“Querer es poder’ es un mensaje vacío que genera frustración”

Patricia Ramírez | Patri Psicóloga

Patri Psicóloga.
Patri Psicóloga. / Toni Galán
Fátima Sigüenza

10 de febrero 2025 - 03:59

Patricia Ramírez, conocida como Patri Psicóloga, es psicóloga, escritora, conferenciante y divulgadora en diferentes medios de comunicación. Desde sus redes, en las que cuenta con más de un millón de seguidores, ofrece diariamente consejos y herramientas a través de sus vídeos y posts, y divulga sobre lo que más le apasiona: la psicología de la vida cotidiana. Cómo tener tiempor para todo (Grijalbo) es su último libro.

–“En este libro no encontrarás consejos para ser más rápido ni para que te organices tu agenda como el Tetris”. ¿Qué vamos a encontrar en su libro?

–Justo todo lo contrario, que es aprender a delegar, a priorizar, a hacer renuncias, a organizarnos para tener la agenda más desahogada y cambiar creencias. Hay un valor flotando en la sociedad de que estar súper ocupado es sinónimo de éxito. Hemos aprendido a tener validación externa por el nivel de ocupación y eso nos está haciendo mucho daño.

–¿Tenemos tiempo para todo?

–Depende del todo. Hay mucha gente que vive con serenidad, que tiene tiempo para todo, pero porque ha decidido bajar su todo, ha pasado del todo al todito. Eso hice yo hace unos años. Dije me voy a prejubilar, que para mí significaba dejar de comprometerme con cosas que ya no me ilusionaban, que no me cabían en la agenda, que me quitaban tiempo de calidad. He vivido momentos en los que la vida se me hacía bola. Quiero que la gente se plantee si vale la pena o no, porque queremos un nivel socioeconómico que nos permita acceder a lujos o privilegios que no son necesarios para ser felices.

–¿Querer es poder?

–No. Querer no es poder. Es un mensaje vacío que se ha mandado muchas veces en redes sociales generando mucha frustración a muchas personas que intentan cambiar de hábitos, prosperar en su trabajo, llegar a otros estatus y no pueden. Querer no es poder y mandar este mensaje genera mucha culpa en aquellas personas que ven una imagen totalmente idealizada y fantasiosa en redes sociales sin conocer la historia de cada una de ellas ni qué ayudas tienen, qué recursos, qué motivación o qué mentira hay detrás. De este mensaje tenemos que quedarnos con que la actitud es importante en la vida.

–¿Es sostenible el ritmo frenético que llevamos?

–No, nos pasa factura. Nuestro cerebro está configurado para sobrevivir, y para eso necesita descanso. Llevamos un ritmo, esto que se llama ahora el síndrome de la vida ocupada, que no es sostenible. La gente cree que sí porque las consecuencias que acarrea a nivel de salud todavía no les ha hecho enfermar. Pero, ¿de verdad hace falta tocar fondo? Permitámonos esos momentos de descanso, de desconexión entre una tarea y otra.

–¿Sabemos gestionar el tiempo?

–En la cuestión del tiempo hay un montón de errores. Nos falla la gestión del tiempo porque saturamos la agenda. Y tenemos un grave problema con la atención: la mayoría de la gente ya no es capaz de mantener la atención ni 10 minutos porque el mal uso de la tecnología les ha llevado a quebrantarla. Vamos saltando de tareas y perdemos un montón de tiempo. Tendríamos que trabajar la atención. La puntualidad también afecta mucho a la gestión del tiempo, al igual que los ladrones del tiempo, que es todo lo que te saca del lugar donde tendrías que estar concentrado. La pregunta para decidir qué es urgente y qué es importante me parece absurda, es muy difícil saberlo. La cuestión que nos tenemos que plantear es: de todo lo que tengo hoy, ¿qué es lo primero que tengo que sacar adelante? Eso facilita el proceso.

Las mujeres nos hemos inventado el autocuidado para dedicarnos un tiempo de descanso justificándolo”

–Otra de sus frases es “tu menos es tu todo”. ¿Es tan importante priorizar como saber renunciar?

–Sí, exactamente. Más saber renunciar, pero son los dos igual de importante. Priorizar nos ayuda a estar alineados con nuestra escala de valores; si tú priorizas sabes qué es lo importante en tu vida. Y luego el tema de las renuncias es fundamental porque si tú tienes una agenda con un montón de actividades que no te caben, algo tienes que dejar atrás. Primero consigue estar en paz, quítate cosas, y cuando tu vida esté en equilibrio, decide.

–La sensación de no llegar a todo, ¿es un problema o preocupación que afecta más a las mujeres?

–Afecta más a las mujeres porque sigue ocupándose de mucho más del hogar que el hombre. Hoy el hombre coopera mucho más, está más comprometido con la paternidad, pero la mujer sigue ocupándose de muchas más cosas. A ella le cuesta más delegar. También se ocupa mucho más de las tareas invisibles y la mente no descansa. La mujer todavía tiene que creerse que el tiempo de descanso es necesario para su salud mental y física, que no necesita justificarse ni que sea el premio a un día agotador de trabajo, sino que es un derecho. Las mujeres hemos inventado el autocuidado para poder dedicarnos ese tiempo justificándolo.

–¿Nos guía la culpabilidad?

–Sí. Nos hemos educado con la culpa. Pensamos que la culpa es una forma de aprender, pero la culpa no cambia el comportamiento.

–¿Sabemos decir que no? ¿Por qué nos cuesta tanto?

–No sabemos decir que no porque tiene un sentido evolutivo. Hemos funcionado siempre como una sociedad. Entendemos que la ayuda es algo necesario para sobrevivir y, además, cuando eres una persona servicial, generosa, pasa lo mismo que con estar súper ocupada: recibes validación. Tenemos que aprender a decir que no cuando no hay un equilibrio, valorar a qué estoy renunciando por ayudar y ver si realmente compensa o no.

–Ha trabajado con futbolistas, entre ellos del Betis. ¿Es muy diferente tratar a deportistas de élite que a personas de a pie?

–Ya me quedé bética, pero no soy antisevillista. Esa guerra no la entiendo (risas). La forma de intervenir es distinta en el deporte de alto rendimiento. En la base, con los niños, lo importante es educar en valores, pero arriba luchas por la ambición, el liderazgo... Son mensajes relacionados con la competitividad que jamás usaría en la vida cotidiana, donde no tenemos que competir ni con nosotros mismos.

–¿Tener tiempo pasa por cambiar de estilo de vida?

–Exactamente. Tener tiempo pasa por cambiar de estilo de vida y de escala de valores. Tenemos que cambiar la creencia de lo que supone esa hiperactividad. Odio la palabra productividad. Si no aprendemos a aceptar que hacer nada está bien, que tenemos derecho a ese descanso, que no soy mejor persona ni mejor profesional por estar todo el día ocupado, va a ser muy difícil cambiar.

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