Las Claves
Pilar Cernuda
La corrupción acecha a La Moncloa
EL PSOE de Rubalcaba está manga por hombro, existen fisuras profundas y la figura del candidato se deteriora a medida que pasan los días, a pesar de que Rubalcaba es uno de los políticos más completos y capaces de la España actual. Ante la consternación de sus colaboradores, las deserciones son constantes, la última la del ex ministro Moratinos, que el lunes anunciará oficialmente que abandona la política para ocupar un puesto en Naciones Unidas. Y José Antonio Alonso le da vueltas a la idea de abandonar la política y regresar a la carrera judicial.
Rubalcaba cuenta con una excepcional cabeza política pero ha cometido errores inexplicables de bulto, lo que ha provocado la decepción en muchos de sus incondicionales. No hay más que recordar la frase de Felipe González diciendo que era militante pero no simpatizante con el PSOE actual. Fue una puñalada a Zapatero, pero también lo fue para Rubalcaba, uno de sus ministros más importantes además de amigo. El ex presidente no da puntada sin hilo y sabía perfectamente que al pronunciar la palabra "actual" marcaba distancias con el candidato. Y Felipe González, mal que le pese a Zapatero y a Rubalcaba, continúa siendo un importante referente para el PSOE, incluso entre la gente de la nueva generación. En primavera, González cenaba en el Ministerio de Defensa con Carme Chacón y su marido, acompañado de su pareja. Nadie supo de ese encuentro que demostraba el grado de sintonía de Felipe con Chacón. Ahora, recién llegado de las vacaciones, González ha cenado nuevamente con Chacón en un conocido restaurante madrileño, y no pusieron mala cara al encontrarse con un fotógrafo a la puerta.
Las encuestas insisten en que Rubalcaba no tiene posibilidades de éxito, y ese tipo de anuncios socava voluntades. Los que han anunciado públicamente que no piensan repetir candidatura son personas con su vida profesional resuelta: Carmen Calvo, Moratinos o Miguel Sebastián entre otros, y la duda es si serían más los disidentes en el caso de que tuvieran una salida ajena al cargo público.
En Ferraz han cambiado las tornas desde que Rubalcaba se instaló en un despacho para preparar la campaña. Mandan Elena Valenciano y José Blanco, mientras que Marcelino Iglesias no existe; el secretario de Organización se ha quedado con poco más que la rueda de prensa que sigue a las reuniones de la Ejecutiva. Se le premiará con un buen puesto en una lista que le permita ser diputado y punto.
Rubalcaba, en contra de lo que indican algunas fuentes, mantiene una buena sintonía con Zapatero y la comunicación entre los dos es muy fluida y constante, "aunque menor de la que mantiene Zapatero con Mariano", apunta una voz perversa que supuestamente respalda incondicionalmente a Rubalcaba.
"Se ha rodeado de una guardia pretoriana que impide que sea el Alfredo de siempre", afirma una ex colaboradora con la que Rubalcaba siempre mantuvo una relación muy estrecha. Es posible que esa guardia pretoriana sea la que le ha aislado de algunos de los dirigentes del PSOE que más apostaron por él. Pero el mayor problema del candidato hoy no es la falta de apoyos explícitos por parte de algunos de sus más importantes compañeros, sino que las rectificaciones de Zapatero en su política económica le han colocado en una situación muy incómoda, pues está obligado a defender lo que siempre rechazó.
Una persona del equipo de Rubalcaba reconoce que el PSC está mostrando una lealtad que les sorprende. Desde el PSC indican que siempre ha sido así pero que una vez celebradas las elecciones expondrán claramente su posición: defenderán a Carme Chacón como nueva secretaria general del PSOE cuando se celebre el pertinente congreso y además exigirán mayor autonomía, reivindicando además un grupo parlamentario propio, como tuvieron en la primera legislatura.
En Andalucía Griñán no ayuda, con su empeño en celebrar las elecciones en marzo. Rubalcaba solo cuenta con tres semanas para intentar que coincidan con las generales. Andalucía es un lastre para Rubalcaba, los casos de corrupción, el derroche, y la instrumentalización del Gobierno regional para cubrir las apetencias de infinidad de cargos públicos han provocado que el PP pueda alcanzar la mayoría absoluta, pero Rubalcaba sabe que si las elecciones se celebran conjuntamente se moviliza más el voto, que es lo que le interesa. Griñán en cambio prefiere marzo prque cree que las medidas de ajuste de Rajoy, si gana, más las movilizaciones sindicales que se producirán provocarán una desazón que le favorecería en las autonómicas.
Los barones regionales no se muestran excesivamente entusiasmados con Rubalcaba, en cierto modo le hacen corresponsable, junto a Zapatero, de haber perdido sus gobiernos.
"No parece Alfredo", dice su ex colaboradora, "no entiendo qué le pasa; ha perdido punch, lanza propuestas que no tienen nada que ver con lo que siempre ha defendido. No se le ve como lo que es, uno de nuestros mejores políticos y un auténtico hombre de Estado".
Efectivamente, parece otro.
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