Antonio Sanz cede la presidencia provincial del PP a Ana Mestre

Había anunciado que dejaría el cargo por no poder compatibilizarlo con una de las viceconsejerías más potentes. Es sustituido por una persona de confianza de Juanma Moreno.

Antonio Sanz, siendo aplaudido por sus compañeros de partido tras anunciar su renuncia / Jesús Marín
Pedro Ingelmo · Vídeo: Jesús Marín

13 de julio 2019 - 13:06

Fue una solución intermedia. Antonio Sanz, una institución del PP de Cádiz, dejó ayer su tercera etapa como presidente del PP de Cádiz y no cedió el testigo a quien lo reclamó durante mucho tiempo, Pepe Ortiz, el alcalde de Vejer, y casadista de primera ola.

Tampoco a los jerezanos de su absoluta confianza, María José García-Pelayo o Antonio Saldaña. La designada fue Ana Mestre, delegada de la Junta en Cádiz, persona de máxima confianza del presidente de la Junta Juanma Moreno, no adscrita a las filas de Pablo Casado, pero tampoco sospechosa de nada. Un valor del PP que, por su carácter, casa con todo y cae bien a todo el mundo. Nadie, ni en su partido ni en un contrario, puede estar en contra de Ana Mestre. Una solución con la que todas las facciones se sienten cómodas.

“Siempre he hecho lo que debo, porque hacer lo que quiero es más fácil”, dijo Sanz en una despedida que nadie entendió como tal. Él mismo lo dijo: “Os prometo que no voy a volver porque no me voy, nunca he abandonado el barco en política y ahora mucho menos”.

Ha señalado que “hubiera cumplido el primer día” con lo que dijo de dejar el cargo tras ser elegido viceconsejero, “pero mi responsabilidad ha sido siempre garantizar la estabilidad y el trabajo del partido, especialmente cuando nos encontramos en procesos electorales. Entonces, y así se me indicó, no era el momento”, ha afirmado.

Sanz deja su puesto “libremente y sin que nadie me lo haya pedido, exigido o recordado, cosa que agradezco, considero que es la decisión correcta. Porque cuando alguien da todo de sí, nadie me puede pedir más. Hago lo que debo y cumplo con lo que dije”. Nada más ser nombrado como viceconsejero de Presidencia, responsable de numerosas áreas, Sanz dijo que abandonaría sus responsabilidades de partido. No es la primera vez que lo hace y siempre había dejado en su puesto a personas de su confianza, al punto que nunca tuvo problemas para regresar. A día de hoy, pese a que existe un sector crítico que demandaba un recambio generacional tras los malos resultados electorales, Sanz sigue siendo el hombre fuerte del PP en la provincia. La ‘minirevuelta’ del casadismo se ha ido diluyendo con el tiempo y el PP mostró ayer en la escenificación de esta renuncia, en el Parador de Cádiz, la imagen de unidad que es el patrón en esta formación política.

En su discurso no faltó el acto de contrición, aunque no se sabía muy bien dirigido a quién: “He cometido errores y he podido no acertar en las personas, pero es ley de vida que el que más decide es el que más se equivoca. Pido perdón al que con esos errores haya podido causar algún tipo de daño, pero aseguro que solo entiendo la política de una manera, con lealtad, con servicio y con sacrificio”.

Sanz ha asegurado que no piensa pedir perdón por llevar más de 30 años de “servicio público”, porque cree en la política y en los políticos. “No puedo aceptar aquellos que opinan que solo valen los que llegan a la política ahora o los que tienen 25 años, porque en la política se sirve con 50, 60, 30 o 20 años, porque son el reflejo de la sociedad”, ha manifestado, que ha añadido que “los buenos políticos no se miden por su edad, se miden por su capacidad, por su entrega y por su ética. Que nadie alimente errores que nos llevaría al desastre”.

Además, ha pedido a los suyos “garantizar” sus independencias “frente a cualquier tipo de poder, especialmente la de los falsos independientes, que son los menos independientes, y de aquellos poderes fácticos que amparados en las redes sociales o digitales dan lecciones sin haber dedicado ni un solo minuto a la tarea del partido, ni siquiera ser militante del partido”.

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