“He logrado la felicidad a base de entenderme”
Ana Brito | Cómica e 'influencer'
Ana Brito (1990) creció en una familia acomodada, pero la suma de una mala gestión empresarial y la crisis de 2008 la llevaron a una década de turbulencias personales y profesionales. Nunca perdió su gran arma, el sentido del humor, lo que la llevó a crear un espacio en el que reírse de las situaciones del día a día: El Show de Briten, que fue un éxito inmediato. Es copresentadora del podcast Poco se habla! junto a Xuso Jones, con quien dobló Gru 4. Mi villano favorito. Recientemente publicó El lado bueno de las cosas (Temas de hoy), un libro sobre optimismo y autosuperación escrito con el humor que la caracteriza.
–“La felicidad no existe porque la felicidad se trabaja”. ¿Qué es la felicidad?
–En mi peculiar filosofía, creo que la felicidad como tal no existe. La felicidad la tienes que trabajar: tienes que salir a buscarla. Y en ese camino de altibajos, te descubres, te encuentras contigo misma y vas descubriendo lo que es la felicidad. Al menos eso me ha pasado a mí. En ese aprendizaje de quién soy yo y en ese autoconocimiento he conseguido lograr la felicidad a base de entenderme, pero sobre todo a base de perseguirla.
–¿Si quieres, puedes?
–Si quieres puedes, pero currandotelo mucho. Al final somos el cúmulo de las decisiones y los actos de nuestro pasado, de la misma forma que en un futuro seremos quien hoy decidamos ser, pero para eso hay que tomar responsabilidad sobre qué queremos hacer y cómo.
–¿Se necesita suerte, trabajo o mitad de cada cosa?
–El trabajo debe ser una constante. La suerte llega gracias al trabajo, pero pretender depender sólo de la suerte o del trabajo, pues no.
–El éxito le llegó tras ser despedida. ¿Es usted un ejemplo de que, cuando una puerta se cierra, una ventana se abre?
–Sí. Claramente he sido el resultado de una situación complicada. Yo creo que de la misma forma que Steve Jobs en su discurso de Stanford va contando cómo le suceden una serie de cosas que a priori no entiende, pero que luego cuando ve con un prisma, va hilando. Creo que todos somos el resultado de ese tipo de situaciones. Cuando ya no tienes nada más que perder y parece que nada puede ir a peor es cuando te atreves a hacer cosas que salen de tu zona de confort. Creo que de ahí es desde donde salen las mejores oportunidades porque nos atrevemos a hacer cosas sin miedo a las consecuencias.
–Ha superado dos crisis que la golpearon con fuerza, la de 2008 y la de la pandemia. ¿Cómo se trabaja la resiliencia?
–Trabajar la resiliencia es una tarea a largo plazo. Yo he desarrollado técnicas o herramientas que a mí personalmente me han ayudado sobre todo a relativizar, a desdramatizar, a darme cuenta de a qué cosas quiero darle importancia y por qué, a priorizar y a decidir sobre todo dónde pongo el foco y la energía. Al final, vida sólo hay una y tenemos que ser muy conscientes de a qué le dedicamos nuestro tiempo.
–¿Todo parte del autoconocimiento?
–Sí, sin duda. El autoconocimiento es clave para establecer prioridades en nuestra vida a corto, medio y largo plazo e incluso llegar a cambiar nuestro comportamiento para ser nuestra mejor versión y, por qué no, para cumplir objetivos. Pero no es algo a lo que estemos acostumbrados porque nunca se nos ha enseñado a que miremos dentro de nosotros, a que pensemos qué se nos da bien y qué mal, qué virtudes y qué defectos tenemos... El autoconocimiento es un carrera a largo plazo que te da herramientas para desenvolverte en la vida y darle propósito y sentido a aquello que haces.
Las mejores oportunidades salen cuando no tienes nada que perder porque haces las cosas sin miedo”
–¿Cómo se escribe una ‘carta al universo’?
–Es una cosa como de bruja, pero no deja de ser un trabajo introspección que, de nuevo, no nos han enseñado: qué queremos de la vida, cómo lo queremos y por qué lo queremos. Es una carta en la que tú escribes qué quieres en presente, en un lenguaje positivo, con muchísimo detalle; en definitiva, un plan de lo que quieres que sea tu vida. Son cosas pseudorrealistas, no pongo que me toque el Euromillones y luego no juego. ¡Pero sí he puesto conocer a Thor! (risas).
–¿Dramatizamos demasiado los problemas?
–Sí, nos ahogamos en un vaso de agua. Vivimos en una sociedad muy rápida en la que nos comparamos con vidas idílicas y falsas en redes sociales, que no hay que olvidar que es un entorno en el que la gente edita su vida. Yo vivo mucho más relajada entendiendo que no merece que le dé atención a aquello que no puedo controlar. Cuesta, claro, no es fácil. Esto no es la vida de Yupi, hay días que son malos y, por mucho que queremos poner actitud, no tenemos la fuerza y tampoco pasa nada, mañana será otro día.
–Usted es una ‘influencer’ que no vende su vida social. ¿Cómo se consigue?
–Tengo claro que lo que quiero es entretener a mi audiencia y todo lo que no sea eso no me interesa. Respeto mucho que haya gente que lo haga, pero a mí tampoco me sale de forma natural estar compartiendo mi vida con gente que no conozco. Tampoco es un contenido que consuma.
–¿Hay entretenimiento sano en las redes sociales?
–Sí, por supuesto que sí, yo creo que las redes sociales es un universo en el que tú decides, qué quieres ver. Hay espacio para todos. De la misma forma que hay contenido muy positivo, hay un consumo que puede llegar a ser tóxico. Con las redes sociales hay que ser responsable, independientemente del contenido que se consuma.
–¿De qué temas no hablaría nunca?
–En general me da pereza hablar de temas que no domino, como la política o la actualidad, porque yo vivo en la luna de Valencia. No me sentiría cómoda.
–¿Cree que hay menos libertad en el humor?
–Creo que sí, que la gente tiene la piel muy fina. Yo siempre pregunto, ¿quién tiene el problema, quien hace la broma o quien se ofende? Tenemos que aprender a que todo el mundo tiene una opinión y, aunque no la compartamos, no pasa nada.
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