Francisco José Jurado: "¿Cuánto pagaría por curar a un familiar? Yo se lo digo: todo y un poquito más"
El escritor cordobés Francisco José Jurado ha ganado el premio de novela de la Policía Nacional con 'Plomo en las Alas'
"Estoy convencido de que alguien en China, Rusia o el Golfo Pérsico está trabajando en el rejuvenicimiento a través de células madre"
![El escritor cordobés Francisco José Jurado.](https://static.grupojoly.com/clip/05e8a3f0-38a6-45de-b0c0-8e270e8bd61e_source-aspect-ratio_1600w_0.jpg)
Francisco José Jurado (Córdoba, 1967) es licenciado en Derecho, aunque nunca ha ejercido la abogacía. Pronto encaminó su labor profesional hacia la gestión y organización de eventos y proyectos culturales. Imparte talleres de escritura creativa y de dinamización a la lectura. Comenzó a escribir a finales de los años noventa. Acaba de ganar el VII premio de novela de la Policía Nacional con Plomo en las Alas (Algaida, 2024), la tercera novela de la serie protagonizada por el inspector Benegas.
Pregunta.¿Ha visto La sustancia? Tiene un punto de partida que coincide en parte con el de su novela.
Respuesta.No he visto la película, pero sé de que va. En la película se trata de un suero, en mi novela son células madre que, a través de una proteína llamada telomerasa, rejuvenece o cura. Entonces, la pregunta es, si a usted le garantizan que va a tener una buena salud con su telomerasa o sus órganos reconstruidos a través de una simple intervención en los genes, o si le garantizan que va a curar a un familiar, ¿cuánto pagaría? Yo se lo digo, todo y un poquito más.
P.El dilema moral está servido, desde luego.
R.El envejecimiento es la causa de las enfermedades más terribles, como el alzheimer, el cáncer, la degeneración senil... Todo es porque nos vamos haciendo viejos. Si nos dan la posibilidad de frenar, revertir y curar el proceso, lo vamos a intentar. Es un dilema ético, legal y moral enorme. Imagine que nadie muriese y otros siguieran naciendo. Sería insostenible para la sociedad, las pensiones, los trabajos. Ahora bien, el ser humano es como es, y alguien lo va a hacer. Estoy convencido de que en la Unión Europea no se hace, pero en algún laboratorio de China, Rusia o los países del Golfo Pérsico, alguien está biogenéticamente haciendo esto que estamos hablando.
P.Da miedo.
R.Es aterrador. La inteligencia artificial no era un problema y ya la tenemos encima. La manipulación genética también. Por otra lado, creo que nuestra generación verá la cura de enfermedades que cuando eramos pequeños eran devastadoras. Esto va muy rápido, aunque no es barato, ¿eh?
P.¿Al final podrán curarse sólo los poderosos?
R.Hay una frase de Alfonso Rojo, que dice que en la vida hay unas personas que han nacido para ser huevo y otras para ser patata. Por muchas vueltas que dé, siempre serás huevo o patata, y la patata siempre sufre. Y en esta industria enorme hay patatas que siempre serán patatas. Y hay personajes de mi libro que son patatas, personas desarraigadas y con problemas.
P.Su novela tiene una carga crítica brutal, como buena novela negra.
R.Si no hay crítica social, no es novela negra. Es una regla a cumplir al 100%. Una novela negra debe tener una carga de crítica social, porque si no, es un mero entretenimiento. Que está muy bien, se trata de ser más listo que el escritor y resolver un caso. Sin embargo, en 1929 se produjo en EEUU el crack de la Bolsa y los escritores más comprometidos explicaron las causas sociales de la delincuencia. Hablamos de Dashiell Hammett, Raymond Chandler o Jim Thompson. ¿Qué causas sociales hacen que haya crimen? Esa es la novela negra. Ahora mismo hay muchos escritores que no se atreven a dar ese paso y se conforman con tratar temas mainstream, de moda, el malo siempre es el banco o la farmacéutica, que lo serán, pero no se atreven verdaderamente a tocarle las cosquillas al verdadero poder, que en este momento son los partidos políticos. Sufrimos una partitocracia.
P.Usted es especialmente crítico con el sistema de protección de menores.
R.El sistema de protección y asistencia social es un pozo sin fondo, que no sirve para nada. Cuando cumplen 18 años, la desprotección es absoluta. A la puñetera calle, a buscarte la vida.
P.¿Quién se aprovecha de todo esto?
R.Me molesta mucho y me enerva que todo lo que se gasta ahí procede de nuestros impuestos. Es una cascada, viene de Bruselas, de ahí al Gobierno central, a la Junta.... Aquí pica mucha gente, incluida la Iglesia. Los que no se benefician son los desfavorecidos. Quizás en el día a día comen y tienen un techo, o los sacan de un entorno familiar devastador. Pero es lo del pez y la caña. Hoy comes pescado, pero no te enseño a pescar.
P.¿Le sorprendió que una novela tan crítica como Plomo en las alas ganara el premio de la Policía Nacional?
R.Cuando la presenté, pensé que era una novela con mucha crítica sociopolítica, a nuestro sistema y al buenismo imperante. ¿Qué ocurre? Que los policías estarán tan cansados como nosotros. Este premio tiene una peculiaridad, que es que el jurado está compuesto por escritores de prestigio, pero también por altos mandos de la Policía. Son gente que no te pasa ni una y por eso la novela está tan bien documentada. Ellos trabajan en las comisarías, como te vean un fallo te eliminan.
P.Quizás sea por lo que usted dice, son los primeros que tienen contacto con esta realidad y están más que hartos.
R.Es verdad que me meto en un gran charco, el del buenismo y la falsa solidaridad. Uno de los personajes está super quemado, porque ve lo que ve. Sería el típico votante de Vox. La ley del menor no sirve para nada. Los menores saben que son impunes, que van a estar unos añitos viviendo con nuestros impuestos. Y los policías están muy quemados porque los ven todos los días. Por eso pongo en valor la valentía del jurado y de la Policía Nacional por premiar esta novela.
P.Yo le veo ecos de Vázquez Montalbán, ¿cuáles son sus referentes?
R.No es mi referente principal Carvalho, pero tengo otros muy evidentes. Uno es Andrea Camilleri, otro es Petros Markaris. Ese aire de novela negra mediterránea sureña se nota en Benegas, que bebe de esos personajes. Y luego para la introspección, para los aspectos más psicológicos siempre me ha gustado la novela nórdica. Per Wahlöö y Maj Sjöwall y el danés Jussi Adler-olsen, el de los casos del departamento Q. O Kurt Wallander, el personaje de Henning Mankell. También soy un gran lector de la novela negra norteamericana, el llamado hardboiled, pero no me veo yo escribiendo así. Me he leído casi todo Hammett y Jim Thompson, pero soy un autor mediterráneo.
P.¿Es Córdoba un personaje más de la novela?
R.Esta novela no es entendible sin la ciudad de Córdoba. Y, si me apura, sin la forma de ser andaluza, nuestras relaciones sociales y cómo entendemos la vida. Es el marco ideal. Como es dual, transcurre en los barrios más ricos y en los ambientes más pobres. Y también se ve la gentrificación, de la que Benegas reniega. No le gusta que su ciudad sea un parque temático. Y es que va uno andando por una calle, levanta la cabeza y se da cuenta de que es el único español que hay.
P.Y los bares que empiezan a dar la cena a las seis de la tarde, ¿qué me dice de eso?
R.¿Eso cuándo se ha visto en Andalucía? Y luego cierran a las diez y media parece que estamos en Bruselas. Ya te sientes hasta incómodo.
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