Paterna de Rivera cierra parte de su triste historia
Memoria Histórica
Diez rosas blancas recordarán a los ocho hombres y dos mujeres enterrados
El escultor Jesús Cuesta crea un monumento alegórico a estos represaliados
Paterna de Rivera/Muchas lágrimas se han desprendido por los rostros de familiares y allegados de aquellos ocho hombres y dos mujeres que fueron sacados hace 83 años de sus casas, y por tener unos ideales sindicales o políticos distintos, terminaron con un tiro en la cabeza.
Es lo que le ocurrió al alcalde republicano de Paterna de Rivera, Antonio Traverso Fernández. Un 23 de julio de 1936, la conocida como la noche de los tiros, se lo llevaron de su casa. Su nieta, Isabel Molina, y su nieto, Andrés Traverso, llegado expresamente desde Francia, relataron la historia que sufrió su abuelo, y la que les contó muchas veces su abuela, “tras ser vilmente asesinado, lo sacaron de su casa, le pegaron dos tiros y no se supo nada más, ni siquiera dónde estaba enterrado”, relataba emocionada su nieta. “han pasado 80 años, pero estamos celebrando que podemos darle un entierro digno”, dijo.
Al igual que a esta persona, durante esos días de julio de 1936 se llevaron a muchos otros, unos 40, cuyos nombres son recordados desde hace unos años en un monolito colocado junto al tanatorio y frente al cementerio.
Ahora, ocho hombres y dos mujeres que han sido identificados a través de las pruebas de ADN cotejadas en Granada con la saliva de sus familiares. Unas pruebas que han servido para identificar plenamente a unos y donde no se ha podido asegurar plenamente, con un índice superior al 90% de que fuesen el padre, la madre y el tío de Luis Vega, el paternero que señaló el lugar donde había una fosa común en el cementerio. Tras extraerse esos restos, se ha creado un mausoleo, en el que reposan dignamente los restos de aquellos represaliados que se han convertido en un símbolo para Paterna de Rivera.
El hijo de Luis Vega, Juan Luis, presidente de la Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica portaba una de las pequeñas cajas en la que iban los restos de estas personas. Junto a él otros hombres y mujeres, familiares y allegados, guardaron un escrupuloso silencio a las puertas del Edificio V Centenario que fue roto por un aplauso de los presentes, vecinos, algunos sindicalistas y republicanos que soportaban banderas de la CNT y la República.
Tomaron una calle que les llevaba directamente al cementerio. Cada caja llevaba encima una rosa blanca que fue colocada en una maceta. Uno a uno esos restos fueron colocados en el interior de mausoleo construido para la ocasión y sufragado por la Junta, la Diputación de Cádiz y el Ayuntamiento de Paterna.
Las lágrimas se hicieron más patentes, junto con los abrazos que muchos de los presentes intercambiaron antes de que Luis Vega, retirase las sábanas que ocultaban el monumento realizado por el escultor, Jesús Cuesta. Dos manos que salen del tronco de un árbol, donde también hay rosa y espigas de trigo, un trabajo que le encargó hace unos años Javier Giraldez, entonces director general de Memoria Democrática de la Junta de Andalucía. Tembloroso, y con los ojos cargados de lágrimas, Luis Vega decía “tanto hemos luchado para tener una vida mejor”. Su hijo Juan Luis se le acercó y le dijo” “hace 41 años te lo dije, que ya no iban a pisotear más a nadie”.
Ya en el exterior del cementerio, y junto al monolito que recuerda a las 41 personas represaliadas en Paterna, intervinieron, entre otros, el alcalde Andrés Díaz, la diputada de Memoria Histórica y Democrática, Lucía Trujillo, el ex alcalde Alfonso Caravaca, además de Rosa Pérez Gil, la nieta de María Silva Cruz La Libertaria.
Sus palabras, embargadas por la emoción expusieron que los niños tienen que saber lo que aquí pasó en España, “quedan aún muchas heridas abiertas, no queremos ni venganza ni odio, queremos justicia y verdad”. En esa misma línea se mantuvo Juan Luis Vega, presidente de la Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica, quien lamentó que ningún jefe de estado o presidente del gobierno se haya dirigido a su padre para decirle “Luis, perdón”. A esto añadió que “es injusto que en el siglo XXI, la Democracia y la Justicia que tiene España nos desampare, yo creo que esto no es justo”.
Un puño cerrado y una mano con un libro de símbolos
La firmeza de un puño cerrado y una mano de mujer portando un libro abierto, son algunos de los detalles que saltan a la vista del monumento creado por el alcalaíno, Jesús Cuesta Arana. Ayer recordaba emocionado que nunca había recibido un encargo para dentro de un cementerio. Por ello decía que “para mí ha sido una de las obras más significativas, por el grado de emotividad e histórico que tiene”. Considera que la represión y la injusticia son unos fenómenos que traspasan fronteras. “lo bonito es que tu creas que has colaborado, en la medida de tus posibilidades, en este caso haciendo una escultura a unas personas que se han llevado años luchando en favor de una causa digna y justa que no admite discusión”.
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