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Miguel Andréu: “Los libros van a seguir teniendo vida muchos años”

Miguel Andréu saca a la calle su tercer libro, 'El viejo de Pilatos'. / José Luis Montero
Inmaculada Rivera

21 de diciembre 2024 - 06:00

“A mí ya me están doliendo los dedos, tengo ya una historia en la cabeza”. Con esa pasión se expresa Miguel Andréu (Sevilla, 1966), que acaba de publicar su tercer trabajo El viejo de Pilatos, en el que los recuerdos de su infancia se entremezclan con una trama de traición y venganza en los años 60, con un pintor como protagonista y Sevilla como escenario. Este comunicólogo dirige su propia agencia de comunicación, es consultor de Comunicación Estratégica y Crisis y posee un Máster en Relaciones Públicas. Amante de las letras, vuelve a dejar impresa su huella preciosista en un libro que no deja indiferente y que te traslada a otra época sin perder de vista la sociedad actual.

Pregunta.¿Cómo es posible dedicarse a la comunicación y encontrar tiempo para escribir?

Respuesta.Con pasión. Le quitas tiempo a la familia, pero si hay amor por ello lo haces. En mi última novela he tardado cinco años. La pandemia me dio la oportunidad de dar un buen empujón.

P.¿La literatura sigue hoy siendo una opción pese al bombardeo de series y películas en las plataformas?

R.Yo creo que el libro nunca va a morir. Lo que encierran las páginas del libro nunca se va a poder ver reflejado en su totalidad en el cine. Los libros van a seguir teniendo vida durante muchos años.

P.Traición, venganza, redención, con la justicia de fondo, los años 60 y Sevilla, todo está en El viejo de Pilatos. ¿Se asemeja la sociedad actual con aquélla?

R.La historia del libro es en los años 60, aunque salta hacia adelante hasta esta época conforme avanza la historia. Y lo he hecho porque la diferencia entre la sociedad y la aristocracia en los años 60 no es la misma que la de ahora. Hay otros modelos y otro tipo de comportamiento, otro tipo de negocio y otra forma de actuar. Los hechos se producen en los 60, pero se desvela todo en la actualidad. Ni la alimentación, ni la higiene ni el poder de entonces es el de hoy, por lo que el salto en el tiempo se hace para ver lo que pasa entonces y cómo se resuelve ahora.

P.¿Sevilla es una protagonista más de su obra?

R.Sevilla es el escenario y está ambientado, sobre todo, en dos lugares fundamentales: en el entorno de la Casa de Pilatos y en el de La Magdalena. Los lugares son reconocibles, pero los personajes son todos de mi imaginación. A mí me preguntan por qué lo hago, porque es la tercera vez que escribo y todos están relacionados con Sevilla, y lo que pretendo es que el lector no se tenga que imaginar dónde se produce la acción.

P.Entonces, ¿es un libro escrito para los sevillanos?

R.Lo he hecho pensando en la mejor redacción posible. No obstante, tal y como dijo en la presentación Juan Miguel Vega, “tenemos que reivindicar la figura Sevilla como trama de obras, de literatura y de cine".

P.¿La llevaría al cine o a la televisión?

R.Esta obra está demasiado abierta para llevarla al cine y perdería su esencia, pero sí me gustaría que pudiera sacarse una serie.

P.¿Cómo le surge la idea?

R.La idea surge hace muchos años cuando alguien me propone comenzar a escribir historias cortitas para hacer novelas pequeñas, pero no sale adelante. Entonces maduré la historia y comenzó a aparecer sola. Yo recuerdo de niño cosas que han pasado en la Casa de Pilatos y decidí contarlo.

P.¿Es un observador de la realidad?

R.Observo aquello que yo conocí, en el sitio que jugaba a la pelota en la Casa de Pilatos, hoy tomada por turistas.

P.Destaca de su trabajo el cuidado que tiene con las palabras, es muy preciosista. En esta época de whatsapps, cuando todo el mundo escribe con diminutivos, ¿se está perdiendo el encanto del lenguaje?

R.Por supuesto que sí. Mi novela está muy cuidada en eso y en definir a los personajes correctamente.

P.¿Cómo es posible llegar a ese sector poblacional acostumbrado a simplificar el lenguaje y a utilizar emoticonos en vez de palabras?

R.Hay que escribir con un lenguaje no excesivamente culto que aburra, ni excesivamente vulgar que no deje ver la destreza del escritor. Hay que tener un término medio. Al que es verdaderamente lector le va a gustar y, en general, todos pueden aprender. La mejor manera de aprender a escribir es leer mucho.

P.Como diseñador gráfico le da mucha importancia a la estética. La portada del libro –de Daniel Franca– es muy llamativa. ¿Es imprescindible trabajar no solo las palabras sino también llegar a través de la imagen?

R.En este libro se han cuidado tres cosas fundamentales. De un lado el papel, que es fuerte, rígido, notable, sin textura y ecológico. De otro la tipología, muy amable, que invita a leer. Y, respecto a la portada, ha sido una suerte tremenda contar con Daniel Franca. Me dijo de pintarla y aunque le dije que no, al final, tras insistirme, la hizo. Y me pintó el patio de la Casa de Pilatos, el sitio donde sucede el detonante de toda la obra.

P.Periodismo o literatura...

R.Literatura. Sin dudarlo, pero de eso no se vive...

P.¿Cuál fue el desencadenante para empezar a escribir?

R.Una semana en la playa en la que estaba aburrido. Tras ver un relato en una revista vi que tenía una historia. De ahí salió la primera novela, 4 de octubre. Un viaje a Brujas y una visita a la Basílica de la Santa Sangre me dio idea de la segunda, El hijo de El Círculo, que aunque se escenifica en diferentes ciudades, todo confluye al final en Sevilla.

P.¿La valía de un escritor está asociada al número de ventas?

R.Asociado al número de ventas está el nombre del escritor. Arturo Pérez Reverte o María Dueñas, saquen lo que saquen, venden. Está más asociado al nombre que a la valía del autor.

P.¿Escribir es tan difícil?

R.Debes ser capaz de meter la idea en una página, hacer un esquema. Lo difícil es hacer ese esquema. Una vez que lo tienes hecho, si te gusta escribir y tienes facilidad, es más fácil. Si no lo tienes estructurado te pones a escribir sin ton ni son y no sale nada.

P.¿Qué espera del lector cuando acaba con la última página de su libro?

R.Que lo haya pasado tan bien como yo al escribirlo. El profesor Manfredi dice que hago una literatura adictiva. A mí me encanta jugar con eso. Hacer una novela que no la puedas dejar, que te haga necesitar un chute más... Yo lo paso fenomenal escribiendo. Esta novela se hace muy densa al principio porque se cuentan cosas sin trascendencia, pero se presenta a los personajes. Cuando llegas más o menos a la mitad, ahí empezamos a correr, pero a correr de una forma sin medida, con lo cual se vuelve adictiva y se llega a un final que nadie espera, pero todo eso, o lo tienes planeado o no te sale.

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