“Atacar a la Transición es otra forma de romper la unidad de España”
Agustín Rosety | Número uno de Vox al Congreso por Cádiz
“Volvería a firmar el manifiesto en favor de Franco. Me parece indignante que se quiera exhumar un cadáver contra la voluntad de su familia por motivos ideológicos”
"Lo que más destacaría de Abascal es que es un valiente, como ha demostrado en las Vascongadas”
"No me definiría como antipodemita; eso sería darle a Podemos una importancia que en realidad no tiene”
Cádiz/Sus reflexiones pueden causar admiración, satisfacción, sorpresa, hilaridad o indignación, dependiendo del punto de vista de cada cual, y pueden despertar también partidarios y detractores casi a partes iguales. Pero a Agustín Rosety Fernández de Castro, general de brigada de Infantería de Marina hoy retirado y sorprendente número uno de Vox al Congreso de los Diputados por Cádiz, hay que agradecerle la claridad con la que se expresa. Y esa claridad, o su innato sentido castrense, despeja cualquier duda sobre su pensamiento: la unidad de España está en peligro y él, por espíritu de servicio y por sentido de la responsabilidad, se ofrece para defender a la patria, al igual que hizo durante 40 años en las Fuerzas Armadas. Esta idea esencial es la que propició el aterrizaje en política de este hombre nacido en Cádiz en 1948, criado en la calle Zorrilla, formado en el colegio San Felipe Neri, padre de dos hijos, abuelo de cinco nietos y que además de su dilatada trayectoria militar cuenta con una licenciatura en Derecho y un máster en Historia Contemporánea.
–¿Cuánta gente que le aprecia le ha dicho en las últimas semanas que está usted loco, que por qué se mete en política a estas alturas de la vida?
–Uf, mucha gente, y la primera fue mi mujer (Risas). La verdad es que cuando pasé a la reserva me propusieron algunas cosas pero decidí que no era el momento de empezar nada en mi vida porque tenía ya 58 años. Quién me iba a decir a mí que 13 años más tarde iba a estar metido en esto.
–¿Y por qué da este paso?
–Bueno, pues porque me llamaron y me hicieron el honor de confiar en mí para algo que yo creo que verdaderamente no se puede rechazar. Es decir, servir a la nación, representarla, es un honor, y en la situación en la que estamos viviendo, porque estamos pasando un momento difícil, pues más aún. Aquí me ha traído la confianza que ha depositado en mí, y que yo agradezco mucho, el presidente del partido, Santiago Abascal. Y los miembros del partido también me han acogido muy bien. Vengo aquí con espíritu de servicio y con sentido de la responsabilidad que es algo que he procurado que sean siempre los ejes de mi vida.
–¿El ofrecimiento para encabezar la lista de Vox por Cádiz partió del propio Santiago Abascal?
–Sí, así fue. Yo ya tuve alguna relación con él hace unos años, cuando escribí un artículo. Fue cuando a Vox le negaron el uso de los colores nacionales en una campaña. Fue un tema que acabó en los tribunales y que se ganó. Yo escribí que por qué no podía Vox o cualquier partido usar nuestra bandera si son los colores de todos. A partir de ahí tuvimos algún trato. Y, bueno, aquí estoy.
–¿Qué es lo que más destacaría usted de Santiago Abascal?
–Que es un valiente. Lo ha demostrado de sobra en las Vascongadas, que es donde residía. Hay unos vídeos impresionantes de él en el consejo municipal de su pueblo.
–¿Qué es lo más bonito que ha escuchado o lo que más le ha emocionado en estos días de precampaña y de campaña electoral?
–No es ya lo que he escuchado sino lo que he percibido. Y hay abrazos que te dan desconocidos que encierran muchas palabras. Eso demuestra confianza, y esa es la clave de la política. Hay que darse cuenta de que las personas que te votan y que te confían sus problemas son a las que tú te debes.
–¿Y qué es lo que más le ha desagradado leer o escuchar en estas últimas semanas?
–Bah, siempre se leen cosas que es mejor que no se hubieran escrito. Pero con no hacerles caso, ya está. No recuerdo nada en especial que me haya incomodado.
–¿Qué valores de las Fuerzas Armadas cree usted que se pueden aplicar a la política?
–Pues creo que casi todos porque en definitiva la vocación militar es una vocación de servicio. Es cierto que hay un espíritu militar porque hay un espíritu civil. Esto es importante. El militar es parte de la sociedad civil. Los militares somos el mismo pueblo español pero de uniforme. Lo que pasa es que tenemos delimitada una serie de derechos y libertades por razón precisamente de que somos los que tenemos las armas, unas armas que nos ha entregado la nación para su defensa. Y precisamente por eso debemos tener un riguroso deber de neutralidad política. Eso no quiere decir que los valores que los militares profesamos no sean aplicables a la vida civil. Por ejemplo, ¿qué es lo primero para un militar? El sentido del honor, que es en definitiva la adhesión al bien. Eso es perfectamente aplicable en cualquier profesión y en cualquier momento. Lo que pasa es que no hay militar sin él. El valor es también una virtud ciudadana, pero para nosotros es un deber. No existe soldado si no hay valor. Es un atributo fundamental en combate. Otro es la lealtad, que es la fiabilidad, el entregarse totalmente al otro para que pueda confiar en ti. En las Fuerzas Armadas la confianza es la base del liderazgo, es la algamasa que realmente une a los ejércitos ante el enemigo. Pero también en la calle podemos ser leales. Y por supuesto, el amor a la patria, a España, a la que servimos y a la que nos dedicamos.
–El denominador común de los candidatos y militantes de Vox es eso, España. ¿Tan en peligro ven ustedes la unidad del país?
–Por supuesto. Y no es ninguna idea extravagante, porque hemos visto un golpe de Estado. En Cataluña los independentistas han ido contra la Constitución y por eso es un golpe de Estado. Rompen las reglas del juego pero es algo más, porque pretenden romper la unidad nacional. Esta España nuestra es el regalo que recibimos de nuestros padres y abuelos y queremos legárselo a nuestros hijos. Esta España nuestra es de todos. Quien quiera alzarse, secuestrando parte de la ciudadanía, violando sus derechos y libertades más fundamentales y arrebatando una parte del territorio que pertenece a todos, pues realmente está atentando contra España. No hay que ser muy perspicaz para darse cuenta que la realidad nacional está siendo desafiada en estos momentos. Pero por otra parte yo creo que hay otra forma de romper la unidad, en otro sentido que no es el territorial.
–¿Y cuál es?
–Todo el mundo puede tener sus ideas, por supuesto, pero si empezamos a invocar al pasado con ira, si pretendemos generar fisuras entre los españoles, porque conviene que haya algo de malestar, división o ruido, como dijo un prócer del PSOE, también estamos rompiendo esa cohesión. La obra de mi generación fue la concordia. Eso fue lo que se cultivó en tiempos de la Transición. Hemos querido hacer una España en la que todos cupiéramos, una España de todos en la que pudiésemos convivir priorizando lo mucho que nos une. Nuestros padres combatieron en la Guerra Civil y a mí no se me habló de la guerra en mi casa. Y he comprobado que a muchos les pasó lo mismo. Esa fue la obra de la Transición. Ya lo dijo Marcelino Camacho en sede parlamentaria: “Si no olvidamos el pasado es muy difícil que nos podamos reconciliar”. Eso es lo que se está tratando de romper, ese legado. Y atacar a la Transición y a la concordia es otra forma de romper la unidad de España.
–Le he oído varias veces elogiar los logros de la Transición pero, ¿no contrasta eso con su firma el pasado verano a favor de un manifiesto en apoyo a Franco?
–Cualquiera puede leer ese manifiesto y quien lo haga verá que está orientado a la reivindicación del recuerdo y el respeto a la figura militar de Francisco Franco, que tuvo una larga vida de servicio a la nación y que forma parte de la tradición de nuestras Fuerzas Armadas, como en la Guerra de África, en la que combatió. Pero lo que me movió en grandísima medida para firmar ese manifiesto fue mi indignación ante lo que algunos pretenden hacer, que es exhumar el cadáver de una persona contra la voluntad de sus familiares. Es que, de verdad, lo que está en juego es nuestra libertad, y además por motivos ideológicos. Y eso no se puede aceptar de ninguna manera. En Vox estamos en contra de esas leyes de memoria. Se nos quiere obligar a pensar a todos igual. Se nos está diciendo que quien se salga de ese carril, que alguien ha inventado y que quieren imponernos, hasta puede ser sancionado. Y estamos en contra de eso. No es la España que me gustaría dejar a mis hijos y a mis nietos. Esa es la razón y no hay otra.
–¿Y volvería a firmar ese manifiesto?
–Sí, naturalmente que sí. Faltaría más.
–¿Le da miedo a usted que Podemos llegue al Gobierno?
–No hace falta imaginarse cómo sería un Gobierno de España en el que esté Podemos. Basta con leer su programa. Creo que sería una verdadera calamidad nacional y ojalá jamás lleguen al Gobierno.
–¿Por qué hay tantos antipodemitas en Vox?
–Yo no me definiría como antipodemita. Eso sería darle a Podemos una importancia que en realidad no tiene, sería tener a ese partido como una referencia de algo. Yo procuro no ser antinada, procuro ser positivo. ¿Qué es bueno para España? Desde luego lo que Podemos nos está confiando no lo es. Podemos es un partido antisistema y no sé todavía si quiere una España confederal, o circular, o... Y tampoco me gustan sus amigos, como los que están destrozando Venezuela.
–¿Usted tiene armas en su casa?
–¿Yo? No, no.
–Se lo pregunto por la controvertida propuesta que hizo Abascal. ¿Está usted de acuerdo con ella?
–Ese mensaje se quiso entender del peor modo posible. Y es que a Vox nos tienen que poner etiquetas. Nosotros no nos hemos puesto ninguna pero a nosotros todo el mundo nos pone una etiqueta. Lo de que Vox quiere armar al pueblo sólo lo ha dicho Podemos. Eso no lo ha dicho Abascal. Él solo ha dicho, por si alguno quiere entenderlo, que la gente que puede tener armas, porque cumplen todos los requisitos legales para ello, pueda usarlas en el caso de que tuvieran que defender a sus familias y sin que se les diga después que han actuado de un modo no proporcional. Esto es lo que ha dicho Abascal y no que se va a permitir tener armas a cualquiera.
–¿Qué cambiaría Vox de la actual política de Defensa del Gobierno?
–Hay cosas elementales que se podrían cambiar. Por ejemplo, ahora gastamos en Defensa menos del 1% del PIB, que es el esfuerzo más bajo de todos los países aliados. Esto tiene consecuencias porque, por ejemplo, tenemos el caso de soldados y marineros que con 45 años se van a casa con apenas 700 euros. Esa inversión tan baja produce estas injusticias palmarias, y lo que más nos preocupa es que también se puede resentir nuestra misión de defender España. Por eso hay que hacer una política de personal que tenga sentido, que sea justa y que esté financiada. Y la racionalidad del gasto militar, en personal, en inversiones, en armamento y en nuevas tecnologías, requiere que el esfuerzo alcance el 2% del PIB. Para que la defensa de España esté debidamente atendida, tenemos que gastar.
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