Víctor Elías: "La música me dio el impulso para decir: 'Se acabó"
VÍCTOR ELÍAS | CANTANTE Y MÚSICO
Lleva su obra, '#YoSostenido', este viernes, 28 de marzo al Teatro Municipal Juan Bernabé de Lebrija (Sevilla)

Víctor Elías (Madrid, 1991) es músico y actor. Ambas facetas corren por su ADN como herencia de su madre, la actriz Amelia Álvarez del Valle y de su padre, el arpista Liberto Villagrasa Muñoz. Echó los dientes entre escenarios y platós. Su papel más memorable, el de Guille en Los Serrano. Ahora vuelve a subirse a las tablas con el monólogo #YoSostenido, que Planeta ha sacado en formato libro. En ambos mundos, se enfrenta a una dura infancia marcada por el alcoholismo de sus padres, a una adolescencia en la que fue víctima y verdugo, a los prejuicios, a sus adicciones y a su gran salvavidas: la música. Este viernes, 28 de marzo, actúa en el Teatro Municipal Juan Bernabé (Lebrija, Sevilla).
Pregunta.¿Cómo nació la idea de desnudarse y contar su historia, sin censura, primero como obra de teatro y después en un libro?
Respuesta.Sin duda, la disciplina actoral que más me gusta es el teatro. Me viene de familia, por mi madre. Tenía las ganas de volver a actuar con algo mío e incluir, no una reivindicación, pero sí esta cosa de Oye, que me va bien ahora, que soy músico, que soy feliz. Jugar con esta comedia de los juguetes rotos, que parece que si no se te ve significa que todo te va mal. Mi idea era hacer algo distendido. Hablando con Fran Perea me dijo que si íbamos a hablar de mi vida y a contar ciertas cosas, había que hacer una obra teatral. Y bendita la suerte que tuve de hacerle caso, porque apareció Pablo Díaz Morilla como dramaturgo, que es el que ha escrito el libro. También se sumó Javier Márquez, compañero de la función, que hace un personaje muy necesario, porque da un poco el toque de humor.
P.Después llegó el libro, que salió hace unos meses salió hace unos meses.
R.Las editoras querían que sacara un libro sobre mi cambio de actor a músico, pero no sabían nada de la función. Les mandé el texto, les gustó mucho y ya surgió el tema de hacer una obra literaria. El formato es muy parecido. En lugar de capítulos, son actos. Mantiene esa parte teatral
P.Se dedica a la música desde hace años. De hecho, recuerdo haberle visto cuando La Llamada se representaba en el madrileño Teatro Lara. ¿Por qué volver a ponerse bajo los focos como protagonista?
R. Me apetecía reivindicar esos prejuicios que tiene la gente sobre que si no sales en la tele parece que no te va bien. La forma de hacerlo era a través del arte. Es cierto que tenía muchas ganas de volver a actuar, pero también tenía claro que si volvía a hacerlo quería que fuera algo mío. No sobre mi vida, sino producido por mí. La idea era estar dos meses en los Teatros Luchanas (Madrid) y que se acabara. Lo que ha venido ha sido un regalo.
P.¿Le dio vértigo y miedo esa exposición?
R. Tuve miedo a los prejuicios que yo mismo tengo también. Al estrenar la función tuve muchos temores, pero cuentas unas historia y ves la reacción del público al momento. Eso se escapó de mis manos cuando salió el libro y volvieron a nacer muchas inseguridades. Al final, todo queda compensado con los mensajes positivos que he recibido. De una manera, entre comillas, egoísta... ha sido muy liberador el poder decir: Este soy yo, esta es mi vida y esto hago ahora.
P.En el libro menciona el kintsugi, técnica japonesa que consiste en no tirar aquellos objetos que están rotos, sino en arreglarlos y cubrir sus grietas. Una bonita metáfora para hablar de los juguetes rotos y de los niños prodigio.
R.Realmente es la sociedad la que los dan de lado. No tiene nada que ver con las productoras. La sociedad no da pie a que estos niños cambien. Cuando lo hacen y no se entiende, empiezan a sentirse como un juguete roto. O la gente piensa que lo son. Eso me pasó a mí. Como ya no sale en la tele y no le veo, pienso que es un juguete roto, pues no. Ahora mismo soy músico y no se me ve, pero soy muy feliz.
P.¿Cree que ahora se trata peor a los niños prodigio que en esa España de Marisol, Joselito y Pablo Calvo?
R.Sigue siendo un poco lo mismo. Cuando vemos a un niño actuar, pensamos que tiene que hacer eso toda su vida. Si encima pega un pelotazo, no caemos en que no deja de ser un niño que está jugando y que, con 18, puede ser lo que quiera. Como cualquier otro. Siempre pongo el ejemplo de ese pequeño que juega al fútbol y con 18 decide ser abogado y los padres se tiran toda la vida diciendo: Tenías que haber sido futbolista que habríamos ganado mucho dinero. Ese niño no deja de ser un juguete roto.
No se puede elegir cuándo quieres tener exposición pública y cuándo no"
P. Vivió una infancia feliz con destellos agridulces pero, sin duda, un punto de inflexión fue su fichaje por Los Serrano. Una gran familia con la que compartió episodios de todo tipo, incluso le salvaron la vida cuando se cayó un foco sobre su cabeza.
R.Lo recuerdo como algo maravilloso. Por suerte, hemos podido transmitir lo que sentíamos y vivíamos dentro. Ha sido una carrera universitaria. Hemos tenido la oportunidad de hacer un máster durante cinco años con gente muy profesional y que nos ha enseñado mucho.
P.Un capítulo especialmente duro es el que habla sobre sus padres. Es especialmente bello que no esté escrito desde el rencor.
R.Escribir esto desde el rencor no hubiera servido de nada. Para el lector, también habría sido bastante feo leer algo así. Cuando las cosas están en caliente, no puedes hacer nada con ellas. En este caso, el paso del tiempo y transformar las vivencias... al final, la cabeza se va quedando con lo mejor. Y también vivir cosas parecidas a las que experimentaron ellos te va colocando un poco y dices: Igual esto no como yo pensaba, simplemente ha pasado y ya está.
P.Otra parte cruda es la que dedica a las adicciones. Afirma que "a pesar de conocer lo peligrosas que son, somos muchos los que caemos". ¿Sigue siendo un tema tabú?
R. Está empezando a ser tratado como una enfermedad de salud mental. De hecho, suele ser la punta del iceberg de la depresión, la ansiedad, la baja autoestima y el deseo de agradar. Parece que se está empezando medio a hablar sin tabú, pero es verdad que queda mucho trabajo. Adictos hay siempre, por desgracia, pero sí que existe una forma de tener la enfermedad dormida. Y es verdad que la gente no sabe cómo se puede hacer.
P.También dice que "las adicciones roban tiempo". Se habla poco de la dependencia al trabajo.
R. Menos que de ninguna. Se habla muy poco de la adicción al trabajo. Es, entre comillas, de las menos malas siempre y cuando sea algo que hagas es tu pasión. Es lo que he conseguido hacer ahora y no porque, simplemente, no quieres volver a casa.
Se habla de la adicción al trabajo menos que de ninguna"
P.El penúltimo "acto" está dedicado a la cantante Ana Guerra, su pareja, por la que siente una profunda admiración. Entiendo que la exposición mediática de ambos ya está superada.
R.Al final, a lo que nos enfrentamos es a estar nosotros juntos. El resto forma parte de nuestro trabajo y la vivimos como tal. Cuando has hecho un hogar y en casa todo está bien, todo lo demás es más fácil. Entiendes que es parte de tu vida y de tu curro. No se puede elegir cuándo quieres tener exposición pública y cuándo no.
P.Acaba esta biografía con la música. ¿Le ha salvado la vida?
R.Me ha salvado en todos los aspectos. Hace que descargue mi ira, mi rabia, pero también que ponga todo mi amor en ella. En el caso de las adicciones, cuando vi que le estaba faltando al respeto a la música, fue la que me dio el impulso para decir: Se acabó.
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