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Alta tensión en ucrania · más de 14.000 efectivos desplegados
La intervención rusa en Crimea, que Moscú argumenta con la necesidad de ayudar a sus compatriotas amenazados por los "radicales de la revolución" en Ucrania, revela los temores que tiene el Kremlin de perder el control sobre su base naval en Sebastopol, a orillas del Mar Negro.
Precisamente desde el puerto de esa ciudad, Rusia tiene el acceso marítimo más cercano a las costas de Estados miembros de la OTAN como Turquía, Rumanía y Bulgaria. Además, a través del Bósforo, los buques de guerra rusos no tardarían mucho en llegar a las aguas del mar Mediterráneo, donde la flota occidental aumentó su presencia a raíz del conflicto sirio: otro factor de irritabilidad para Rusia, que tiene una base naval en el puerto Tartus de Siria, su último aliado en Oriente Próximo.
Desde que Viktor Yanukovich fue destituido como presidente el 22 de febrero, el ya de por sí frágil estatus jurídico de la base de Sebastopol, alquilada por Moscú hasta 2042, se vio aparentemente amenazado para el Kremlin, que cuestiona la legitimidad de las nuevas autoridades ucranianas, a las que considera radicales ultranacionalistas.
La península de Crimea -territorio ruso regalado a Ucrania en 1954 por el entonces líder soviético Nikita Jruschov- fue reconocida de jure por Rusia como parte de Ucrania tras la caída de la URSS en 1991, pero nunca dejó de ser considerada suya por los rusos.
La misma idea comparte la mayoría de la población rusohablante de Crimea, que tras el estallido de la revolución que destronó a Yanukovich no reconoció a las nuevas autoridades ucranianas y se mostró firme en optar por estar al lado de su vecino, que invirtió millones de dólares en la infraestructura de Sebastopol.
Junto con las regiones de Donetsk y Jarkov, Sebastopol es uno de los baluartes de la resistencia a las nuevas autoridades de Kiev.
En junio de 1995, Rusia consiguió mediante un acuerdo quedarse con el grueso de los buques, tropas de desembarco y aviación de la Flota del Mar Negro con base en Sebastopol para mitigar el litigio que mantuvo con Ucrania por su reparto desde la desintegración de la Unión Soviética. El pacto, alcanzado por los entonces presidentes de Rusia, Boris Yeltsin, y Ucrania, Leonid Kuchma, establecía que Rusia se quedaba con el 81,7% de los buques y Ucrania con el 18,3 restante.
Además, también se acordó que las fuerzas de Rusia y Ucrania tendrían "un emplazamiento separado" y que "la base principal de la Flota del mar Negro de la Federación Rusa y su Estado Mayor se situarán en la ciudad de Sebastopol", lo que significaba la retirada de ese enclave de las fuerzas navales de Ucrania. El documento también establecía que la Flota "utilizará las instalaciones en Sebastopol y otras bases navales, aéreas, de las tropas costeras y objetivos de apoyo logístico, operativo y técnico en Crimea".
Pero sería dos años después cuando Yeltsin y Kuchma firmaron un tratado por el que la base naval de Rusia se declaró "ubicada en Sebastopol" y por el que Kiev cedía a Moscú tres bahías por un período de 20 años y un coste anual de 100 millones de dólares, que serían deducidos de la deuda ucraniana con la Federación Rusa.
En abril de 2010, ya con Yanukovich en el poder, Rusia y Ucrania suscribieron otro acuerdo para prolongar hasta 2042 el alquiler de la base de Sebastopol para la Flota del mar Negro.
A día de hoy, ésta incluye medio centenar de buques de guerra -acorazados, fragatas, submarinos y dragaminas- y casi un centenar de aviones. Según los últimos datos, la base de Sebastopol acoge unos 14.000 efectivos, aunque esa cifra puede ser mayor dado que varias unidades rusas desembarcaron en los últimos días.
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