Antonio Tejón, el líder del clan que quiso convertirse en cártel
Juicio a Los Castaña
Junto a su hermano Francisco fue subiendo en el escalafón hasta convertirse en el principal narcotraficante de hachís del Estrecho
Quiénes son los Castañas y cómo se iniciaron en el mundo del narcotráfico
La Fiscalía sostiene que el clan de Los Castaña es el que más cerca ha estado de construir un cártel a imagen y semejanza de las organizaciones existentes en México o Colombia. De hecho, hubo un tiempo que Pablo Escobar hizo de su país un narcoestado, y algo similar ocurrió durante años en México, cuando hasta políticos de las más altas esferas estaban en nómina de los grandes señores de la droga. Los hermanos Tejón aspiraban a algo similar. Pero España no es México.
Según cuentan guardias civiles que han combatido muy de cerca el tráfico de hachís en el Estrecho, Antonio Tejón y su hermano Francisco sólo contrataban a personas de confianza, en su mayoría familiares o gente cercana a sus mujeres. Partiendo de la nada, de los pequeños robos en farmacias o supermercados, fueron subiendo en el escalafón hasta codearse con el Messi del hachís, que fue quien les introdujo en un negocio que llegaron a dominar con mano firme, hasta el punto de exigir un peaje a otras bandas por alijar en playas que consideraban su territorio.
En ese intento de extender sus tentáculos, Antonio, menos ostentoso y exhibicionista en sus redes sociales que su hermano Isco, compró un chalet junto al río Guadarranque con su propio narcoembarcadero. La actividad del clan fue frenética hasta su caída, pero vivió su momento de máximo esplendor entre 2014 y 2016, cuando agentes de la Udyco calculan que llegaban a realizar hasta cuatro y cinco envíos de varias toneladas de hachís al día. Teniendo en cuenta que cobraban 300 euros por cada kilo alijado, una goma con tres toneladas de hachís les reportaba casi un millón de euros. Si metían cuatro al día... La suma es tan fácil como escalofriante. Además Antonio era buen pagador. Puntual y generoso. Eso, y lo hermético de su organización, hicieron muy complicado detenerlo.
En la concienzuda investigación para dejar al descubierto la trama creada para blanquear el dinero proveniente del narcotráfico, se asegura que tanto sus mujeres como otros familiares colaboraron activamente. En su libro ‘Costo’, el periodista Andros Lozano asegura que a la primera mujer de Antonio le tocó seis veces la lotería en solo un mes: 299.000 euros. En diciembre de 2014 cobró cuatro premios de 24.500 euros en sorteos de la ONCE. Al mes siguiente, dos premios gordos de la Navidad: 201.000 euros. Con ese dinero compraba propiedades inmobiliarias.
Otra de sus parejas vivía en un chalet alquilado en Sotogrande y gastaba grandes sumas de dinero al día en Puerto Banús en ropa, joyas y bolsos de más de 3.000 euros. Una vida de mujer de estrella de fútbol pero gracias al hachís.
Antonio y su hermano Isco compraron tierras, sociedades, clubes, empresas... Eran los buenos tiempos, hasta que llegó la caída, las persecuciones, la dura vida en la clandestinidad y la detención de Antonio y de su mujer en una cafetería de Tetuán. Fueron encarcelados en una prisión marroquí y tuvieron que pagar por protección, aunque Antonio sabía que España pediría su extradición. Pero, cosas que pasan, la petición llegó fuera de tiempo. Antonio y sus familiares cruzaron de nuevo el Estrecho en una lancha y se escondieron donde más se les quería, en La Línea. Allí también había vuelto Isco, el hermano mayor. Todo parecía tranquilizarse hasta que Antonio se tropezó con una pareja de guardias civiles. Escapó por las azoteas pero el cerco se fue cerrando hasta que el centenar de policías desplegado por sus dominios consiguió localizarlo en la casa la madre de dos de sus siete hijos reconocidos, junto a la playa de La Atunara. Donde más seguro que se sentía.
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