, y para mí fue una experiencia maravillosa, porque igual hacía un desfile de Carolina Herrera, que un consejo de seguridad. La fotografía te permite entrar en otros mundos y tener un conocimiento del mundo maravilloso. Y hubo un momento que estaba trabajando en digital, en color analógico y en blanco y negro analógico, porque yo he vivido el cambio; yo empecé revelando en mi cuarto de baño en blanco y negro.

¿Y cómo llevó ese cambio?

Por necesidad al principio. Yo lo he vivido por el fotoperiodismo, que claro, cuando irrumpen las cámaras digitales, mandar una foto era tan fácil y por una cosa práctica. Mi primera cámara digital me la compré después del 11-S, porque no tenía digital cuando se cayeron las torres gemelas. Yo entonces estaba en Nueva York y estuve fotografiando, y justo después me compré la primera cámara profesional digital por la necesidad de informar sobre la actualidad y la inmediatez.

Una fecha que también se le habrá quedado grabada, viviéndolo en persona además.

Pues mira, con el 11-S se perdió la inocencia. Luego ya, viajar se convirtió en una pesadilla y todos éramos sospechosos, la sospecha del terrorismo estaba ahí. Y la frontera, que es el tema de la exposición, en referencia a la frontera de Estados Unidos y México, pues la frontera ya había empezado a ponerse más dura con Clinton, que empezó a levantar valla. Pero después del 11-S, la gente que iba y venía todos los días a trabajar, los niños mexicanos que estudian en la parte de Estados Unidos, todo se recrudeció muchísimo y les hacían dar muchas vueltas. La frontera se puso mucho más difícil, inaccesible y peligrosa también porque los cárteles tienen cada vez más poder.

¿Cómo nació ‘El rumor de la frontera’?

Fue en 2005. Cuando ya nos volvíamos (junto a su marido, Alfonso Armada) de Estados Unidos, estuvimos intentando cada año que un periódico nacional español nos aprobara el proyecto: publicar artículos diarios durante más de un mes. Y empezamos desde el Golfo de México a recorrer la frontera, en coche. El Río Grande, para los americanos, y el río Bravo, para los mexicanos, es una frontera de más de 2.000 kilómetros. Luego ya vienen Nuevo México, Arizona, el desierto de Sonora y California. Nos ayudaron mucho los periodistas mexicanos y la gente de la frontera que vive a los dos lados. Es como un territorio único, donde a los dos lados se habla español e inglés, se puede pagar con dólares y con pesos, a veces comparten hasta un campo de golf que tiene hoyos a un lado y a otro, hacen carreras de caballo en paralelo, unos caballos en México, otros en Estados Unidos. La verdad es que la gente siempre fue maravillosa y no hubiéramos podido hacer este trabajo sin la generosidad de todas las personas a las que entrevistamos, que nos acogieron. Después del 11-S, que se puso aquello tan duro, había una pancarta que decía "Nosotros no hemos cruzado la frontera, la frontera nos ha partido, nos ha cruzado a nosotros". Son fronteras absurdas. Son fronteras cargadas de tensión por la diferencia económica, por las culturales también, pero sobre todo es por la diferencia económica. La primera inmigración que hubo muy grande en México hacia la frontera fue cuando se instalaron en el lado mexicano las maquiladoras, que eran industrias de componentes de coches, americanas, alemanas, parques empresariales enormes, y hubo entonces una inmigración del mismo México a trabajar en esas industrias porque la mano de obra era muy barata. Y se pasan todo el día pasando los trenes estos infinitos de la Union Pacific, cruzando con los componentes a las fábricas de Estados Unidos, y ahora, cuando Trump ha querido gravar con el 25% todo eso, le han llamado los fabricantes de coches y le han dicho, oye, ¿pero qué haces? Y les ha quitado la tasa a los fabricantes.

La exposición es una denuncia.

Sí, es una denuncia a las restricciones y al cinismo de esa frontera porque están necesitando mano de obra todo el tiempo. Toda la gente que entrevistamos que habían cruzado ya tenían trabajo al otro lado, ya les estaban esperando, pero ilegales, mano de obra barata. Hubo un escándalo con el primer mandato de Trump, que empleó para el muro a ilegales. Y además de denunciar, es contar también la vida de la gente que vive allí, porque hay gente de todo tipo. Está la gente que está allí instalada, los emigrantes, los que cruzan, los que trabajan. Intentamos hablar de la vida cotidiana de la frontera.

¿Qué recorrido está teniendo la exposición?

En España solo ha estado en el Instituto Cervantes, pero luego recorrió Marruecos y luego estuvo en Lisboa, siempre en los Cervantes. Y ahora Jerez. A la UCA le interesó. Vieron un catálogo que tengo y un libro que se publicó, y les pareció interesante hablar otra vez de las fronteras y del paso de los emigrantes, de la gente buscándose la vida, porque eso lo haríamos todos, ¿no? Querer mejorar nuestra vida perdiendo la vida, sobre todo, en la frontera nuestra. Y después de tanto tiempo, es un tema que sigue de actualidad. Y en ese momento pensábamos, madre mía, es que esto peor no puede estar, pues es que se ha puesto muchísimo peor. Porque la frontera más peligrosa del mundo es el paso a Canarias, donde muere más gente. Sí, siempre están las personas escapando de las guerras o escapando de la pobreza, buscando una vida mejor. Y el libre tránsito de personas por el mundo está contemplado por los derechos Humanos, lo que pasa es que estamos viviendo un momento muy cínico con eso, se les está usando políticamente. Nosotros hemos sido un país de emigrantes y necesitamos a los emigrantes, porque, ¿quién recoge las cosechas? En mi pueblo, solo ya los emigrantes y creo que en toda España. Sin embargo, no los queremos. No queremos al otro, al que es distinto, sobre todo, al que es pobre, ¿no? No queremos a los pobres.

¿Ha intentado exhibirla en EEUU y en México?

Pues mira, se intentó, pero el coste era muy elevado. Pero sí que se han publicado en dos periódicos de la frontera, en El Mañana y en Hora Cero, igual que en España.

¿Qué proyectos tiene a la vista?

Quiero hacer una cosa aquí en España sobre las fronteras, sí. Se me quedó pendiente y lo quiero retomar.

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