Los aranceles de Trump, un revulsivo para los partidos españoles
Las claves
Sánchez y Feijóo tienen que dejar de lado sus diferencias y comprometerse a trabajar para impedir que el órdago del presidente de EEUU destroce la economía española

Pedro Sánchez fue el más espabilado, tenía todo preparado para hacer una comparecencia en cuanto se conocieron los detalles de las medidas arancelarias de Donald Trump. Pudo aparecer con un lema que ocupaba el fondo de la imagen presidencial Compra lo tuyo, defiende lo nuestro, revisado el discurso redactado en el Gabinete de La Moncloa, y el telepromter colocado a derecha e izquierda del presidente para que no se advirtiera que leía un texto.
Sánchez actuó con la máxima diligencia en cuanto se conoció día y hora en que Trump anunciaría desde la Rosaleda de la Casa Blanca los detalles de su política arancelaria. Un discurso que cambia el comercio mundial, que supone un revulsivo para países grandes y pequeños, poderosos e irrelevantes. Sánchez quería aparecer cuanto antes para transmitir que tenía todo bajo control y el Gobierno podía hacer frente al desafío.
No atraviesa su mejor momento, se le nota el desánimo en el rostro, los sondeos le mantienen sus escaños, pero es gracias a los votos que pertenecían a Sumar, lo que significa que sigue la precariedad de julio del 2023, porque el partido de Yolanda Díaz levanta poca cabeza. La corrupción asedia al PSOE y al Gobierno y, en esta época de intranquilidad general ante un Trump que es un sinsentido, es probable que Sánchez crea que es buen momento para intentar una remontada.
Tendrá que hacerlo prácticamente solo, porque sus socios no están boyantes. A Sumar se le presenta un futuro muy incierto, Díaz aspiraba a fortalecerse llegando a un acuerdo con Podemos para ir juntos a las próximas elecciones y así lograr más escaños, pero Podemos ha dicho que ni se lo plantea. No les gusta Díaz, la ven una traidora, y las deserciones en Movimiento Sumar son constantes.
Es tan crítica la situación, que desde el Gobierno apuntan que les están llegando ecos de que Yolanda Díaz quiere ofrecer al PSOE no presentarse en una serie de provincias para favorecer así a los socialistas y, a cambio, acepten la incorporación de miembros de Sumar en listas socialistas como independientes. La posición del PSOE, de momento, es que no habrá adelanto electoral.
Puigdemont pone fecha a su regreso
A Sánchez, más que Sumar, le preocupa Junts. Entre otras razones, porque Sumar nunca apoyará al PP de Feijóo, pero en cambio Junts, un partido conservador, de derechas, sí podría hacerlo siempre que Feijóo les garantizase que no buscaría el apoyo de Vox. Y, en este momento el presidente del PP mantiene una posición muy distante con Abascal, aunque en algún Gobierno regional el PP ha llegado a acuerdos que Feijóo hará lo imposible por no repetir en el caso de que pudiera gobernar.
Puigdemont se siente más maltratado por Sánchez a medida que avanza el calendario. Fue él quien exigió una amnistía y Sánchez accedió, y cree que Sánchez está obligado a que se cumpla en todos sus términos. Es decir, que se mueva para que el Constitucional aprueba la aplicación de la amnistía y él pueda regresar a Cataluña. Pretende que sea antes de que finalice el verano y, de no ser así, utilizaría toda su artillería contra un presidente que, cree el catalán, no ha cumplido su compromiso.
Por otra parte, sabe Sánchez que Junts mantiene contactos con el PP, no entre los máximos dirigentes, pero sí a través de personas de confianza de Feijóo y de Puigdemont. Como sabe Sánchez que el PNV es un partido acomodaticio, lo ha sido siempre, y si ve que Feijóo puede alcanzar La Moncloa, no dudaría en prestarle apoyo en caso de lo que necesitase. De hecho, en la situación actual, con un Trump que obliga a tomar decisiones importantes en el campo comercial, sin dejar de lado ni por un momento su exigencia de que España incremente sensiblemente su presupuesto de Defensa, Junts está más cerca del PP que de la posición de Sánchez de intentar trampear para que la OTAN, la UE y Trump acepten las cuentas del Gobierno, que pretende pasar por gastos de Defensa partidas que corresponden a otros conceptos.
Lo que nos espera
El puñetazo en el tablero que ha dado Trump llega por tanto con Sánchez en situación delicada. Ha emprendido además un viaje a China y Vietnam –donde se reunirá con Jinping–, dos países que han sido de los más castigados por el presidente americano con los aranceles. No es el mejor momento para realizar esa gira, pero como se mueve el mundo, sería difícil encontrar una fecha adecuada.
Lo más significativo de ese viaje, y con seguridad EEUU es consciente de ello, es que está impulsado por Zapatero, un hombre que se ha convertido en la persona que más influye en el presidente, y que hoy es una figura controvertida por sus alianzas con Venezuela, China y los países latinoamericanos que forman parte del Grupo de Puebla, donde no participan precisamente los más democráticos. Se trata por tanto de un viaje que aleja al jefe del Gobierno de las líneas de actuación de la UE, cuando en días de incertidumbre y de acoso económico como el que vive España, la salida más inteligente sería situarse firme en la UE.
En el centroderecha, la crisis de los aranceles la vive el PP dando más fuerza a lo que defiende Feijóo desde que se hizo cargo del partido: es necesario, obligado, mantener un diálogo fluido entre el Gobierno y el principal partido de la oposición para acordar políticas de Estado que no siempre asumen partidos minoritarios, ni tampoco los extremistas, de derecha y de izquierdas. Más aún cuando el panorama internacional está convulsionado por las decisiones de Trump y Europa vive una guerra que no se sabe cómo y cuándo terminará.
Feijóo siempre clamó por el contacto habitual entre jefe de gobierno y líder de la oposición, pero Sánchez no solo no lo ha querido sino que no ha dudado en promover un “cordón sanitario” en torno al PP, utilizando como argumento su cercanía con Vox. Las políticas de Trump, sin embargo, han provocado que se haya producido un encuentro entre ellos hace pocas semanas, de menos de media hora, y dentro de una ronda de conversaciones supuestamente informativas que el presidente mantuvo con los dirigentes de los partidos.
Una vez conocidas las decisiones de Trump sobre los aranceles, Sánchez ha encargado al ministro de Economía, Carlos Cuerpo, que estableciera contactos con otros partidos, y de hecho ya se ha producido uno con el PP en las últimas horas. Pero sólo puede ser preparatorio para una reunión entre Sánchez y Feijóo, no cabe seguir evitando ese encuentro porque el presidente se niegue a tratar de nada con el presidente del PP. Apenas se saludan si coinciden en un acto oficial. Una situación absolutamente anómala que, tras la crisis que supone para la sociedad española el incremento de aranceles de Estados Unidos, con subida de precios en todos los sectores, sobre todo en el agroalimentario, energético y sector del motor, las decisiones que se van a tomar, que serán gravosas para la economía de los ciudadanos, debe estar respaldada al menos por el principal partido de la oposición.
Un partido que lleva mucho tiempo alejado de Vox en su alcance nacional. Con un Feijóo que no pierde oportunidad de marcar distancias con Abascal e incluso lanzarle dardos por sus posiciones ultras, su apoyo a Trump y también a un personaje como el presidente húngaro Orban, que supone situarse cerca de Putin.
Donald Trump ha metido una cuña en la política española. Sánchez y Feijóo tienen la responsabilidad –sobre todo el presidente– de dejar de lado sus diferencias y comprometerse los dos a trabajar para impedir que el presidente americano destroce el tejido empresarial español, el sector agrícola y ganadero, afecte a las inversiones y empobrezca a un alto porcentaje de españoles, imposibilitados de hacer frente al incremento de gastos a todos los niveles... y la pérdida de empleo.
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