Auxiliar de ayuda a domicilio, una labor al alza que necesita de más profesionales

El servicio de ayuda a domicilio en la provincia, un servicio esencial en clave femenina

'Diario de Cádiz’ y Clece organizan una jornada técnica en Chipiona sobre el futuro de este importante servicio, que cada vez demanda una mayor parte de la población

La Junta de Andalucía ultima una nueva orden que pone las nuevas bases de esta prestación

Una imagen de la mesa redonda sobre el servicio de ayuda a domicilio, en las jornadas celebradas en Chipiona. / Miguel Ángel González

Chipiona acogía esta semana las jornadas técnicas ‘Ayuda a domicilio, un servicio esencial en clave femenina’, organizadas por Diario de Cádiz junto a la empresa Clece, unas jornadas que han contado con la participación de la Diputación provincial de Cádiz y la colaboración del Ayuntamiento chipionero.

Con un aforo completo al que asistieron trabajadoras del sector y representantes institucionales de toda la provincia, el plato fuerte de la tarde fue una mesa redonda en la que participaron cuatro expertas en la materia, que arrojaron luz sobre los retos que afonta este servicio y el futuro que tiene por delante.

Las invitadas fueron Ana Muñoz, responsable de Servicio Sociales Comunitarios de la Diputación de Cádiz; Susana Vázquez, trabajadora Social UTS y coordinadora de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Chipiona; Paula Sepúlveda, directora de la Sede de la Facultad de Ciencias del Trabajo en Jerez y profesora del área de Trabajo Social y Servicios Sociales de la Universidad de Cádiz; y Verónica Plata, coordinadora técnica de Servicios Sociales de Clece en la Dirección Regional Sur.

La mesa redonda estuvo moderada por el subdirector de Diario de Cádiz, Francisco Sánchez Zambrano.

Numeroso público siguió el desarrollo de la jornada en el hotel Chipiona. / Miguel Ángel González

El punto de partida para la mesa redonda fue la creciente necesidad de un servicio que cada vez es más demandado, ya que las personas, cada vez en mayor medida, quieren envejecer en sus propias casas, contando para ello con la ayuda puntual necesaria para las distintas tareas domésticas.

Uno de los retos del futuro de la ayuda a domicilio es darle visibilidad a este sector al alza y apostar por su profesionalización, teniendo en cuenta que hasta hace pocos años apenas contaba con regulación y accedían al mismo fundamentalmente mujeres sin formación específica con las que se perpetuaba el rol femenino de la atención a los cuidados.

En estos momentos la Consejería de Igualdad de la Junta de Andalucía avanza en la nueva Orden del Servicio de Ayuda a Domicilio, un documento que está sufriendo retrasos y cuyo borrador ya está ultimado, a falta de resolver algunas cuestiones relacionadas, fundamentalmente, con los aspectos económicos del servicio.

Hay un grave problema de falta de profesionales en todo el país

Las ponentes ofrecieron algunos datos que dan una idea de la importancia de este servicio en Andalucía, como que esta comunidad autónoma supone casi la mitad de los usuarios de ayuda a domicilio de todo el país. Para esta enorme demanda hay, sin embargo, una gran falta de profesionales, ya que en estos momentos solo se oferta un grado de Formación Profesional en algunos institutos para los jóvenes que terminan la Educación Secundaria Obligatoria. “Hay muy pocos jóvenes que quieran estudiar dos años un módulo de atención sociosanitaria en el domicilio”, señalaba Verónica Plata, quien apostó por hacer atractiva esta salida profesional que va en la línea de duplicar su demanda en los próximos años.

Ana Muñoz, por su parte, también incidía en que la nueva orden de la Junta se va a encontrar con el problema de la falta de auxiliares, en un campo que paradójicamente supone un enorme nicho de mercado. “Necesitamos ser un cuerpo profesional completo, somos las manos en un proyecto de intervención, los que hacemos el trabajo de campo”, recordó.

En el caso de la provincia de Cádiz Susana Vázquez explicaba que en los municipios más pequeños apenas hay opciones de formación para la ayuda a domicilio, y las que hay pasan por salir de la provincia o cursar una formación profesional on-line, demandando “más opciones de formación para los nuevos retos asistenciales”.

En la provincia trabajan en estos momentos unos 2.000 auxiliares de ayuda a domicilio y la gran mayoría son mujeres, representando los hombres apenas un porcentaje de un 1,48%. “Hace mucha falta que los hombres entren en este servicio”, decía Ana Muñoz, y superar el estigma que arrastra de ser un gremio poco considerado.

Sin duda en el hecho de que sea una profesión muy feminizada influye el peso cultural y la tradición que se arrastra sobre todo en el ámbito rural y en las poblaciones pequeñas, que ven este tipo de cuidados como “cosa de mujeres”. De hecho, a lo largo del debate salió el tema del rechazo que algunos usuarios mayores presentan a la hora de ser atendidos por un hombre. Como dijo Paula Sepúlveda este lastre cultural es algo que hay que superar “y todos debemos involucrarnos, es una responsabilidad de todos y hay que normalizar que los cuidados no son solo cosa de mujeres”.

La vinculación afectiva entre auxiliares y usuarios, un asunto que hay que delimitar

Volviendo a la nueva orden que se prepara en Andalucía, que plantea mejoras para el futuro del servicio, se habló de la dificultad de conjugar las jornadas de las trabajadores, muy fragmentadas en la mayoría de los casos, con los deseos de los usuarios de ser atendidos siempre por una misma persona. Como explicó Verónica Plata “los pliegos de condiciones muchas veces valoran el que no haya cambios de auxiliares, pero es algo muy difícil de encajar. Hay que saber que la ayuda a domicilio cubre una parte de las necesidades, pero las personas de referencia de los usuarios son un apoyo necesario, y hay que decírselo”.

Susana Vázquez también apuntó la necesidad de equilibrar la ayuda a las personas que acceden al servicio a través de la Ley de Dependencia y los planes de prestaciones básicas que ofrecen los ayuntamientos, donde la estabilidad de las trabajadoras es muy importante. “Hay que fomentar que se equiparen ambos servicios”, pidió, obteniendo el aplauso de las asistentes.

Ana Muñoz anunció que la orden de la Junta está ya bastante cerrada, aunque hay un problema grave en lo referente a la financiación, con una guerra por determinar un precio por hora más justo que el actual. “Hay que tener en cuenta también los costes añadidos, como los desplazamientos, materiales, formación horas extra...la orden está atascada. Debe prevalecer el derecho de los usuarios y su protección, pero equilibrar esto con la mejora de la calidad de vida de las auxiliares en materia de estabilidad, derechos y remuneración. Es un equilibrio difícil”, reconoció.

En cuanto al precio por hora del servicio, para el que se reclama un aumento considerable con respecto a la situación actual, se entiende que debería ser materia del convenio colectivo.

El documento que ultima la Junta aporta también otras novedades como la inclusión de protocolos o la eliminación de agravios comparativos entre diferentes localidades, aclarando y detallando las competencias y actuaciones del servicio.

La propuesta del nuevo borrador plantea un servicio más centrado en las personas usuarias, con un proyecto de intervención social.

“Los cuidados son responsabilidad de todos, nos tenemos que involucrar”

Otro de los asuntos que se abordó en la mesa redonda fue el de los vínculos emocionales que se establecen entre personas usuarias y auxiliares, en una profesión que se desarrolla en domicilios particulares y que a veces da lugar a estrechos vínculos en los que a veces pueden producirse excesos. Ana Muñoz apostó por la empatía, “pero manteniendo la distancia adecuada con los usuarios, ya que si se traspasan ciertos límites se crea una dependencia que no es buena”.

Verónica Plata, por su parte, coincidió en que “el vínculo emocional es necesario, pero la relación entre usuario y auxiliar no debe ser simétrica, la auxiliar tiene que saber poner límites en los momentos adecuados”.

Susana Vázquez coincidió en que, al formar la auxiliar parte del entorno del usuario, se crea una conexión pero añadió que “hay que hacer un esfuerzo por encontrar el límite, y a veces es delicado”. Para eso los ayuntamientos deben hacer programas a medida de cada usuario y de su entorno y adaptar a ellos el servicio.

Paula Sepúlveda, finalmente, advirtió del riesgo de que las profesionales "se quemen si esos límites no están claros".

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