Ocho muertos de hambre y sed tras siete días en el mar en una patera de juguete
El drama de la migración
El testimonio de un menor desvela el final trágico de los que fueron compañeros de viaje desde Marruecos
Vejer/La debilidad que alcanza el cuerpo humano ante la falta de nutrición puede llegar a tal punto, que ni las personas que caían al mar tenían fuerzas para subirse a bordo de una pequeña embarcación de juguete. Ni los que aún permanecían agarrados a ella, les podían izar a bordo para evitar que se ahogaran.
Ese es el escalofriante testimonio que ha relatado el que podría ser el único superviviente de la barca hinchable que llegó el pasado lunes a la costa del Palmar, un chico de Guinea con una edad de 17 años, que los vecinos del Palmar atendieron cuando lo vieron en la playa temblando de frío, mojado y desorientado.
Según han relatado algunos vecinos, este joven fue atendido mientras llegaron los efectivos sanitarios y policiales. Lo envolvieron en mantas, pero no entraba en calor dada su deshidratación.
Actualmente está ingresado en la Unidad de Cuidados intensivos (UCI) del Hospital Clínico Universitario de Puerto Real. Según han apuntado fuentes hospitalarias, el paciente está consciente y, dentro de la vigilancia que debe mantenerse debido a la hipotermia, está evolucionado favorablemente.
Tras su recuperación en el Hospital, ha explicado con todo detalle a la Guardia Civil lo que ha ocurrido en la semana que ha durado su viaje en una barca hinchable desde la costa de Marruecos hasta El Palmar. Un relato que desglosaba ayer en el puerto de Barbate, Manuel González, portavoz de la Oficina Periférica de la Comandancia (OPC) de la Guardia Civil.
Así, este menor, natural de Guinea, se ha llevado dos años atravesando el continente africano con la esperanza de alcanzar Europa, llegando a Tánger. Antes de llegar a esa zona de tránsito, este superviviente contactó con las mafias de la migración ilegal en Argelia. Un compatriota, le aseguró que por 700 euros se podría garantizar una plaza para cruzar el Estrecho. Una cantidad que abonó en Marruecos a una organización que supuestamente le iba a hacer llegar en una barca con motor a la costa española con otras seis personas.
"Lo que iban a ser seis personas, fueron diez y lo que iba a ser una lancha a motor se convirtió en una 'toy', una lancha hinchable de juguete con un sólo remo". El muchacho, en su relato detalló que en ese momento sólo vio delante dos opciones, ser detenido por la policía marroquí o hacerse a la mar en esas condiciones, y optó, como las otras nueve personas, por lo segundo.
El frío, la falta de alimentos y agua, junto al fuerte oleaje hizo que algunos de los compañeros murieran en la embarcación. Siendo tirados sus cuerpos al agua. Otros, según ese mismo relato, cayeron al agua y se ahogaron porque ni ellos tenían fuerzas para volver a subir a la lancha de juguete, ni los que iban en ella tenían esas fuerzas para ayudarles.
Durante estos días este joven será sometido a las pertinentes pruebas osométricas que puedan determinar su edad. Los resultados serán muy relevantes, ya que de ser un adulto corre el riesgo de ser expulsado del país; mientras que los que todavía no han cumplido los 18 años tienen derecho a ser tutelados por el Estado y la Junta de Andalucía en un centro.
Ayer efectivos de la Guardia Civil, bajo las órdenes del capitán de la Cuarta Compañía con base en Vejer, Carlos Asencio Martín, realizaban el rastreo de la franja costera palmareña sin éxito. Solo se hallaron unas latas sin etiquetas y un saco de arpillera, que podría pertenecer a esta u otra embarcación que habría tocado tierra en esa misma zona, aunque por la oxidación que presentaban algunas de ellas en su exterior pudieran llevan más tiempo en el mar.
El mar presentaba ayer muy mal estado y pocas olas, por lo que no se veían deportistas en la zona, solo algunas personas paseando por el borde litoral o paseando a sus animales de compañía.
El lugar donde se atendió al joven, y en el que se encontró la barca hinchable, se situaba junto a los restaurantes Casa Reyes y El Pájaro Verde, a unos dos kilómetros donde se localizó flotando en el agua el cuerpo sin vida de una mujer de origen subsahariano, que se situaba frente al restaurante Casa Juan.
Los propios deportistas que la encontraron alertaron al teléfono 112 Andalucía, que activó el protocolo para este tipo de casos, desplazándose al lugar tanto, efectivos de la Guardia Civil y Policía Local de Vejer, además de una ambulancia con un equipo sanitario que solo pudo confirmar que estaba muerta.
Éste no ha sido el único cuerpo que la migración ha dejado en la costa gaditana, ya que sobre las 6.00 horas de ayer, la Guardia Civil hallaba en la playa de Los Corrales de Chipiona, el cuerpo sin vida de otro migrante.
Este cadáver se encontraba muy maltratado por el agua, aunque sí se sabe que corresponde a un joven. Por lo que todo apunta a que sea el muerto número 24 que deja la patera de madera que zozobró en la madrugada del pasado lunes 5 de noviembre a unos 150 metros mar adentro de la playa de La Laja, en Los Caños.
El cuerpo recuperado ayer en Chipiona, junto a los que se localizaban este pasado fin de semana en las playas de La Barrosa y La Torre del Puerco en Chiclana, así como los otros encontrados en el mar y las playas de Los Caños, elevan a 24 los cadáveres que se reparten entre las cámaras frigoríficas del Instituto de Medicina Legal (IML) y el cementerio mancomunado de Chiclana.
Ahora queda esperar que las familias de algunos de los fallecidos en las costas de Los Caños, puedan lograr el dinero para realizar el viaje desde Marruecos hasta Cádiz para identificar a sus seres queridos. El otro problema que se les presenta estaría relacionado con los visados del Consulado marroquí, los cuáles son complicados de logran según han expuesto esta semana miembros de colectivos como Pro Derechos Humanos de Andalucía (APDHA).
En caso de que no sean reclamados el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción de Barbate que lleva esta casusa, decretaría el sepelio de todos ellos en el cementerio de esta localidad, pasando su coste al Ayuntamiento. Cada enterramiento supondrá un coste de unos 2.200 euros que saldrían de la partida de Asuntos Sociales.
También te puede interesar