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Este fin de semana despedí las vacaciones de verano viendo Agosto. La película que protagonizan Julia Roberts y Meryl Streep se estrenó hace unos años pero no me la había cruzado hasta ahora, de pura casualidad. Era perfecta para una tarde de tormentas. Me dejó con el corazón encogido. Sintiéndome golpear, entre estoica e incrédula, por la extrema crueldad de los diálogos. Desde la premonitoria voz en off que nos mete en la casa de locos de una familia del Medio Oeste americano y nos sumerge en lo más oscuro del alma humana: “La vida es muy larga”. Demasiado, como escribió T.S. Eliot.
Resultaba difícil saber si estabas delante de una pantalla digital o en la butaca aterciopelada de un viejo teatro. Luego he leído que Tracy Letts ganó un Pulitzer con su texto y que hay una adaptación magistral que preparó Gerardo Vera con Amparo Baró y Carmen Machi para el Centro Dramático Nacional. Lo cierto es que la producción de los hermanos Weinstein cabe en un escenario. Como encaja en hora y media de fotogramas el inquietante thriller psicológico de Gillian Flynn que David Fincher llevó al celuloide con Ben Affleck y el sugerente título de Perdida. Absorbente y perturbador.
¿Cómo hemos llegado a esto? ¿Cómo nos hemos perdido? Podemos reflexionar con las películas y libros que les acabo de recomendar pero también nos vale, diré que con tristeza, este largo mes de agosto que no hay manera de dejar atrás. “Jenni Hermoso, localizada en Marbella, al lado de su familia, con un helado de turrón y chocolate blanco”.
Imagino que hay compañeros que ponen este tipo de titulares, que escriben estas noticias, porque somos muchos los que las leemos. El medio que lo publicó bajó el tono en cuanto saltaron las críticas en redes pero no deja de ser un ejemplo, una gota en la bola de nieve, que nos pone a todos frente al espejo. Lo paradójico es que, cuanto más reprochable y esperpéntico es nuestro comportamiento, más lecciones damos a los demás. Nunca pensé que Rubiales se atreviera a descubrirnos, utilizando a sus propias hijas, lo que es el “verdadero y el falso feminismo”.
Sí, a veces, la vida se puede hacer larga; sí, a veces, el verano es largo e insufrible. Demasiada prepotencia para no dimitir, demasiadas líneas rojas para no formar gobierno, demasiado agosto de frivolidades, demasiado oportunismo y crispación. ¿Y cómo pasó? Con la misma naturalidad con que se nos ocurre contar que a Jenni le gusta el helado de turrón...
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