Cosimo Fusco: "En España está más asentado el sentido cívico y el apego a la cultura"
El intérprete italiano se siente adoptado por la industria española y acaba de estrenar 'La huella del mal'
La huella del mal | Crítica: El crimen de Atapuerca
"Nuestra riqueza actual es vivir en buena parte del pasado"

Ridley Scott, Darío Argento o Ron Howard son algunos de los directores con los que el actor italiano Cosimo Fusco ha trabajado en la gran pantalla. Es un italiano adoptado por la industria española de quien podemos recordarle como el Padre Ángel en las dos temporadas de 30 Monedas, bajo la batuta del cineasta bilbaíno, Álex de la Iglesia. O al frente de Veneciafrenia, del mismo director. Franklin, Vikings: Valhalla 3 o The reunion, son algunos de los títulos que le han vuelto a llevar al cine en este último año. El pasado día 4 se estrenaba en la cartelera La huella del mal, de Manuel Ríos San Martín, con Blanca Suárez y Daniel Grao.
-Usted está ante La huella del mal.
-Es una película basada en un libro y dirigida por el propio autor ambientada en un lugar maravilloso como Atapuerca, la cuna de la civilización ibérica. y los bosques de Navarra. La historia está centrada en un asesinato que se repite de la misma forma después de seis años. Es un thriller policial y psicológico que empuja a una búsqueda interior de todos los personajes, y nos hace reflexionar sobre el origen del mal y su evolución a lo largo de los milenio.
-¿Somos violentos por naturaleza?
-La historia indaga en el paso evolutivo del animal primitivo al hombre moderno, explorando la violencia como necesaria para la supervivencia, pero también descubriendo el elemento sorprendente de la empatía. Las excavaciones en Atapuerca se convierten en un viaje metafórico para todos los personajes, un viaje hacia su interior, en el que se cuestionan sobre la naturaleza y el destino del ser humano. Samuel, el personaje al que doy vida, es el director de la excavación. Una persona compleja, extremadamente reservada, su pasado no está claro. Un hombre que parece estar por encima de los demás. Lo único que ha hecho de su vida es estudiar la naturaleza humana, y la conoce a la perfección.
-Un personaje que atrae.
-Y me gustó principalmente que el personaje no fuera italiano sino español: Me atrajo mucho la descripción, un hombre atlético que pasa mucho tiempo al aire libre. Inmediatamente me pareció entender su misterio, sus deseos secretos... Y todo esto en una historia de suspense. Me sentí tremendamente halagado por el hecho de que el director hubiera pensado en mí con todo el vasto panorama de actores españoles ue hay. Inmediatamente me conmovió la confianza depositada en mí.
-¿Qué aspectos de la cultura española le han influido en su interpretación para este papel?
-Como italiano, diría que nuestras culturas no están tan distantes, pero me he querido inspirar en algunas grandes cualidades que encuentro más presentes en España, como el fuerte sentido cívico, el apego a vuestra cultura y la importancia que le otorgáis al mundo laboral en todos los sectores. Más aún en el gremio científico-histórico en el que se mueve mi personaje. Creo que en España la burocracia y la política valoran y reconocen más la relevancia de la investigación científica, así como la huella histórica y cultural del país. Samuel es consciente de que desempeña un papel importante en la sociedad y se siente respaldado.
-¿Cuáles son los mayores desafíos al trabajar en producciones internacionales?
-En este ámbito existe una especie de globalización y la única diferencia radica en el presupuesto. En lo que a mí respecta, nunca ha sido una cuestión de desafíos, sino de encuentros, a lo largo de mi carrera, de país en país, donde me encontraba trabajando. Fue más bien un enriquecimiento desde el punto de vista cultural. De los enfoques distintos sobre el trabajo por parte de los equipos, como el hecho de trabajar los sábados o no descansar los domingos, por ejemplo. En un set puede haber más concentración y silencio, mientras que en otro puede prevalecer la relajación, el humor. En todos los casos, siempre me ha gustado adaptarme y respetar las reglas de esa particular familia que me acogió.
-De todos los directores con los que ha trabajado, ¿hay alguno que le haya marcado?
-Tal vez Ron Howard. Después de tantos años aprendiendo, sentí que por fin estaba listo para arriesgarme y participar en grandes películas, y él lo notó y me dio la oportunidad. Como ex actor, tiene una gran capacidad para entender todo lo que pasa por la cabeza de los intérpretes y lo maneja de maravilla, incluso antes de gritar ‘acción'. Ángeles y Demonios definitivamente, además de darme una mayor conciencia de mi trabajo, me dejó un recuerdo que jamás olvidaré.
-¿Cuál considera que ha sido el papel más duro de su carrera?
-De los más desafiantes fue el Ángel de la primera temporada de 30 Monedas. Álex de la Iglesia básicamente me había elegido sin saber realmente lo bueno que era mi español. En realidad no lo hablaba. Tenía muchas ganas de corresponderle y me dediqué mucho a ello, prácticamente aprendiendo español con sus guiones, pero al final quedamos muy contentos los dos.
-¿Qué ha aprendido de trabajar con tantas nacionalidades?
-El cine es en definitiva es una gran familia en sí misma, su lenguaje es universal. Así que en el set no se notan muchas diferencias, pero si al final del día sales de tu hotel para perderte por los callejones de El Cairo, o en el campo fuera de Dublín o en una posada en un pueblo perdido en el sur de Francia, seguramente aprenderás a reconocer la belleza de nuestra vida que es preciosa y debe ser vivida.
-¿Cómo ha evolucionado su método de preparación para los personajes?
-Cada personaje tiene su propia historia que contar y su manera de hacerlo. He estudiado muchos métodos, pero también quería olvidarlos, como si ya no me interesaran... Trabajo con lo que llevo dentro y con lo que sigo alimentándome todos los días de mi vida. Mi vida, que ha sido afortunada, está llena de personas, lugares, emociones intensas y menos intensas, de alegría y dolor, cosas que me hacen reír y llorar. Cada vez que me encuentro con un personaje, puedo partir de cosas completamente diferentes. A veces es una imagen, un sueño, un miedo, un recuerdo, un deseo... Algo que siempre ha estado en mi vida o algo nuevo que puedo imaginar, como si fuera un niño y de lo que puedo sacar algo para empezar a conectar con él.
-¿Tiene algún ritual antes de empezar un nuevo proyecto?
-Abordo cada proyecto como si fuera la primera vez que estudio un personaje, casi en una forma de regresión, me siento y espero las primeras cosas que me pasan. Para mí es muy importante conocer bien el guión, su primera lectura me lleva mucho tiempo, es la que se me queda impresa, puede que no vuelva a leerlo después de eso y empiezo a fijarlo, marcarlo, tomar notas, numerar escenas, iniciando así el viaje, creando mi próximo campo de batalla.
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