Vejer, una ciudad que vive confinada
Consecuencias del coronavirus
La Semana Santa y la Fiesta del Toro Embolao siempre han sido el arranque de la temporada
De un año para otro se reservan en Vejer las habitaciones de los hoteles, pensiones, alojamientos turísticos y pisos particulares que se ofertan en los diferentes portales de internet. Viene mucha gente joven, sobre todo parejas de muchos lugares del país, aunque prevalece el turismo familiar con niños.
Tras tres semanas de confinamiento, nada de eso será posible, todos los establecimientos hoteleros, incluso algunos que no cierran en todo el año como el Hotel Convento San Francisco o la cafetería de La Plazuela, perteneciente a la empresa pública de Turismo Gaditano (Tugasa) han tenido que echar el cierre.
Lo que pretendía ser un arranque de la temporada por todo lo alto, y con mucho empleo por crear se ha quedado en nada, entre los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) y las no contrataciones ya apalabradas, se ha generado un alto desempleo en el municipio.
Los datos aportados por el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) registra 432 parados a fecha de 31 de marzo, lo que deja un cifra histórica, pasándose de los 1.900 desempleados que había en febrero a los 2.332 que se han contabilizado en marzo.
Una situación que ha llevado al municipio a quedarse confinados en sus casas, y a excepción de los recados que se hacen por las mañanas, alguna salida a la entidad bancaria para retirar fondos o gestionar algún documento, el resto del día los vecinos de esta localidad que lleva viviendo del turismo muchos años parece una población fantasma.
Puntos emblemáticos como la plaza de España, lugar obligado de visita a la población por cualquier turista que se precie, ayer se encontraba sin bullicio. Solo con cantar de algunos pájaros.
Se trata de uno de los grandes iconos turísticos de la localidad vejeriega y donde se encuentra uno de los establecimientos más reclamados para pernoctar o comer en sus instalaciones. Nos referimos al Hotel El Califa y el Jardín del Califa, unos establecimientos que pertenecen al Grupo Califa que posee otros bares y restaurantes en La Corredera.
Su gerente, James Stuart reconocía hace unos pocos días que lo tenían todo preparado para retomar la temporada, con 45 personas contratadas y la inminente incorporación de otras 20 para atender la demanda prevista en los días de Semana Santa.
Todo ha caído, y se han tenido que acoger como otras empresas a un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE).
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