Las Claves
Pilar Cernuda
La corrupción acecha a La Moncloa
CATALUÑA | Pleno de investidura
Barcelona/Con Carles Puigdemont fuera de juego, en Alemania a la espera de que se resuelva la petición de entrega por los delitos de rebelión, malversación y corrupción, y después de que el Tribunal Constitucional cerrara el miércoles la puerta a su investidura a distancia, la designación de Quim Tora como candidato a la investidura sólo sirve para echar más leña al fuego del conflicto catalán y perpetuar la alargada sombra del ex president prófugo con invectivas al Estado trufadas en el independentismo más extremo.
Torra está decidido a mantener viva la llama del procés, tal como demostró ayer en su discurso de investidura, en el que elevó el tono en la defensa de una "república catalana" para intentar seducir a la CUP, que con sus abstención impidió que fuera investido con la mayoría absoluta necesaria en primera votación, por lo que tendrá que esperar al segundo intento, mañana.
En la primera votación de su investidura, Torra no alcanzó la mayoría absoluta requerida -obtuvo 66 votos a favor, de JxCat y ERC; 65 en contra de Ciudadanos, PSC, Catalunya en Comú-Podem y el PPC, y cuatro abstenciones de la CUP-, por lo que tendrá que esperar a la segunda votación, el lunes, en la que le bastaría, esta vez sí, la abstención de la CUP para ser investido por mayoría simple.
En un ejercicio de puro victimismo, el discurso de Torrent a la Cámara catalana se centró en reivindicar la legitimidad del Govern cesado. "Yo hoy no debería estar aquí, quien debería estar es el presidente legítimo de Cataluña, el Muy Honorable Carles Puigdemont. A él lo deberían acompañar también todos los presos políticos y los exiliados". Con este arranque de su intervención en el pleno de investidura, sólo se podía esperar lo que vino después, buscando constantemente la complicidad de la CUP, al prometer que será "leal al mandato del 1-O" para "construir un Estado independiente en forma de república".
Torra anunció, asimismo, que impulsará una "propuesta de Constitución de la República de Cataluña", posterior a un proceso constituyente, y aseguró que persistirá en intentar investir a Puigdemont, a quien sigue considerando como el president "legítimo".
El cuarto candidato a la investidura de JxCat -tras los fallidos intentos de Puigdemont, Jordi Sànchez y Jordi Turull- dejó claro que, si es investido, él y su Govern asumirán "toda la responsabilidad" que se derive de sus actos y trabajará "sin descanso por la república".
Uno de sus ejes del Govern será precisamente la "recuperación" de las instituciones, para lo que creará un "comisionado" adscrito al Departamento de la Presidencia que elaborará un "plan de choque" para revertir los efectos "negativos" del artículo 155.
Con el ex presidente de la Generalitat Artur Mas y los ex presidentes del Parlament Ernest Benach y Núria de Gispert en la Cámara, Torra prometió retirar la demanda contra Mas por el 9-N, a la que se sumó la Generalitat durante la aplicación del 155.
Así, transitando de Málaga a Malagón, Torra (que era el número once en la lista de JxCat en los comicios catalanes del pasado 21 de diciembre) confirmó los peores augurios que prometían sus despectivos tuits hacia España y que quiere seguir fielmente los pasos del Gobierno destituido. Y que lo hará bajo la estricta tutela de Puigdemont por una parte y de los antisistema de la CUP, que si votaran mañana en contra de su investidura le dejarán también en la cuneta.
Torra defendió la bicefalia de poder entre el que ostentará Puigdemont desde Alemania y el suyo como president y calificó de "transición" la etapa que se abre a la espera de que el depuesto jefe del Govern y los ex consellers cesados vuelvan a ocupar sus cargos.
Su discurso no detalló ninguna medida concreta más allá de las vinculadas a la restitución del autogobierno y de galvanizar el proceso independentista. Sus prioridades: recuperar las leyes aprobadas por el Parlament que suspendió o anuló el Tribunal Constitucional, realizar un "inventario" de los "efectos" provocados en todos los ámbitos en Cataluña por la aplicación del artículo 155 de la Constitución durante casi seis meses, desde que la aprobó el Senado. Y, tercera, "restituir y ampliar" la red de oficinas de la Generalitat en el exterior que el Gobierno del PP cerró.
De Sanidad, Educación, políticas sociales o inversiones, ni pío.
Lo dicho: de Puigdemont a Tora, de mal en peor.
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