Rajoy y Rubalcaba conocían la decisión del Rey desde marzo
Don Juan Carlos adoptó su decisión el pasado mes de enero y después se lo dijo a los líderes de los principales partidos.
Aunque en los últimos tiempos la abdicación del Rey era un asunto recurrente muy comentado por la opinión pública, sobre todo cada vez que don Juan Carlos tenía que pasar por el quirófano, la decisión de dejar la Jefatura del Estado ha sido una sorpresa, ya que muy pocos conocían las intenciones del Monarca.
Estaban en el secreto el Príncipe de Asturias, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y el jefe de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba, así como el jefe de la Casa del Rey, Rafael Spottorno, y varios antecesores de este. Eran, por tanto, muy pocas personas, y todas del ámbito institucional, las que sabían que pese a la paulatina intensificación de la agenda oficial de don Juan Carlos, a corto plazo el jefe del Estado planeaba abdicar en favor de su hijo.
Tras haber superado su última operación quirúrgica, en noviembre pasado, para reemplazarle una prótesis de cadera que le había provocado una infección, el estado de salud del Rey había mejorado visiblemente, permitiéndole asistir cada vez a más actos oficiales. Sus esfuerzos en los ejercicios de rehabilitación para recuperar la movilidad tras esa operación de cadera -la sexta en dos años- dieron sus frutos a partir de enero, cuando volvió a comparecer en actos públicos oficiales y también a viajar. Así, el 11 de febrero, y acompañado de la Reina, don Juan Carlos emprendió su primer viaje al exterior; se desplazaron a Lisboa para participar en el IX Encuentro Cotec Europa, y el Monarca resolvía sus dificultades de movilidad ayudándose con un bastón. Para entonces, según fuentes de la Casa del Rey, el Monarca ya había optado por abdicar, si bien su decisión sólo era conocida en un círculo muy restringido, incluidos exjefes de la Casa Real, sin que nada hiciera pensar lo que iba a ocurrir tan sólo cuatro meses más tarde.
En este tiempo don Juan Carlos ha impulsado su agenda, dentro y fuera del Palacio de la Zarzuela, e igualmente dentro y fuera de España, hasta tal punto de que, además de Lisboa, ha viajado tres veces más fuera del país. Primero lo hizo a Emiratos Árabes y Kuwait, después de Omán y Baréin y por último, hace muy pocas semanas, el 17 de mayo, se desplazó a Arabia Saudí, dentro de un ciclo de visitas a los países del Golfo Pérsico que iba a tener su continuidad con otro viaje a Catar, en principio previsto para después del verano.
Todos estos viajes han tenido un marcado carácter económico, para avalar la capacidad de las empresas españolas en el exterior y defender la viabilidad de la economía española, y por ello varios ministros han acompañado a don Juan Carlos en cada uno de ellos. En España, ha presidido actos institucionales como la tradicional recepción al cuerpo diplomático, la entrega de cartas credenciales de nuevos embajadores, la presidencia del Premio Cervantes en Alcalá de Henares y otros actos fuera de Madrid, en Bilbao y Barcelona. Entre las muchas audiencias celebradas este año en el Palacio de la Zarzuela, llaman ahora la atención algunas especialmente entrañable para el Rey, desde el punto de vista personal. Así, pudo revivir recuerdos de sus primeros años en España con Fernando Ruiz García, que le dio clases de educación física y deportes en Las Jarillas, la finca donde residió y estudió a partir de los diez años, y también se reunió con dos guardias civiles que formaron parte de la escolta que prestó servicio en esta finca.
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