Giuseppe Ayala, fiscal: "Es histórica la relación de la mafia con algunos sectores de la política italiana"

Giuseppe Ayala | Magistrado y político italiano

El fiscal italiano, integrante del "grupo antimafia" de Palermo, publica sus memorias, en las que relata la desconocida intrahistoria de la Cosa Nostra

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El fiscal y político italiano Giuseppe Ayala
El fiscal y político italiano Giuseppe Ayala / DS
Gonzalo Gragera

11 de marzo 2025 - 03:00

El magistrado y político Giuseppe Ayala (Caltanissetta, Sicilia, 1945) fue un hombre decisivo en el “grupo antimafia” de Palermo durante unas décadas durísimas, aquellos años setenta y ochenta del pasado siglo. Una época en la que la organización criminal Cosa Nostra coaccionó, intimidó y asesinó a numerosos políticos y jueces. “Una verdadera guerra contra el Estado”, afirma Ayala. La editorial Gatopardo –con traducción de David Paradela López- acaba de publicar Quien tiene miedo muere a diario, las memorias de este fiscal italiano. Un testimonio que impacta en su honestidad y en su dignidad, y que nos descubre la intrahistoria de la mafia siciliana. Cómo actuaba. Cómo se movía entre la sociedad. Cuáles fueron sus negocios.

Pregunta.-Usted ha dedicado buena parte de su vida profesional luchar contra la mafia siciliana. Sobre todo en los años setenta, ochenta y noventa. ¿Cómo era la relación entre mafia y sociedad? ¿Hasta qué punto estaba la primera integrada en la segunda?

Respuesta.Existía una tendencia generalizada a subestimar el fenómeno. Aún no se había tomado conciencia de la enorme peligrosidad de la mafia, en cierto modo, gracias a su estrategia tradicional caracterizada por tratar de hacerse visible lo menos posible, evitando cometer delitos espectaculares. A finales de los años setenta, los Corleonesi cambiaron radicalmente esa estrategia y decidieron atacar al Estado en el plano militar, matando a representantes de las instituciones que no estaban dispuestos a ceder a los intereses de la organización. La lista es larga, tanto, que asumió la característica de una verdadera guerra contra el Estado. Y fue así como muchas personas, finalmente, tomaron conciencia de la enorme peligrosidad de la mafia.

P.-Acerca de la ciudad de Palermo, escribe: “Las ejecuciones mafiosas estaban a la orden del día”. ¿La mafia operaba con impunidad?

R.Las ejecuciones mafiosas se convirtieron en una emergencia sin precedentes debido a la guerra desatada, también por los Corleonesi, contra las familias mafiosas que se negaron a someterse a su dominio. A principios de los años ochenta, en Palermo se cometieron cientos de asesinatos de mafiosos a manos de otros mafiosos. Nadie pudo seguir subestimando ese terrible fenómeno criminal.

P.-Sorprende que, en la propia mafia, hubiese familias «perdedoras» y «vencedoras». ¿Ni los propios mafiosos se libran de la crueldad de la mafia?

R.Las familias "perdedoras" fueron aquellas que se enfrentaron a ese dominio de los Corleonesi que cuento en el libro. Esas familias pagaron por ello, muchos, con la vida, sí.

P.-¿Cuáles eran los principales negocios de la Cosa Nostra? En el libro habla de la heroína, la cual conectaba a países como Suiza, Turquía o Estados Unidos.

R.Los negocios de la mafia no se concentraban solo en el tráfico de drogas. Sobre todo eran las extorsiones, en el sector de las contrataciones públicas y en la especulación inmobiliaria.

P.-¿La influencia de la mafia alcanzaba el poder judicial? Es decir: ¿hubo jueces o fiscales que colaboraron con la mafia siciliana?

R.No se puede hablar de injerencias o intromisiones dentro del Palacio de Justicia. Ninguna investigación ha confirmado esto.

P.-¿Y con los políticos?

R.Es histórica la relación de la mafia con algunos sectores de la política italiana. La mafia orientaba decenas de miles de votos y así aseguraba la complicidad de los representantes públicos a los que había ayudado a elegir.

Los negocios de la mafia no se concentraban solo en el tráfico de drogas"

P.-Una frase que he subrayado en este libro: «El siciliano, por razones históricas evidentes, no posee la cultura del derecho porque solo conoce la del favor». ¿Qué nos quiere decir, que en Sicilia lo que prevalece son las relaciones clientelares?

R.Una mentalidad extendida, probablemente derivada de la larga historia colonial de Sicilia, hace que más que al derecho, muchos sicilianos (no todos) sean más sensibles al favor. Esto refuerza el papel de la mafia, es innecesario precisarlo.

P.-¿Cuál fue la actitud o el papel que jugó la Iglesia italiana en esta historia?

R.El papel de la Iglesia cambió a principios de los años ochenta, con la llegada del Cardenal Pappalardo al frente de la Iglesia siciliana, quien se alineó con firmeza contra ese fenómeno que hasta entonces había sido vivido por la esta institución con cierta indiferencia, si no con algo peor. Aparte de algunas loables excepciones de sacerdotes individuales.

P.-¿Cómo sabían los jueces y fiscales de los planes de la mafia? ¿Hubo infiltrados en ella? ¿Gente que le facilitaba información a la policía o a la magistratura?

R.Nuestra Policía Judicial realizaba un excelente trabajo logrando establecer investigaciones de gran calidad con la ayuda, también, de los llamados “confidentes”, cuya identidad permanecía, por razones obvias, protegida por el secreto. Luego llegaron los llamados “colaboradores de justicia” (basta pensar en Tommaso Buscetta) y el muro del silencio se rompió.

P.-¿Cómo recuerda aquel día en el que le asignaron escolta?

R.Lo recuerdo aún y no es fácil describir lo que sentí. No me gusta hablar de ello. Basta pensar que viví una vida "blindada" durante casi veinte años, con todos los enormes sacrificios que eso conlleva. Lo importante es que aún estoy aquí.

P.-Imagino que usted ha temido por su vida en más de una ocasión.

R.No puedo negar que temí por mi vida en varias ocasiones. Tampoco niego haber conocido el miedo. Lo que es seguro es que no me dejé influenciar, continuando con mi compromiso y mi trabajo.

P.-¿Por qué decide meterse en política? ¿Se desencantó de la judicatura? ¿Pensó que para acabar con la mafia sería más útil el Parlamento?

R.En 1991 dejé Palermo porque fui nombrado asesor de la Comisión Parlamentaria Antimafia del Parlamento Italiano. Cuando me ofrecieron la candidatura a principios de 1992, lo hablé con Falcone [juez asesinado en el atentado de Capaci], quien me convenció para aceptarla. Él también había dejado Palermo porque fue nombrado, en marzo de 1991, Director General de Asuntos Penales en el Ministerio de Justicia. Pensaba, con algo de razón, que en esos nuevos roles podríamos continuar nuestra colaboración en otro plano no menos importante: el de la legislación antimafia.

P.-¿En qué situación se encuentra actualmente Cosa Nostra?

R.Cosa Nostra no ha sido derrotada, lamentablemente, pero no goza de buena salud. Los golpes que ha recibido ciertamente la han debilitado. Pero siempre hay que estar muy atentos y seguir combatiendo, como están haciendo los colegas más jóvenes que han tomado nuestro lugar. Aún queda mucho por hacer, en resumen.

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