El Gobierno aprueba otro estado de alarma que quiere que dure hasta el 9 de mayo
Confinamiento nocturno modulable en toda España salvo Canarias desde las 11 de la noche hasta las 6 de la mañana
El mando único se evapora y los Gobiernos regionales impondrán restricciones a su discreción
Permite impedir la movilidad entre comunidades autónomas
La historia del pasado 14 de marzo se repite meses después. El Gobierno ha reeditado en un Consejo de Ministros extraordinario reunido de urgencia este domingo el estado de alarma, una medida de excepción que el Ejecutivo que preside Pedro Sánchez pretende que en esta ocasión dure (una vez que el Congreso lo prorrogue al cabo de 15 días) hasta el 9 de mayo (el anterior discurrió desde mediado marzo hasta el 21 de junio). A diferencia de entonces, el mando único quedará delegado en los presidentes autonómicos.
El decreto que ha aprobado el Gobierno procura el toque de queda obligatorio para todo el país desde las once de la noche hasta las seis de la mañana, aunque los Gobiernos regionales podrán atrasarlo o adelantarlo una hora a su discreción e implementar restricciones a su conveniencia. Podrán acotar tanto todo el territorio autonómico como otros más pequeños dentro de sus límites, como provincias, localidades o, incluso, barrios.
También se establece la restricción de reuniones sociales y permite la prohibición de viajar de unas comunidades autónomas a otras.
El estado de alarma llega de la mano de la segunda oleada de una pandemia que con la bajada de temperaturas otoñal va a ir a más y al hilo de la demanda de la mayoría de las comunidades autónomas (10 de forma oficial, ninguna de ellas en manos del PP) para salir del laberinto judicial en el que se puede perder la aplicación de medidas drásticas.
El mecanismo está previsto en el artículo 116 de la Constitución y el decreto ha sido redactado por el ministro de Sanidad, Salvador Illa, y por la vicepresidenta primera del Gobierno, Carmen Calvo. No contempla como sucedió en primavera el confinamiento de toda la población ni la paralización de las actividades no esenciales, de modo que el malsonante toque de queda va a ser la gran moneda corriente en esta ocasión.
La duración inicial del estado de alarma va a ser de dos semanas -así lo establece la Carta Magna-, aunque la intención del Gobierno es de se dilate hasta el mes de mayo. No obstante, el presidente del Gobierno ha puntualizado que si la evolución de la pandemia fuera buena y se fuera reduciendo, la medida excepcional es susceptible de recortarse.
En todo caso se precisará en dos semanas una prórroga para la convalidación de la medida aprobada este domingo por el Ejecutivo por parte de la mayoría absoluta del Congreso; baza que ya tiene ganada de antemano Pedro Sánchez, que se ahorrará el infierno parlamentario que tuvo que soportar la pasada primavera, al tener ahora garantizados los diez escaños de Ciudadanos y los del PNV (6), JxCat (8) y ERC (10), que sumados a los del PSOE (120) y Unidas Podemos (35) le conceden una total tranquilidad y superaría holgadamente el listón de 176 escaños con al menos 189 votos en el zurrón.
El PP se resiste a apoyar sin ambages el estado de alarma y apuesta por exprimir y sacar todo el jugo a las leyes sanitarias. Los populares reprochan al presidente del Gobierno que se marchara en agosto de vacaciones cantanado victoria y sin haber procurado reformas legislativas de cara al combate de una pandemia que ya se ha cobrado más de un millón de contagios (que podrían ser realmente el triple, según ha admitido el propio Sánchez) y casi 34.000 muertos.
Andalucía no lo ha pedido
Andalucía no va a pedir por tanto el estado de alarma. El presidente de la Junta, Juanma Moreno, se ha declarado partidario de una fórmula que considera "positiva" y ayudaría a fijar un marco común seguro para toda España, aunque ha optado por esperar a que sea Sánchez quien diera el paso que acaba de dar este domingo.
El Gobierno andaluz (PP Y Cs, con apoyo externo de Vox) ya ha ordenado el cierre perimetral de Granada y su área metropolitana a partir de este lunes y las provincias de Sevilla, Córdoba y Jaén estrenan nuevas restricciones este domingo: reducción del aforo al 50% en bares y restaurantes y el cierre de los mismos a las 22.00 horas a excepción de los servicios de entrega de comida a domicilio. La agrupación máxima será de seis personas en actividades o eventos de carácter familiar o social en la vía pública.
La orden publicada este sábado en el BOJA también incluye el cierre de peñas y asociaciones culturales o gastronómicas y un máximo del 50% del aforo en ceremonias civiles o religiosas
Sin embargo, la restricción de derechos fundamentales como el reunión o el de circulación parecen condenadas a encallar en los tribunales, por lo que la medida de excepción aprobada este domingo parece una herramienta impepinable para el Gobierno, que impone esta vez con el estado de alarma unas condiciones mínimas y cada comunidad autónoma podrá hacer de su capa un sayo para imponer sus particulares restricciones. El mando único de Sánchez se evapora pues en rigor.
Aragón y Canarias no han solicitado el estado de alarma, pero lo respaldan, y la decena de comunidades restante al margen de las que gobierna el PP, lo han demandado explícitamente en cascada a rebufo de la petición que hizo el viernes el lehendakari, Íñigo Urkullu. Se trata de Extremadura, La Rioja, Cataluña, Navarra, Cantabria, Comunidad Valenciana, Castilla-La Mancha y Baleares, además de la ciudad autónoma de Meilla.
Algunas no han esperado a la instauración del estado de alarma y ya han impuesto draconianas restricciones como el toque de queda, en vigor desde el sábado por la noche, como Castilla y León y la Comunidad Valenciana.
Cara y cruz
La tasa más baja de contagios en España se registra en las Islas Canarias (la única comunidad que ha quedado exenta del toque de queda) y desde este domingo se ha reabierto el puente aéreo con el Reino Unido, Bélgica y Suecia.
La cruz de la moneda se registra en la comunidad foral de Navarra, que este domingo ha notificado a Sanidad un nuevo máximo de contagios: hasta los siete centenares.
La aprobación de la duradera prórroga hasta mayo del estado de alarma pasadas estas dos primeras semanas parece en esta ocasión muchos más factible que la pasada primavera y se dibuja un panorama mucho más halagüeño para el Gobierno, que fue perdiendo sucesivamente hasta 144 apoyos a medida que fue solicitando durante las seis dilaciones que demandó al Congreso. En la primera votación nadie votó en contra. En la segunda, Vox pasaba directamente del si al no, junto a los antisistema de la CUP. El PP ya se abstuvo en la votación de la cuarta prórroga mientras ERC también le daba la espalda y Sánchez logró la mayoría por los pelos gracias al PNV y el acuerdo in extremis de su nuevo aliado en esta empresa: Ciudadanos. A la quinta la prórroga estuvo a punto de ser rechazada. El PP se unió al no y también Compromís. Bildu se quedó en la abstención a cambio de la derogación de la reforma laboral.
El confinamiento total de marzo y la paralización económica casi absoluta no están por ahora sobre la mesa y se salvaguarda el equilibrio entre la economía y la salud. La limitación de la movilidad y los controles policiales del cumplimiento de los respectivos toques de queda van a ser en esta ocasión los grandes protagonistas.
Ahora se está detectando que el cierre de los bares a una hora no es suficiente, porque muchas personas, en especial los más jóvenes, prosiguen las reuniones en domicilios particulares hasta altas horas, lo que implica un contacto prolongado en espacios cerrados y sin ventilación y por consiguiente el riesgo de contagio...
Los presidentes regionales ya tienen manos libres.
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