Editorial: Cuatro pactos para España

27 de octubre 2016 - 01:00

EN un discurso sensiblemente más breve que el del pasado 30 de agosto y con un tono claramente conciliador, Mariano Rajoy ofreció ayer diálogo para llegar a grandes pactos en cuatro áreas de vital importancia: las pensiones, la educación, la financiación autonómica y la corrupción. El líder del PP, consciente de que los tiempos venideros serán difíciles debido a la endiablada aritmética parlamentaria, aseguró ser consciente de la necesidad de "construir cada día una mayoría para la gobernabilidad" y pidió ayuda al PSOE para una legislatura "duradera y tranquilizadora".

La mano tendida de Rajoy no debe caer en saco roto. Aunque con una mayoría muy precaria, el PP ha sido el partido más votado por los ciudadanos con diferencia y cualquier alternativa al mismo pasa por una sopa de siglas (entre las que se encuentran las de los partidos populistas e independentistas) difícilmente digerible si se quiere una España estable, predecible y fiable. El PSOE, consciente de ello, ha decidido abstenerse en la segunda votación y facilitar la investidura de Rajoy, pero de nada serviría esta generosidad si no se acompaña del compromiso a dialogar con el PP en estos cuatro grandes pactos. No se trata de renunciar a nada, sino de todo lo contrario. A los socialistas se les abre una buena oportunidad para, mediante la negociación con un Gobierno débil, consensuar las grandes líneas estratégicas de la España de los próximos años. En primer lugar, Rajoy habló de la reformar las pensiones, cuyo actual modelo es evidente que llega a su fin. Hace falta acordar con un amplio y urgente consenso cómo vamos a garantizar que las generaciones que llegarán a la vejez en las próximas décadas disfruten de la tranquilidad de tener un sistema de pensiones suficiente y sostenible. En segundo lugar, el todavía presidente en funciones habló de un gran pacto por la educación que embride de una vez por todas este problema que lastra sobremanera el desarrollo económico y social. Implícitamente, dio por enterrada la polémica Lomce de su ex ministro José Ignacio Wert -que tanto descontento provocó en la comunidad educativa- y mostró su disposición a zanjar la cuestión. Es una oportunidad histórica que no debe ser desaprovechada por ningún partido político. En tercer lugar, el líder popular habló de pactar la necesaria reforma de la financiación autonómica para mejorar los servicios que se prestan a los ciudadanos, una negociación que debe poner fin a muchos agravios territoriales. Finalmente, como cuarta propuesta, Rajoy propuso avanzar en las medidas para evitar la corrupción que tanto daño han hecho a las arcas y la imagen del Estado y la política. Cuatro grandes pactos, como decíamos, que merecen intentar una legislatura larga y dialogante.

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