“La raza humana está haciendo lo posible para extinguirse”
Rosa María Mateos Ruiz | Directora del Instituto Geológico Minero de España
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La granadina Rosa María Mateos acaba de ser nombrada directora del Instituto Geológico Minero de España (IGME). Es doctora en Ciencias Geológicas por la Universidad de Granada. Desde 1994 a 2012 fue responsable de la Delegación del Instituto Geológico y Minero de España en las Islas Baleares. Durante los últimos años ha sido profesora de Investigación y ha dirigido el Departamento de Peligros Naturales y Cambio Climático del IGME-CSIC. Rosa María Mateos se ha dedicado también a la muchas veces olvidada divulgación científica y ha publicado dos novelas.
Pregunta.–¿Se ha metido usted en un lío al ser nombrada nueva directora del IGME-CSIC?
–En un lío monumental, porque es un puesto que requiere mucha dedicación, esfuerzo y atención hacia una plantilla de casi 400 personas. No obstante, me hace mucha ilusión ya que es la institución donde me he forjado como geóloga y donde he tenido la suerte de aprender el oficio de grandes compañeros. Lo bueno de estos cargos es que tienen fecha de caducidad.
P.–Dígame que función tiene este organismo.
–Somos un organismo de investigación y asesoramiento científico en todos los campos relacionados con las Ciencias de la Tierra. Tenemos un gran panel de expertos en recursos minerales, aguas subterráneas, geología y peligros geológicos. Además, contamos con 10 unidades territoriales distribuidas por el país con la capacidad de ofrecer una respuesta rápida a las demandas sociales. Nuestra oficina de Valencia está ahora mismo trabajando en la Zona Cero de la dana.
P.–¿Qué queda por hacer?
–El IGME debe trabajar para ser el centro de investigación de referencia en Ciencias de la Tierra de nuestro país y además ofrecer un buen servicio de asesoramiento científico a las administraciones públicas. Ambas actividades se retroalimentan y son compatibles. También debemos adaptarnos a los nuevos tiempos. La prueba de fuego nos la marca el actual panorama de una minería sostenible, con una demanda creciente de litio, tierras raras, grafito, cobalto, cobre, níquel… Ya se habla incluso de la minería de asteroides.
P.–¿Cómo se puede saber, por ejemplo, la edad de la Tierra?
–La edad de la Tierra se estima en unos 4.500 millones de años. Para cuantificar esta edad, los geólogos indagamos en los afloramientos rocosos más viejos del planeta. En Australia y Canadá están esas rocas primigenias que podemos datar con técnicas radiométricas. El estudio de los meteoritos también nos ayuda mucho; algunos de ellos contienen el primer material sólido que se formó en nuestro sistema solar.
P.–Usted dirigió el Departamento de Peligros Naturales y Cambio Climático. ¿Cuáles son esos peligros a los que se enfrenta la Tierra?
–Hay una frase de Darwin que responde de manera certera a esta pregunta: “Un instante basta para destruir ilusiones prolongadas.” Los eventos extremos como terremotos, erupciones volcánicas, tsunamis, inundaciones y otros procesos súbitos de la dinámica terrestre tuvieron, tienen y tendrán una enorme importancia en la historia de la Tierra y de la Vida. Nuestro departamento lleva una enorme actividad en los últimos años, con la erupción volcánica de La Palma y las recientes inundaciones en Valencia.
P.–También ha escrito usted novelas y relatos. ¿Tanto inspira estudiar la Tierra?
–Bueno, mi vena literaria viene de tradición familiar. Pertenezco a una saga de escritores extremeños que comienza con mi tatarabuelo Melitón Mateos. Creo que se ha cometido un gigantesco error al separar las Ciencias de las Letras. Para un científico, la precisión del lenguaje es fundamental. “Una palabra bien elegida puede ahorrar enormes cantidades de pensamiento”, decía Ramón y Cajal. Ahora bien, en mis dos novelas y relatos aparece, sin quererlo, el ramalazo de geóloga.Tenemos otra mirada.
P.–Estuvo usted en la erupción de la Palma. ¿Cómo está ahora allí el panorama?
–Como geóloga, lo que viví en La Palma no lo olvidaré jamás. Como ciudadana, tampoco. Fue presenciar la dinámica de la Tierra en directo y la vulnerabilidad del ser humano ante tales fenómenos. La Naturaleza tiene sus tiempos, y una erupción volcánica no se apaga como un interruptor. Las coladas de lava están aún calientes en profundidad, el cono volcánico sigue desgasificando y los científicos todavía detectamos concentraciones anómalas de gases en algunos puntos de la isla. El paisaje ha cambiado por completo y los palmeros aún se están adaptando a la nueva realidad.
P.–¿Qué daño le hace a la Tierra el calentamiento global?
–La curva de la temperatura global de la Tierra durante los últimos cuatro millones de años bien pareciera la trayectoria de una montaña rusa. La sucesión de glaciaciones y periodos interglaciares cálidos ha revolucionado los últimos segundos de la biografía del planeta. La Tierra está más que acostumbrada a los cambios climáticos; nosotros, no tanto. El calentamiento global es la punta de un iceberg que esconde problemas muy profundos que se asientan sobre tres pilares fundamentales: el alejamiento progresivo de la población de la Naturaleza, la avaricia por los recursos naturales y el consumo desmedido.
P.–¿Cuándo nos extinguiremos?
–No lo sé, pero estamos haciendo grandes esfuerzos. Vamos de cabeza hacia la Sexta Extinción, con tres cuartas partes de las especies amenazadas por nuestra actividad.
P.–Trump reivindica Groenlandia porque dice que un día fue América.
–Groenlandia está en la llamada Placa Norteamericana que viaja a la deriva hacia el oeste. En cualquier caso, la Tectónica de Placas es tenaz y en 200 millones de años acabaremos todos apelotonados de nuevo, unidos en un continente único. Mientras tanto, los recursos minerales que esconde Groenlandia bajo los hielos están en la diana del capitalismo.
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