Macron busca sustituto para Barnier
Sébastian Lecornu, actual ministro de Defensa y fiel al presidente galo, aparece como el mejor colocado para sustituir al primer ministro
Le Pen se sumará a la moción de la izquierda y tumbará al Gobierno francés
París/El presidente de Francia, Emmanuel Macron, da ya por descontado que su primer ministro, Michel Barnier, caerá este miércoles víctima de una moción de censura y los medios galos aseguran que, desde Arabia Saudí, donde efectúa una visita de Estado, está ya buscando sustituto.
Mientras los llamamientos a la "responsabilidad" de los ministros parecen caer en terreno yermo, los representantes de la izquierda y, sobre todo, la lideresa de la extrema derecha, Marine Le Pen, confirman lo adelantado la víspera: Barnier será el primer ministro más breve desde la Segunda Guerra Mundial.
El "caos" y la "inestabilidad" que auguran desde el Ejecutivo, la "tempestad" financiera que se abate sobre Francia, cuya prima de riesgo se codea con la de Grecia, no han convencido a la oposición de cambiar de posición.
El propio primer ministro acudirá esta noche a las dos cadenas más vistas de la televisión, la privada TF1 y la pública France 2 para, en horario de máximo audiencia, lanzar una última llamada de auxilio, cuando parece que su suerte está echada.
Antes, tuvo una penúltima intervención ante los diputados, durante la sesión de control del Gobierno, en la que, lacónico, aseguró que si su Ejecutivo cae "todo será más difícil, más grave".
Barnier llegó a la jefatura del Gobierno tras dos meses de impás político y otro de conversaciones en el Elíseo hasta que el presidente optó por el perfil del veterano exnegociador del Brexit como única forma de reconciliar a las tres familias políticas que se sientan a partes casi iguales en la Asamblea surgida de las legislativas de julio pasado.
Rechazado desde el primer momento por la izquierda, que reclamaba el puesto para uno de los suyos al tener más diputados que los otros dos bloques, el conservador moderado contaba con el aval vigilante de Le Pen que, sin embargo, no ha soportado la prueba del primer gran texto presupuestario.
Macron en el centro de la escena
Pero la química entre Barnier y Macron no fue nunca fluida y, según publica el vespertino Le Monde, el presidente descubría los proyectos del Gobierno al leer la prensa.
El primer ministro rompió, además, con uno de los principios del macronismo, el de mantener al mínimo los impuestos empresariales como auténtico motor de la economía.
El presidente fue abandonando la escena nacional en favor de la internacional y, símbolo de ello, es que Barnier le informó de su intención de exponerse a una moción de censura cuando volaba en el avión presidencial camino de Riad.
Ahora tendrá que regresar a la escena nacional y con poco margen de maniobra, por lo que tendrá que actuar con urgencia. Pero según varios medios, Macron lleva días valorando sus opciones.
Entre los nombres que se bajaran, el que suena con más fuerza es el del actual ministro de Defensa, Sébastian Lecornu, que es el único que lleva en el Gobierno desde que Macron accedió al Elíseo en 2017.
Fiel entre los fieles del presidente, suma la ventaja de que cuenta con cierta mirada favorable de Le Pen, lo que puede servir para lograr los pactos que Barnier no ha sabido conseguir.
Lo mismo que el veterano centrista François Bayrou, que es otro de los candidatos al puesto, lo que culminaría una abultada carrera política en la que ha sido varias veces ministro y candidato al Elíseo.
Comparte con Le Pen su imputación en un caso de financiación ilegal de partidos con fondos del Parlamento Europeo, de la que fue absuelto por falta de pruebas, y el hecho de ser favorable a un sistema electoral más representativo.
Por contra, cada vez pierde más peso que el presidente nombre a un primer ministro procedente de la izquierda.
El socialista Bernard Cazeneuve, que ya ocupó el cargo seis meses en el último tramo de la presidencia de François Hollande, ya sonó en septiembre pasado, pero ni siquiera su partido, enrolado en la alianza de izquierdas con comunistas, ecologistas y, sobre todo, melenchonistas, acogió la idea con entusiasmo.
Otra opción es apostar por el actual ministro del Interior, Bruno Retailleau, representante del ala más dura y conservadora de la derecha tradicional, que comparte ideas con Le Pen en temas de inmigración y seguridad.
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