Nía Rosas: "Me siento parte de la generación que creció sin móviles, cuando la vida era más pausada"
Fotógrafa y cantante

Nía (Estefanía) Rosas (Jerez, 1988) es fotógrafa especializada en conciertos y retratos, con una trayectoria que le ha llevado a trabajar con algunos de los artistas más reconocidos de la industria musical, tanto nacional como internacional, como Alejandro Sanz, Manuel Carrasco, Pablo Alborán, Pablo López y Rosalía, así como con marcas de prestigio. Su estilo fotográfico se caracteriza por su capacidad para inmortalizar la intensidad de la música en vivo, la espontaneidad de un instante y la atmósfera de cada lugar que visita. Además, es experta en la producción y programación de eventos musicales. Ahora prepara su primer fotolibro, en el que plasma su visión y forma de narrar historias a través de la fotografía.
–Su vida se ha ido fraguando en multitud de facetas: modelo, fotógrafa, cantante, deportista… ¿Cuál llegó primero y por qué?
–El deporte fue lo primero, aunque siempre estuve muy ligado a la música. Desde pequeña destacaba en ambas disciplinas en el colegio porque eran las que más me interesaban. Lo que más me mueve es la música, pero el deporte también ocupa un lugar esencial en mi vida. Para mí, no es solo una actividad física, sino una necesidad. Después, lo de cantar llegó de forma natural. Ya tocaba el piano y empecé a acompañarme con la voz. Entré en el coro del colegio y tenía un vecino (él sigue viviendo allí) con un estudio de música donde se reunían a tocar y ahí me fui soltando también con ellos a cantar. Con el tiempo, me atreví a probar suerte en Madrid. A medida que avanzaba en la música, surgió la oportunidad de trabajar como modelo. Lo vi como una experiencia divertida, y en ese camino descubrí mi verdadera fascinación: la fotografía, la producción y todo el universo creativo que hay detrás de una imagen o de la música.
– Se crio gran parte de su niñez en la barriada de Icovesa en Jerez. ¿Qué recuerdos y valores conserva de aquella etapa?
–Sí, viví en Icovesa hasta los 12 años, y guardo recuerdos muy bonitos de aquella etapa. Pasaba la mayor parte del tiempo en la calle, jugando al fútbol, al baloncesto o patinando. Tenía muy buenos amigos con los que pasaba horas correteando de un lado a otro. Era una infancia muy activa y libre. En cuanto a valores, creo que el más importante que me llevé fue la humildad. Crecer en un barrio así te enseña a valorar lo esencial, a compartir con los demás y a ser agradecido con lo que tienes. Aprendes a disfrutar de las pequeñas cosas, a convivir con personas de diferentes realidades y a desarrollar un sentido de comunidad muy fuerte.
–Nacida a finales de los 80, en un límite entre generaciones, ¿a qué estilo se considera que pertenece?
–Pertenezco a la generación millennial, aunque debo admitir que me costó entrar en el mundo de internet. De hecho, empecé a usarlo más tarde que la mayoría de mis compañeros de clase, principalmente porque en casa no teníamos conexión y, además, a mis padres no les gustaba mucho ese tema. Me siento parte de la generación que creció sin móviles, cuando la vida era más pausada y las relaciones eran más personales. Éramos niños con inquietud por explorar, por desarrollar habilidades, por descubrir el mundo fuera de una pantalla. Nos encontrábamos con amigos en la barriada, en la calle, sin necesidad de un mensaje previo. Aprendíamos a socializar de manera espontánea y a resolver los problemas cara a cara. Creo que eso nos hizo más independientes y nos dio herramientas que hoy valoro muchísimo.
–¿En qué punto se encuentra ahora en su carrera?
–Estoy en una etapa de consolidación y expansión, combinando la fotografía con la programación de eventos musicales. Estoy organizando y gestionando distintos eventos en Cádiz, como ‘The Jungle Jam’, los jueves, una jam session que busca reunir a músicos y amantes de la música en un ambiente creativo y espontáneo. En este espacio no solo programo, sino que también hago fotos, vídeos y, en ocasiones, me subo a cantar. Los viernes por la noche programo en la sala -1 de NU, donde hemos creado Bravo, un Piano Bar que da vida a la noche de la ciudad. Los sábados me he unido a Pura Vida Catamarán, donde programo conciertos a bordo con música en vivo a ritmo de funk, soul, jazz y rock, mientras navegamos por las aguas de Cádiz. Además, actualmente estoy trabajando en mi primer fotolibro, en el que plasmo mi visión y mi forma de narrar historias a través de la fotografía; y con el lanzamiento de una sección en mi web con una selección de fotografías de mis viajes.
-Que recuerde, haga una lista de cantantes o grupos que haya inmortalizado con su cámara.
-Artistas como Sting, Roger Waters (Pink Floyd), Lenny Kravitz, Rosalía, Alejandro Sanz, Jorge Drexler, Pablo Alborán, Manuel Carrasco, Jesse & Joy, Antonio Orozco, Pablo López, Rosario Flores, Luz Casal, Niña Pastori, Chambao, Vanesa Martín, Coque Malla, Vetusta Morla, Izal, Fuel Fandango, El Kanka, Leiva, M-clan, Los Zigarros, Nathy Peluso, John Legend, Álvaro Soler, Los Secretos, Israel Fernández, Zahara, Carmen Boza, Marwan, Andrés Suárez y El Twanguero, entre otros.
-¿Alguno que sueñe con fotografiar y todavía no ha tenido la oportunidad?
-Coldplay. Sin duda, documentar una gira con ellos sería un sueño. Me fascina su directo, la fuerza de sus melodías, la profundidad de sus letras y la historia que han construido a lo largo de los años.
-¿Por qué ellos?
-Porque me apasionan los conciertos llenos de movimiento, donde los artistas recorren el escenario entregando energía en cada rincón. Coldplay tiene esa capacidad única de conectar con el público y transformar cada show en una experiencia inmersiva. Tuve la oportunidad de verlos el año pasado en Barcelona y, sinceramente, creo que una parte de mí sigue allí.
–Si echa la vista atrás, ¿cree que va por el camino que soñó?
–Siempre supe que quería dedicarme a la fotografía y, con el tiempo, he encontrado la manera de unirla con la música. Mirando atrás, veo que mi camino ha sido más orgánico que planificado, pero cada paso me ha llevado a donde estoy ahora, disfrutando de lo que hago y aprendiendo constantemente. No sé si es exactamente lo que imaginé al principio, pero sin duda es un camino que me llena, y eso es lo más importante para mí.
Hay gente que me dice ”¡qué guay tu trabajo!”. Y sí, tiene cosas increíbles, pero no es tan ideal como parece desde fuera. Como en cualquier profesión, hay aspectos positivos y desafíos. Por ejemplo, ir de gira es una experiencia brutal: viajar, vivir la música desde dentro y formar parte de momentos únicos. Pero también significa pasar mucho tiempo lejos de la familia y los amigos, con un ritmo de vida muy intenso y pocas pausas para desconectar. Además, dentro de una gira convives con muchas personalidades diferentes, y el ego puede jugar un papel importante en las dinámicas de trabajo. He visto cómo puede generar tensiones si no se maneja bien, pero también entiendo que en entornos tan competitivos es algo casi inevitable. Para mí, lo importante es mantener el equilibrio: confiar en uno mismo sin dejar de lado la empatía y el respeto por el equipo. Al final, la clave está en saber gestionar las relaciones, aprender a adaptarse y recordar que, más allá del espectáculo, todo funciona mejor cuando hay colaboración y un ambiente saludable.
–¿Qué necesita la creatividad, especialmente desde la perspectiva de la mujer?
–Creo que la creatividad necesita más apoyo, especialmente para las mujeres en el ámbito artístico. En la música y la fotografía de conciertos, por ejemplo, todavía hay espacios donde es más difícil hacerse un hueco. Un claro ejemplo de esto es la industria de los festivales, donde la mayoría de los carteles siguen estando dominados por grupos masculinos. Sin embargo, no creo que la mujer en el mundo de la fotografía esté en un segundo plano, todo lo contrario. Personalmente, las fotógrafas que más admiro son mujeres, tanto de España como de fuera, y hay muchas profesionales increíbles haciendo trabajos de gran nivel. También es clave la conciliación, ya que el ritmo de trabajo en estos sectores puede ser muy exigente. No siempre existen estructuras que permitan compaginarlo con la vida personal, y creo que un mayor reconocimiento y mejores condiciones ayudarían a que muchas más mujeres puedan desarrollarse plenamente en el mundo creativo sin tantas barreras.
–¿Próximas metas?
–Seguir creciendo en la fotografía y explorando nuevas formas de capturar la esencia de la música en vivo. Me gustaría llevar mi trabajo a más lugares, documentar festivales que aún no conozco y colaborar en proyectos musicales con un enfoque más personal.
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