Adiós al Caballo Blanco, todo un símbolo del turismo portuense
Los trabajos de demolición del edificio se iniciaron ayer, poniéndose fin a la situación de creciente deterioro que presentaba el inmueble desde hace ya varios años
El puerto/La empresa propietaria del antiguo hotel Caballo Blanco comenzó ayer las labores de demolición del edificio, un inmueble que durante muchos años fue uno de los emblemas turísticos de El Puerto de Santa María y de la Bahía pero que desde su cierre había ido sumiéndose en el más absoluto abandono.
Fue a finales del pasado mes de diciembre cuando el Ayuntamiento concedía la licencia para la demolición de las instalaciones, que presentaban un estado de deterioro tal que hacía peligroso mantener en pie el edificio.
El concejal de Urbanismo, Ángel Quintana, señalaba ayer que con estos trabajos "se da el primer paso para adecentar la zona, porque su demolición va a permitir la recuperación de este emblemático enclave que estaba siendo objeto de saqueo y actos vandálicos".
El responsable municipal de Urbanismo cree que esta demolición abre la puerta a nuevos planes municipales para esta zona, "lo que siempre ha sido una prioridad de este Gobierno para recuperar la ciudad que El Puerto fue".
La licencia para la demolición de las instalaciones se aprobó a finales del pasado año tras la solicitud presentada por la empresa propietaria del edificio, a la que se había requerido en diversas ocasiones el adecentamiento, limpieza y cierre de los huecos de las construcciones ante el riesgo de insalubridad y peligro que presentaban las dos construcciones existentes.
Fue en el año 2006 cuando el popular establecimiento hotelero cerró sus puertas, después de haber estado funcionando desde el año 1962. En un principio la intención de la propiedad fue remodelar las instalaciones y reabrir el hotel, al que se iban a sumar nuevas instalaciones como una zona comercial, pero las dificultades administrativas primero para impulsar el nuevo proyecto y la crisis, que se cebó entonces con el sector de la construcción y de las inmobiliarias, terminaron por dejar al Caballo Blanco cerrado y sin perspectivas. Así, lo que había sido un emblema del turismo local -que en los años ochenta fue totalmente reformado y modernizado, recibiendo incluso el Premio a la Promoción Turística del Ayuntamiento- se fue deteriorando poco a poco, hasta que fue pasto del vandalismo y víctima de las visitas de intrusos que primero comenzaron a destrozar lo que encontraban a su paso por mera diversión, para después ser prácticamente saqueado, desapareciendo de las instalaciones todo aquel material que pudiera tener algo de valor.
No fue hasta el año 2016 cuando el Ayuntamiento portuense, siendo Antonio Fernández concejal de Urbanismo, impuso la primera multa a la propiedad por el deterioro de las instalaciones, obligando a la empresa a ejecutar el cerramiento del edificio. Finalmente, no obstante, y dado el pésimo estado del inmueble, los técnicos municipales aconsejaron su derribo por considerarse ruinoso el estado de la construcción.
Un triste suceso como despedida
Las últimas jornadas del edificio del Caballo Blanco no han podido ser más tristes. A la pésima situación del inmueble, que traía a los vecinos por el camino de la amargura desde hace años por su situación de peligro e insalubridad, hubo que sumar además hace escasas fechas una violación que se produjo entre las ruinas del inmueble, agresión sexual por cuya comisión su presunto autor ya ha sido detenido y se encuentra en prisión.
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