El declive acelerado de las mariposas

Las mariposas, consideradas uno de los indicadores más fiables de la salud ecológica, están desapareciendo a un ritmo alarmante en Estados Unidos. Un reciente estudio publicado en Science revela que entre 2000 y 2020, la población de mariposas en el país se ha reducido en un 22%. Esta investigación, la más extensa realizada hasta la fecha, analiza datos de 12,6 millones de mariposas pertenecientes a 554 especies y obtenidos a partir de más de 76.000 encuestas en 35 programas de monitoreo.

El estudio, liderado por el científico Collin B. Edwards y un equipo de 33 expertos, confirma que la pérdida de mariposas es un fenómeno generalizado y alarmante. De las especies evaluadas, 13 veces más están en declive que en aumento. La magnitud del problema pone en evidencia la necesidad urgente de estrategias de conservación para evitar mayores pérdidas.

El termómetro del ecosistema

Las mariposas desempeñan un papel esencial en los ecosistemas. Son polinizadoras clave, forman parte de la cadena alimenticia y contribuyen al equilibrio de los entornos naturales. Su desaparición no solo indica problemas ambientales severos, sino que también pone en riesgo a otros organismos que dependen de ellas directa o indirectamente.

Según el informe, la caída de las poblaciones de mariposas es particularmente grave en el suroeste de Estados Unidos, donde algunas especies han perdido hasta el 90% de su población. Aunque la región del noroeste del Pacífico parece haber mantenido una población estable, este fenómeno se debe principalmente a la proliferación de una sola especie, la Nymphalis californica (tortuga californiana), que ha alterado las tendencias generales.

Causas de un desastre anunciado

El estudio señala que no hay una sola razón detrás de la disminución de las mariposas, sino una combinación de factores. La pérdida de hábitat, provocada por la expansión urbana y la agricultura intensiva, ha reducido los espacios donde las mariposas pueden alimentarse y reproducirse. El cambio climático está desplazando a muchas especies hacia el norte, alterando sus ciclos de vida y reduciendo su éxito reproductivo. Además, el uso de pesticidas, como los neonicotinoides, afecta la supervivencia de larvas y adultos, reduciendo drásticamente las poblaciones. La disminución de plantas hospederas, causada por la deforestación y la urbanización, impacta directamente en la supervivencia de las mariposas, ya que muchas especies dependen de plantas específicas para completar su ciclo vital.

Los científicos piden medidas urgentes

Frente a este panorama, los científicos subrayan la necesidad de tomar medidas urgentes. Entre las estrategias propuestas están la creación de hábitats protegidos, la promoción de prácticas agrícolas sostenibles y la restricción del uso de pesticidas dañinos. Además, el estudio destaca la importancia de la participación ciudadana en programas de monitoreo y conservación, como los jardines de polinizadores y el seguimiento de poblaciones de mariposas.

El declive de las mariposas no es solo una pérdida estética; es un síntoma de una crisis ecológica mayor. Protegerlas significa también salvaguardar la biodiversidad y la estabilidad de los ecosistemas de los que dependemos.