Javier Fernández reivindica el PSOE del "cambio" con vocación de "mayorías"
Conferencia Política del PSOE
El presidente de Asturias ha defendido que el PSOE es "algo más que sus militantes, sus siglas y su organización, es una tradición, una historia, una cultura de partidos y lealtades".
El presidente de Asturias y líder de los socialistas asturianos, Javier Fernández, ha reivindicado el PSOE como partido "obrero", "socialista" y "federal", pero también como el "partido del cambio y la transformación", un partido de "gobierno" con vocación de "mayorías". En un discurso fuertemente ideológico, entusiasta y esperanzador para los suyos, Fernández ha abogado por que el nuevo proyecto socialista llegue a los empresarios, a los trabajadores, a las clases medias urbanas y a "toda esa gente progresista que no sólo son los obreros".
Con la voz entrecortada por la emoción, ha defendido que el PSOE es algo más que sus militantes, sus siglas y su organización: "Es una tradición, una historia, una cultura de partidos y lealtades incrustadas en la memoria ¡somos el PSOE!", ha proclamado en su intervención ante los más de 2.000 participantes en la Conferencia Política que celebran este fin de semana los socialistas en Madrid.
El presidente asturiano, que se ha preguntado quiénes son los socialistas para que "tanta gente en España piense" que pueden "abrir una brecha en el fatalismo", ha hecho hincapié en que su cita de este fin de semana es para "decir que queremos liderar este país". Tras arremeter contra el "proyecto profundamente reaccionario" con el que el PP está "cambiando España", ha apelado a la identidad política, social, nacional y económica de su partido.
Ha sostenido que hay que regular y poner límites al mercado para que "una casa que se la quede quien mas puje por ella, pero un corazón no". "El amor que se compra no es amor, la amistad que se paga no es amistad y la salud y la educación que se compran y se venden no son derechos; ni el amor, ni la amistad ni la salud ni la educación se pueden vender y comprar", ha afirmado.
Dentro de esa "batalla ideológica" que ha pedido que dé su partido al PP, el asturiano se ha encuadrado en una generación a la que la España de los "símbolos, los signos y las banderas les importan menos que los hombres que sufren, que ríen y que lloran con ellas" y a la que le "preocupa más la caja de la Seguridad Social que símbolos tan patrióticos". Respecto a su idea de España, se ha declarado menos partidario de las identidades fuertes que de las identidades múltiples y ha advertido de que los socialistas no deben ser "lo que otros nacionalistas quieren" y que en el imaginario de los socialistas "no puede haber un extranjero interior".
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