Visto y Oído
Carmen Machi
Relevo en la Casa Blanca
Washington/Las palabras "esperanza", "decencia" y "unidad" resonaron con fuerza en el discurso de investidura del presidente de EEUU, Joe Biden, quien reconoció este miércoles el enorme desafío al que se enfrenta en una alocución que algunos expertos consideraron "mediocre" e incluso "aburrida", pero quizás justo lo que el país necesita.
"Me pareció mediocre, una ensalada de palabras, bien intencionado, pero con muchos conceptos abstractos que no se sostenían", dijo a Efe el profesor de Política de la Universidad George Washington, Michael Cornfield.
Si él hubiera sido su profesor, habría puesto a Biden la calificación de "B", es decir un notable, una nota mejorable para el gobernante que acumula medio siglo de experiencia política y soñó por primera vez con la Presidencia en 1984, cuando perdió las primarias demócratas.
En opinión de Cornfield, lo que EEUU recordará es la llegada a la Vicepresidencia de Kamala Harris, quien se convirtió en la primera mujer, la primera afroamericana y la primera persona de origen asiático en acceder a este puesto. Y también pasarán a los libros de historia las enormes medidas de seguridad con 25.000 militares desplegados en las calles de la capital, así como el mar de banderas estadounidenses que sirvió de sustituto al público y las 17 órdenes ejecutivas que Biden tiene previsto firmar pocas horas después de llegar a la Casa Blanca.
Biden, afirmó Cornfield, nunca ha sido un gran orador: tuvo que superar su tartamudez cuando era niño y suele salirse del guion, pero su fortaleza es la capacidad para aprobar medidas concretas y lograr consensos con el otro bando ideológico, al que tendió la mano.
En una parte del discurso, el demócrata explícitamente prometió que será "el presidente de todos los estadounidenses", un lugar común al que recurrieron todos sus antecesores con excepción de Donald Trump, quien hace justo cuatro años en su discurso de investidura ofreció una visión oscura del país. Entonces, mientras unas nubes negras se cernían sobre Washington, Trump prometió que pondría fin a la "carnicería estadounidense".
Este miércoles, mientras el sol brillaba y, por un momento, caían copos de nieve, Biden tendía puentes para curar las heridas de EEUU y superar las divisiones, personificadas en el asalto al Capitolio del 6 de enero, suceso que conmocionó al país y se cobró la vida de cinco personas.
"¿Sabes? Puede que aburrido sea justo lo que el país necesita", comentó a Efe Steffen Schmidt, profesor de Política de la Universidad de Iowa. "Donald Trump -añadió- nunca fue aburrido, siempre estabas sentado con las manos agarradas muy fuerte esperando a ver qué era lo siguiente. Y creo que el país estaba cansado de eso. Y aburrido puede ser muy bueno".
Aunque su discurso no sea recordado como uno de los mejores de la historia de EEUU, Biden sabe que tiene la oportunidad de marcar un punto de inflexión, tal y como hicieron otros dos dirigentes: Franklin D. Roosevelt (1933-1945), venerado por haber sacado al país de la Gran Depresión, y Abraham Lincoln, (1861-1865), crucial en mantener a EEUU unido durante la Guerra Civil.
Biden comparó el momento actual que atraviesa el país precisamente con ese episodio, que puso en peligro la propia existencia de la nación, y citó al propio Lincoln al prometer que su "alma entera" estará dedicada a la Presidencia, al mismo tiempo que pidió acabar con la "guerra no civil" entre demócratas y republicanos.
Esas palabras suponen un "importante mensaje de tranquilidad" y una señal de que Biden entiende que su cargo como jefe de Estado y comandante en jefe no debe ser un instrumento partidista, dijo a Efe la profesora de la universidad Vanderbilt, Vanessa Beasley, experta en discursos presidenciales. De hecho, destacó Beaslye, Biden señaló que la nación debe estar unida para moverse hacia adelante, pero también defendió el respeto a la "verdad" frente a los "hechos fabricados" y se comprometió a plantar cara a los supremacistas blancos.
Biden prometió que hará frente a cuatro crisis: la pandemia, la violencia racial, la crisis climática y el terrorismo doméstico.
"Ningún presidente ha dado nunca un discurso tan monumental en el contexto de tantas crisis simultáneas como las que afronta ahora la nación", valoró el experto en Ciencia Política de la Universidad de Michigan Aaron Kall, autor de un libro sobre los discursos inaugurales de los presidentes de EEUU
Tradicionalmente, el primer discurso del presidente sirve para propulsar su agenda y su mandato, cuyos 100 primeros días se consideran cruciales por ser tradicionalmente los más productivos. Al final, el legado de Biden no dependerá de este discurso, sino de sus primeros 100 días y de si, como prometió durante la campaña, logra rescatar la atormentada "alma" de EEUU.
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