Pastora Soler: “Hay que hablar con naturalidad de la salud mental”
Pilar Sánchez Luque (Coria del Río, Sevilla, 1978), nuestra Pastora Soler, celebra tres décadas en la música con su gira Rosas y espinas. “Un concierto diferente” en el que no solo se centra en sus temas más famosos sino en mostrar su historia. La historia de esa niña de 14 años que quiso cantar y a la que dedica este “musical documental en directo” para contar “en primera persona” cómo fue comenzar tan joven “y todo lo que se pasa por el camino”. Un camino en el que, sin embargo, se congratula de haber tenido “más rosas que espinas”, pese a los momentos en los que estuvo alejada de la música. “Estoy feliz porque ha salido todo lo que quería transmitir”, confiesa.
Pregunta.¿Se considera un ejemplo de autoexigencia?
Respuesta.Desde que una empieza en esto el gestionarlo todo es complicado, pero después de 30 años se llega al término medio de seguir siendo exigente, por la responsabilidad y la disciplina, pero también se encuentra el equilibrio para saber disfrutar, que es lo principal. Viendo la evolución a lo largo de tantos años se dan pasos con mucho esfuerzo y mucho trabajo detrás. Al hacer balance, estoy muy orgullosa del camino aunque sea duro y complicado. Me siento feliz de todo lo realizado.
P.¿Qué ha aprendido en su trayectoria profesional?
R.Muchas cosas. Hay que encontrar ese punto entre la responsabilidad y la exigencia que implica subir a un escenario, con tu vida, con tu familia. A veces estamos tan metidos en el camino que te olvidas de lo principal. Hay un antes y un después en estos últimos siete años desde que retomé mi carrera tras el parón. Me di cuenta de que si no tienes vida no puedes llegar a la gente.
P.Su carrera ha sido desafiante. Muchos premios, Eurovisión y trece álbumes en el mercado. Es para sentirse satisfecha...
R.Sí, mucho. Te das cuenta de que todo es muy difícil. Yo no me he querido conformar nunca, siempre he ido un poquito más allá. De hecho empecé con la copla y en ese momento había mucha gente que me apuntaba como una joven promesa, pero no quería quedarme solo con eso. Me embarqué en una búsqueda de identidad artística para sentirme realizada con lo que quería. Siempre he ido desafiándome a mí misma en ese sentido, de ir a por otro poquito más. No soy una persona de quedarse estancada. En eso he sido bastante valiente, en ir investigando sonidos y en seguir dando pasos.
P.¿Hay que saber decir no?
R.Por supuesto, he aprendido a decir algunos noes, aunque no todos los que quisiera. Es algo que cuando lo haces te hace sentir bien, aunque no siempre lo hice durante mi carrera.
P.¿Qué consejo le daría a alguien que haya pasado lo mismo que pasó usted?
R.No me siento ejemplo de nada, pero sí es verdad que en todo ese camino respecto a mis problemas personales, cuando abandoné la música por temas como la salud mental, inseguridades o debilidades, siempre lo he hecho público, lo he compartido con la gente y lo hablo abiertamente para intentar aportar mi granito de arena y ser ejemplo de una lucha personal y profesional que he podido superar. Me gusta ayudar. Hay que hablar con naturalidad de ello.
P.¿Qué autocrítica hace?
R.Dentro de este proceso he tenido mucha autocrítica. En esos tres años, al dejar de trabajar, cosa que no todo el mundo puede hacer, cuando te das cuenta con el paso del tiempo, uno se dice a sí mismo: esto lo he hecho mal. Cuando me piden consejo lo que más puedo aportar es que hay que romper con todo, mirarse y escucharse mucho, porque se tiende a mirar para otro lado. Hacer autocrítica, saber qué es lo que te está pasando, ponerle nombre y apellidos, y pedir ayuda.
P.¿Cómo ha evolucionado la música en estos años?
R.En mi primer disco tenía 14 años y se editó a mis 16. Ha cambiado todo, absolutamente todo. Desde grabar de forma analógica, con orquesta y en estudio, al formato digital sin tener que ver ni al productor ni a los músicos. La forma ha cambiado y la industria ni te cuento, pero lo que más me preocupa es cómo evoluciona el sonido y la música en nuestra cultura. No soy reacia a las tendencias de ahora, porque incluso hay canciones que me gustan, pero hay determinados temas e incluso vocabulario y melodías que no son música. Me preocupa, ya no tanto el mercado, como que no se pierda ni nuestra cultura ni nuestra música.
P.¿Cuáles son los límites que no pasaría profesionalmente?
R.Los mensajes son muy importantes, no solo los estilos musicales. No me niego a ellos, pero sí a lo que se intenta decir. Vas a un público y tienes que saber qué esperan de ti, qué tienes que transmitir. Hay que tener claro al hacer música que todo es muy generacional.
P.¿Siente la presión de lo que suponen las plataformas digitales y de la velocidad a la que se mueve todo?
R.Es verdad que al principio sí, pero ya llevamos años conviviendo con esto y hay que también saber gestionarlo. No estaría presente continuamente en redes pues no es el público al que voy dirigida, aunque haga algunas cositas de vez en cuando, pero no es mi plataforma.
P.¿Cree que en la industria hay mucha competitividad?
R.Creo que hay muchas oportunidades que antes no había gracias al foro digital, pero preocupa la rapidez. La inmediatez de las canciones que no tienen el recorrido de antes. Son más de usar y tirar. Me preocupa esto más que lo competitivo, aunque sí es verdad que hay mucha riqueza. Mucha gente joven súper preparada que sabe lo que quiere, que compone, que cuida mucho sus producciones, que tiene muy claro su sonido y su identidad.
P.¿Qué hay de Pilar en Pastora y de Pastora en Pilar?
R.Mucho. Intento mantener el equilibrio, de hecho cuando la balanza se vuelca más es cuando hay más de Pastora que de Pilar, pero siempre hay más Pilar. Intento que predomine la persona.
P.¿Sigue viva la copla?
R.Sí claro. Mientras las abuelas y las madres pongamos ese tipo de música va a seguir viva. Es un trabajo que tenemos que hacer. Me gusta ver cómo hay gente joven que se la lleva a su terreno, que se la trae a la actualidad, que las reinterpreta.
P.Asegura que está en la mitad de su carrera...
R.Nunca se sabe, mi salud vocal marcará mi ritmo, porque lo fuerte de mi música es mi voz. Ganas tengo más que nunca y seguridad en mí misma. Me ha costado mucho encontrar mi sonido y ahora es cuando me siento plena en el escenario, y por mí me quedaría otros treinta años más.
No hay comentarios